El próximo viernes 10 de diciembre arranca el ciclo de cine «La Distancia de la Realidad» con el que el Instituto Cervantes y la cineasta y curadora María Molina Peiró, invitan al espectador a plantearse los límites entre la realidad y la ficción, a través de cuatro películas de autor realizadas por directores españoles y neerlandeses. Hasta el domingo 12 se podrá disfrutar online de esta muestra en la que el Cervantes, una vez más, establece puentes entre ambas culturas, diluidas en los perfiles de estos cuatro creadores, de orígenes diversos y experiencias vitales que trascienden las fronteras habituales de forma y lugar.

Desde el desalojo que padece una familia en el barrio madrileño de chabolas de la Cañada Real hasta el relato colectivo de un grupo de chicas holandesas, hijas de refugiados yugoslavos, sobre la historia fragmentada y heredada de sus padres, el programa de «La Distancia de la Realidad» promete transportarnos a realidades ajenas y a otras que no existieron, a historias que por muy lejanas que parezcan, reberberan en todos nosotros gracias al planteamiento de cuestiones universales como qué es el arraigo, dónde reside la verdad y cuánto hay de imaginación en la realidad que creemos percibir. «Con esta propuesta queremos unir el cine contemporáneo holandés y el español, con el fin de entender las distintas maneras, alternativas y diferentes, que cada uno tiene de interpretar la realidad» explica María Molina Peiró, «mientras Holanda cuenta con una larga trayectoria en este tipo de cine más experimental y conceptual, el que se hace en España actualmente es más atrevido y transgresor. Ambos son de una gran calidad».

Durante todo el fin de semana, los espectadores podrán conectarse al ciclo y elegir la película que deseen ver, una proyección a la que se suma una breve intervención de su director y la lectura del texto curatorial en el que María contextualiza cada película y les otorga su lugar dentro del hilo argumental del programa. Inicialmente pensado para celebrarse de forma presencial, el ciclo debe ser ahora online, y por lo tanto ha tenido que adaptarse al sillón de casa, a la idea de experimentarlo en solitario, «por lo que he buscado películas de autor que mantengan un discurso conceptual y original pero que al mismo tiempo ofrezcan una narrativa que atrape, que sea sencilla de seguir» explica la cineasta. Los cuatro filmes juegan con la idea que da título al programa: cuando unos parecen documentales pero son ficción, otros cuentan una realidad a través del realismo mágico o del pasado imaginado de sus protagonistas. Mientras se cuestiona qué es documental y qué es ficción, sus autores también aluden a otra idea de frontera, la que separa un país de otro, una cultura de otra. Porque Isabel Lamberti, la autora que nos cuenta la historia de la familia en la Cañada Real, el asentamiento ilegal más grande de Europa, es española-neerlandesa; quien nos transporta a una realidad imaginada narrada en inglés es Emilio Moreno, un director de cine que vive y trabaja en Holanda, y es español; y la única de las cuatro películas rodada en los Países Bajos cuenta la vida de cuatro chicas con doble identidad, yugoslava y neerlandesa. Tal y como explica María Molina, «Luis Buñuel decía que la realidad sin imaginación es la mitad de la realidad y mucho de eso hay en esta propuesta curatorial. Hasta qué punto lo que parece real no lo es y cómo necesitamos de la imaginación para llegar a la esencia de la verdad».

Breve resumen de los filmes que componen el ciclo

Destello Bravío, de Ainhoa Rodríguez

Quizás la más conocida de las cuatro películas, la obra de Ainhoa Rodríguez se vale del realismo mágico para ahondar en la psicología de varias mujeres de un pequeño pueblo de Extremadura, suspendido en el tiempo y azotado por la despoblación. María Molina la define como «una película deshinibida y magnética, una fábula o un viaje lisérgico para rescatar la sexualidad femenina de un grupo de mujeres. Un deseo que se cuela entre susurros, ventanas y dulces de Semana Santa para liberarse de la cruz que carga todo un pueblo».

La película cuenta con un amplio reconocmiento internacional y ha obtenido galardones como el Dunia Ayaso del festival de cine de San Sebastián o el premio especial del jurado del festival de Málaga.

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La Última Primavera, de Isabel Lamberti

Rodada enteramente en la Cañada Real, su directora pasó cinco años con la familia protagonista, a quien conoció durante la producción de su anterior cortometraje «Volando Voy» (2016) en el que narraba la vida de unos jóvenes que deben caminar tres horas cada día para ir a clase. Galardonada con el premio a la mejor directora novel en la última edición del festival de cine de San Sebastián, en este largometraje Lamberti elabora un retrato «lúcido y desprejuiciado de una familia que combate contratiempos y desalojo a golpe de sensibilidad, honestidad y comunidad».

La cinta ha pasado por numerosos festivales de cine: además de San Sebastián, ha sido nominada a mejor película en el festival Crossing Europe, el de cine indie e independiente de Lisboa así como los de Jerusalén y Reikiavik.

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The I Mine, de Emilio Moreno

Profesor en varias universidades y centros educativos de los Países Bajos, entre ellos la Academia Rietveld de Ámsterdam, Emilio Moreno es un artista visual interesado en la biografía de los objetos, de lo gestos y de las palabras. Su película propone un acercamiento a la realidad pero a la inversa, como explica María Molina, «lo que vemos parece real, pero no lo es, hay mucho de creación. Es un film brillante y el más conceptual del programa, que cuestiona lo que entendemos como verdad y ahonda en la construcción del yo». The I Mine formó parte de la selección oficial del festival de cine internacional de Róterdam (IFFR) en su edición de 2017.

Fotograma del videoensayo The I Mine, de Emilio Moreno.

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Cloud Forest, de Eliane Esther Bots

En este cortometraje la sociedad holandesa se muestra a partir de la mirada de cuatro chicas jóvenes que construyen su identidad neerlandesa sobre los pilares de una vida familiar marcada por el conflicto, la huida y la patria perdida. «La historia apela a la construcción fraccionada de las narrativas familiares y al silencio frente a los hechos traumáticos de una guerra. ¿Cómo narra un conflicto la segunda generación sin haberla vivido físicamente?¿Y cómo influye esta historia en la relación entre padres e hijas? ¿Qué lugar ocupan estas narraciones en sus vidas?» plantea María Molina.

Fotograma del cortometraje Cloud Forest, de Eliane Esther Bots.

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