Montserrat Vidal García lleva varias décadas dedicada a las palabras, a la riqueza de este lenguaje nuestro que no conoce fronteras. A través de su empresa La Sabika Taal, que este año cumple su sexto aniversario, Montserrat ha asesorado a cientos de padres y ha ayudado a muchos niños en el desarrollo lingüístico del español, un largo proceso en el que se combinan la psicología y la logopedia; la creatividad y la evidencia científica; la amistad y la calidad profesional. Porque durante sus clases amenas y divertidas, Montserrat desarrolla un vínculo con sus alumnos a través del cual estos se encariñan con el idioma y desean practicarlo, aportando una cercanía que no ha logrado romper la pantalla de las clases online.

Hace tres años Gaceta Holandesa realizó una primera entrevista en la que nos desvelaba las claves para entender el cerebro de un niño bilingüe o multilingüe y los mitos en torno al desarrollo lingüístico en su etapa temprana. Nos abrió los ojos al decirnos que la simple exposición al idioma no garantiza que el niño lo hable, y que hay más factores que influyen como el vínculo emocional con la otra persona o la utilidad que para el niño tenga hablarlo. Explicó las diferencias entre el bilingüismo simultáneo y sucesivo, y a los padres nos aconsejó que seamos creativos, pacientes y muy juguetones con nuestros hijos. En esta nueva entrevista Montserrat responde a las preocupaciones actuales de muchos padres hispanohablantes a quienes la pandemia ha trastocado su rutina diaria y la comunicación familiar. Aunque a primera vista las consecuencias de estos cambios puedan parecer perjudiciales, no es así: con un buen asesoramiento y muchas ganas, los resultados positivos y beneficiosos están al alcance de todos.

¿Cómo ha sido este último año para ti Montse?
A nivel personal ha sido difícil, como para todo el mundo, y profesionalmente han sido unos meses de autoformación y de adaptación. El año pasado La Sabika Taal cumplió cinco años y aunque no pudimos celebrar nada, el aniversario fue una buena ocasión para preguntarle a mis clientes por su experiencia conmigo. Los resultados de la encuesta fueron muy positivos: obtuve una respuesta muy gratificante y tremendamente útil que me ha servido para desarrollar nuevas ideas y tener un registro más claro del crecimiento de la Sabika Taal. Además, mis clases han pasado de ser principalmente presenciales- salvo en casos puntuales en los que las familias vivían lejos- a ser solamente online. Trasladar a la pantalla toda mi actividad fue un trabajo arduo, pero ahora tanto las sesiones con los padres o sus hijos como los talleres con profesores de español las imparto así y aunque es muy diferente, funciona bien.

¿Qué diferencias principales encuentras?
Las reglas del juego no tienen nada que ver. El año pasado todos tuvimos que aprender a movernos en este nuevo medio y, en mi campo, docentes como yo lo logramos gracias a la labor pionera de los profesores de educación primaria durante los meses de confinamiento. Al principio hubo mucho de ensayo y error y poco a poco fuimos haciéndonos a nuestras estrategias, a lo que funciona. Ya tengo todos los programas completamente estructurados y sé cómo guiar a cada niño.

El mayor reto es el de mantener a un pequeño de 3 o 4 años entre 45 minutos y casi una hora interactuando a través de la pantalla y ser capaz de traerlo de vuelta si se despista. Para lograrlo, en el programa he elaborado unas pautas que le transmito a los padres y que ayudan mucho. Por ejemplo, les pido que la conexión no la hagan nunca a través del móvil, sino con una pantalla de ordenador, donde puedan verme bien. Construyo la misma relación cercana que si fuese presencial por lo que si cuando estaba en su casa, al comienzo de la sesión, mientras yo hablaba con su hijo los padres estaban ahí para inspirar confianza y después se iban, al hacerlo online les pido lo mismo. Si antes a las clases presenciales me llevaba mi maleta llena de bártulos para enseñarle jugando, ahora los sigo teniendo a mi lado y aprovecho el factor sorpresa que me brinda la pantalla. La clave es que el aprendizaje siga siendo emocionante.

Por otro lado, las clases online ofrecen otras ventajas como la posibilidad de grabarlas, de tal forma que al hablar con los padres puedo mostrarles este material para analizar y comentar mejor la evolución de su hijo. Esto lo agradecen mucho y además pueden poner en práctica más fácilmente lo que yo hago en clase, participan más en todo el proceso.

Para las sesiones que imparto únicamente a los padres, cuyos hijos no participan porque todavía son bebés, la flexibilidad de horarios que ofrece internet es una gran ventaja. Antes de este cambio me habría sido imposible desplazarme a otra ciudad después de cenar para impartir la clase, pero ahora nos conectamos en un momento y podemos realizarla sin ningún problema.

En cuanto a su eficacia, ¿es equivalente a la de las clases presenciales?
Todos los niños se están beneficiando de esta formación y la experiencia está siendo muy positiva. Dicho esto, es muy difícil valorar si la eficacia es exactamente la misma que con las clases presenciales, porque cada niño es un mundo. Basándome en los parámetros que suelo utilizar, como el grado de satisfacción de los padres, del niño, y la evolución que experimenta en el aumento de su vocabulario, mejora de la pronunciación y mayor uso del idioma, puedo decir que las clases online funcionan bien. Para que estas clases sean eficaces es fundamental entablar una relación casi de amistad con el niño. Y esto online es más complicado. Pero se consigue.

Al expresarnos delante de la pantalla, nuestra forma de comunicación cambia, gesticulamos menos con el resto del cuerpo y puede que modulemos la voz de manera diferente. ¿Cómo influye esto a la hora de enseñar o de trabajar con un idioma?
Es por todo esto por lo que creo, como decía antes, que las particularidades de una clase online difieren mucho de las de una presencial. Cara a cara podemos hablar durante un período más largo de tiempo que si lo hiciéramos online. Si en una videollamada gesticulamos demasiado con nuestras manos, estas pueden despistarnos más fácilmente del mensaje que estamos transmitiendo con nuestra voz, porque no hay entorno, no hay contexto espacial alrededor del cual integrar esta comunicación corporal. Si nos tapamos la boca cuando hablamos por zoom, no se nos oye bien. No cabe duda de que la comunicación por videollamada es más estática, más lenta, menos dinámica y más intensa que la comunicación cara a cara. Todo ello implica una carga mental adicional. Esto influye tanto en la clase que es por ello por lo que un programa muy detallado y bien elaborado es fundamental. En mis clases el niño no está sentado todo el rato: nos levantamos, cantamos, bailamos, vamos y venimos por la habitación, todo ello sin perder la atención, aunque no nos veamos constantemente.

La varita con la que Montserrat hace magia con las palabras. © Photobrand


¿Querrás mantener la clases online en el futuro?

Al principio las vi realmente como una salida de emergencia, como el sustituto obligatorio a las clases presenciales. Pero a medida que el tiempo pasa me he dado cuenta de que combinar las dos opciones puede dar más frutos, y de que la pantalla puede ser un recurso muy válido en algunos casos. Pero repito, para que este recurso de la videollamada salga bien, necesito la cooperación de los padres, sobre todo durante los primeros meses. Sin ellos es imposible.

¿En qué se diferencian los talleres y sesiones que impartes?
En las sesiones individuales mis clientes son personas que están educando a sus hijos en un entorno bilingüe o multilingüe, por lo que mi labor se centra en ofrecer estrategias y pautas para el desarrollo lingüístico más enfocadas en la crianza, en la vida diaria familiar. Con algunos empezamos desde que su hijo tiene apenas un año, por lo que al principio realizo mi trabajo exclusivamente con ellos y más adelante comienzo a impartir clases de estimulación del lenguaje directamente con el niño, cuando ya tiene unos tres años. Me adapto al nivel lingüístico, a los gustos del niño, y a partir de ahí construyo una relación donde las condiciones para el aprendizaje son las óptimas. Esto es especialmente importante en los casos más complicados. Se trata de una atención personalizada orientada a las necesidades y a la dinámica familiar.

Por otro lado, cuando trabajo en grupo con familias, a través de talleres o charlas, se produce un aprendizaje cooperativo: todos se nutren y se enriquecen con las experiencias y el conocimiento de los demás participantes. Aunque suele quedar poco espacio para atender las situaciones personas, es muy enriquecedor.

Los talleres que imparto a profesionales son muy distintos: les doy una base teórica más amplia a través de la cual pretendo aportarles un buen bagaje sobre la importancia que tiene el contexto cultural e intercultural de sus alumnos en su proceso de aprendizaje del castellano. Los docentes de español que conozco están en continua formación y tienen un gran interés por buscar nuevas formas de enseñar, siempre se han mostrado muy abiertos a adquirir conocimientos de otras áreas como la psicología o la logopedia, y son unos fuera de serie. Cuando arrancó La Sabika Taal no estaba entre mis objetivos el formar a profesores de castellano como lengua extranjera o lengua de herencia. Aunque siempre he trabajado formando a otros compañeros, esta otra faceta era nueva para mí. Pero me contactaron desde el Instituto Cervantes y otros centros como la sección de español de Levende Talen para preguntarme si estaba interesada y me pareció una gran oportunidad.

¿Percibes una preocupación creciente de los padres en la adquisición del lenguaje de sus hijos?
Tengo la impresión de que el bilingüismo despierta cada vez un mayor interés, o al menos lo que sí percibo es una mayor predisposición de los padres a tomar partido, a estimularlo, a no dejarlo estar. Pero en el fondo creo que los padres de hoy en día se preocupan igual que los de antes. La única gran diferencia es que ahora tienen muchos mecanismos para reaccionar ante eso; a través de internet pueden buscar ayuda, acceden a toda la información que necesitan y en seguida encuentran a profesionales como yo que comprenden su situación y se ponen manos a la obra.

Cuando llegan a los Países Bajos, la mayor parte de las familias no hablan neerlandés y muchos de los padres empiezan trabajando en inglés, por lo que desconocen no solo el sistema educativo holandés, sino también el idioma en el que su hijo se inmersa casi inmediatamente. Es una situación complicada, sin duda, y es habitual realizar comparaciones con nuestra propia experiencia y presunciones incorrectas. El miedo a perder el español, las dudas sobre cómo pillarán el holandés, es muy lógico que todo esto les preocupe porque al final tiene que ver con nuestra identidad y con nuestra integración aquí. A veces los padres necesitan también otro tipo de ayuda, más en la línea del coaching infantil, y me realizan consultas sobre otras áreas del desarrollo. Gracias a mi formación y experiencia puedo prestar este apoyo y a ellos les alivia poder hablar conmigo en español.

En el último año, muchos de los que vivimos aquí hemos tenido un menor contacto con nuestro país de origen, los niños han visto menos a sus abuelos y el español no se ha refrescado tanto al no poder pasar largas vacaciones en España. En cuanto a la adquisición del lenguaje se refiere, ¿son las videollamadas frecuentes un buen sustituto a esta experiencia vital en el país de origen?
En efecto para la mayor parte de las familias que vivimos en Holanda, el grueso de la estimulación del español se produce con las visitas al país de origen. En estos meses no ha podido ser así. Quizás esto ha permitido que seamos conscientes de que la adquisición del lenguaje no debe centrarse en ese mes de práctica intensiva sino que debe ser un proceso continuo, diario y constante. Se tienen que usar todos los recursos posibles, regándolo poco a poco para que crezca y se desarrolle bien: visitar a los abuelos es fundamental por muchas otras razones y el vínculo emocional con la lengua también es crucial, pero no debe ser la única estrategia, la única solución para que nuestro hijo hable español. Pasar las vacaciones con los abuelos puede sustituir a un año de clases particulares pero hay que tener en cuenta que el vocabulario también es estacional – hay palabras que solo usamos en invierno – y que los lazos afectivos, para que se mantengan fortalecidos, deben cultivarse durante todo el año.

En cuanto a las videollamadas con los familiares: los abuelos hacen todo lo posible por mantener la conexión con los nietos; si bien nada va a sustituir a sus achuchones, como recurso lingüístico la videollamada es fantástica. Depende también de la edad de los niños. Si tiene cinco años apenas permanecerá más de diez minutos conversando, pero con algo de entrenamiento y asesoramiento por mi parte, se pueden aprovechar más estas llamadas.

Desde que estalló la pandemia, muchos padres trabajan más desde casa lo que puede favorecer la práctica del idioma materno si este no es el del entorno. ¿Has notado un cambio en la adquisición del español de los niños cuyos padres teletrabajan?
Ya se está investigando qué impacto pueden haber tenido los meses de confinamiento en el desarrollo lingüístico de los niños multilingües, aunque todavía no hay datos concluyentes. En mi experiencia profesional he visto dos tendencias: conozco niños cuyo español ha florecido gracias a haber estado más expuesto al español en casa pero también he visto el caso contrario, el de niños en los que, a pesar de haber reducido su exposición al neerlandés y pasar más tiempo con padres hispanohablantes, este desarrollo no se ha dado. De este último grupo es del que he recibido el mayor número de llamadas en los últimos meses, de padres sorprendidos y algo preocupados de que su hijo no mejorara el español. Y esta especie de experimento social que nos ha tocado vivir ha demostrado una teoría que psicológos especializados en el lenguaje llevábamos tiempo defendiendo: la de que pasar tiempo hablando con alguien es importante para adquirir un idioma, pero no es suficiente. A los padres siempre les digo que tienen que hacer que su hijo «se enamore» del español, transmitiéndoselo de una manera emocionante, con la chispa necesaria para que ellos, al final, elijan libremente hablarlo. Porque los niños necesitan un idioma para interactuar con el mundo que les rodea, esa es la función esencial. Si en su entorno el español no les ayuda a transmitir nada que no podrán decir en otro idioma, si no les entusiasma o divierte, acabaran por no usarlo.

¿Qué les dirías a los padres que se preocupan porque sus hijos no hablan español, su lengua?
Este año me han contactado muchos padres por esto y el mensaje que les transmito es «vamos a ocuparnos en vez de preocuparnos». Les pido que intenten adaptar su vida para crear las condiciones que permitan que su niño adquiera las bases del idioma. En este esfuerzo hay que ser creativos, esto es fundamental para atraer a los niños. Y si están preocupados, les aconsejo que no se queden con la duda y que se atrevan a preguntarme. A veces con un par de detalles la situación cambia.

Tu empresa ha cumplido seis años y como psicóloga especializada en bilingüismo llevas media vida, ¿ qué lecciones te llevas de una experiencia profesional tan dilatada?
De todos estos años tratando todo tipo de casos y conociendo muchas familias diferentes la lección principal que me llevo es la de ser humilde. Los únicos que al final deciden si tu empresa sigue o no son los clientes, son ellos, las familias y los profesores, los únicos que me posicionan como experta en lo mío. Y esta es una gran lección de humildad, porque cada niño es diferente y el fruto del trabajo que realizo con cada uno de ellos es lo único que importa. Para mí cada cliente es un reto, y me aproximo a él como si fuese el primero, con la misma curiosidad y ganas de ofrecer un buen servicio, de satisfacer sus necesidades. Y mi empresa la sigo concibiendo igual que al principio: con ella no solamente ofrezco lo que hago sino también lo que soy, para mí el aspecto profesional y el personal son indivisibles. Y hasta ahora creo que así ha funcionado bien. Llevo toda mi vida profesional vinculada al lenguaje y a la infancia, y en la personal, he formado una familia bilingüe donde he comprobado, a través de mi hija, la importancia que tiene la profesión a la que me dedico. Es un privilegio poder seguir trabajando en lo que me gusta y me siento muy afortunada de haber podido ayudar a tantas familias.

Más información sobre la Sabika Taal disponible en su página web, a través de Facebook o Twitter. Puedes contactar con Montserrat Vidal García por email, escribiendo a info@lasabikataal.com.

La primera entrevista que realizó La Sabika Taal en Gaceta Holandesa puedes consultarla aquí.