En 1704, el comerciante inglés Abraham Darby podía haber copiado el ingenio de los holandeses sin hacer referencia a ellos y nadie se habría enterado. Pero prefirió no hacerlo y gracias a él, las que para nosotros son ollas o potes de hierro fundido, para los anglosajones son dutch oven. Si estas grandes ollas representaban el avance de la cocina en el siglo XVII, por su superficie lisa que se lograba usando arena seca para los moldes, el mismo espíritu innovador puede encontrarse hoy en algunas marcas de diseño holandés destinadas a aportar calor y calidez a partes iguales. Con las temperaturas cayendo en picado y el ahorro energético como mantra, no habrá árbol de navidad este año bajo el que no se esconda un regalo para calentarse el cuerpo, apaciguar la conciencia y proteger el bolsillo. En Gaceta Holandesa hemos seleccionado una decena de objetos de diseño cien por cien holandés, ideas originales para huir del frío dentro y fuera de casa.

Clásicos muy holandeses

No se enchufan ni llevan pilas pero su eficacia para resguardarnos del frío es incuestionable. Desde mantas hasta guantes o un buen té caliente, las soluciones de toda la vida se reinventan en estas propuestas que van de lo irreverente a lo ingenioso sin dejar de lado las tradiciones holandesas y el momento gezellig.

Guantes de pezuña para la bici – La marca holandesa AGU ha ideado estos guantes térmicos e impermeables (65 euros) teniendo en cuenta el movimiento que realizan las manos cuando se usa el freno mientras se maneja el manillar. Las clásicas manoplas pueden ser peligrosas porque no permiten separar los dedos en caso de frenada repentina mientras que los guantes habituales protegen menos del frío. Esta solución intermedia combina seguridad y comfort.

Guantes térmicos con forma de pezuña para ir en bici. Foto: AGU

Guantes térmicos con forma de pezuña para ir en bici. Foto: AGU

Edredón de lana de oveja – Las vacas holandesas son las culpables de que las ovejas de Texel no obtengan el protagonismo internacional que merecen. En los Países Bajos, esta raza originaria de la isla de Texel representa el 70 por ciento del total del ganado bovino, además de criarse en otros países como Estados Unidos, Nueva Zelanda o Australia. Apreciadas sobre todo por su carne, las ovejas de Texel tienen el cuerpo recubierto de una lana gruesa – de más de 28 micras – de un color homogéneo blanco. Es una raza muy valorada entre los ganaderos ya que no es habitual encontrar razas de oveja que además de dar una carne de alta calidad, ofrezcan una lana tan resistente. Con ella se fabrican prendas de ropa muy abrigadas y de coste elevado, además de artículos para el hogar como edredones rellenos de lana. Para los nostálgicos de las mantas pesadas de antaño, estos edredones pesan unos dos kilos, regulan la temperatura corporal mejor que los de plumas o plumón y son tan higiénicos como estos, porque la lana en su interior está muy cardada, lo que favorece la ventilación y previene los ácaros. Desde 69 euros.

Gorros fabricados en Groningen – Su nombre rinde homenaje a la pequeña Heidi de los Alpes, aunque por su estilo de colores vivos nadie duda de su procedencia neerlandesa. Nacidos en la cuna del patinaje al aire libre, en una de las regiones por las que discurre la conocida travesía de las Elf Steden, los gorros de Heidi Liebt están diseñados y confeccionados en Groningen con lana merino y en pequeñas cantidades, una apuesta por la producción local a precio justo que ya cuenta con más de diez años de andadura. Desde 29,95 euros.

Un juego de té con mensaje – A solas o en compañía, una taza de té en el sofá mientras fuera anochece y el viento del norte sopla fuerte representa la máxima expresión del término gezellig. Ilustradoras como las fundadoras de Het Paradijs (El Paraíso) lo saben, y no quieren desperdiciar la ocasión para invitarnos a la reflexión. Sus juegos de tazas y teteras titulados «desvestidas» o «pájaro de la libertad» se cargan de significado de manera delicada y divertida. La conocida firma holandesa de diseño Polspotten vende sus creaciones online (a partir de 70,50 euros).

Zapatilla y manta – Algo que no podía faltar es una buena manta para echarse encima o unas zapatillas que aíslen bien. Con una oferta y un rango de precios casi inabarcable, todas las marcas holandesas de artículos para el hogar ofrecen su versión particular de la manta abrigada: desde la confeccionada en Portugal de la popular tienda Dille en Kamille, hasta la tierna de Sissy Boy, las opciones son múltiples, así hasta alcanzar la exclusividad en forma de obra de arte que ha ideado la artista y Premio Nacional (2019) Claudy Jongstra. En su estudio en una granja del norte del país, Jongstra ha diseñado una manta/chal de seda y lana merina ecológica, teñida con piel de cebolla, raíz de rubia y nuez, que comercializa la revista de arte See All This en edición limitada y a un precio de 1.450 euros.

En estos meses de humedad al 70 por ciento y zapatos mojados, no pueden faltar unas buenas zapatillas para estar en casa, algo que los holandeses asocian irremediablemente con España. Las llamadas Spaanse Sloffen llegaron a Holanda hace más de cuarenta años, en la maleta de un comerciante holandés que en una visita a Mallorca se topó con las clásicas babuchas mallorquinas de piel de serraje vacuno forradas de borreguillo. El éxito rotundo de estas zapatillas se debe a su buena relación calidad/precio y a su multitud de tallas y colores. La marca Bernardino comercializa las originales, fabricadas con auténtica lana. Desde 24,95 euros.

Manta chal realizado por Claudy Jongstra en edición limitada y con productos naturales. Foto: Claudy Jongstra/ See All This

Manta chal realizada por Claudy Jongstra en edición limitada y con productos naturales. Foto: Claudy Jongstra/ See All This

Bajar la calefacción, cargar las baterías

Calentar la silla ya no es algo exclusivo del trabajo. Si seguimos la recomendación del Gobierno holandés para ahorrar energía y bajamos el termostato de casa a 15 grados por la noche y a 19 durante el día, con duchas de agua caliente de un máximo de cinco minutos, la tentación de regalarse por navidad una manta o un cojín eléctrico empieza a ser irrefrenable. Fuera de casa, los más frioleros pueden recurrir a innovadores guantes y ropa térmica que se calientan con baterías mientras los más excéntricos pueden atreverse con un Dutch Hot Tub, una bañera al aire libre que cuesta tanto como un coche de segunda mano y que la empresa holandesa Weltevree ha diseñado emulando la vida nórdica, pero para el jardín trasero típicamente holandés o para disfrutar de vistas al pólder.

Mantas y cojines para no salir de ellos – La firma holandesa de pufs y cojines Fat Boy ha diseñado la manta Hot Spot, transformable en kimono, lavable y con una batería recargable para dar calor hasta agotarse. Dispone también de cojines, si bien en este caso la mejor opción son los de la marca Stoov, cuyos productos incorporan la tecnología de ondas infrarrojas de larga distancia para aportar calor. Entre sus productos cuenta con una manta para la silla, en lana de distintos colores,  que se coloca desde el respaldo hasta el asiento y puede enrollarse para llevarla a cualquier parte, «incluso de cámping» como puede leerse en su web. Desde 139,95 euros.

Guantes y ropa de abrigo calefactable – Un porcentaje alto de humedad hace que el frío se soporte peor, sobre todo en aquellas personas con problemas de circulación o niños pequeños. Para no dejar de pedalear ni en los días más crudos del invierno, la firma Bertschat lleva más de diez años comercializando guantes para la bici con calefacción incorporada, gracias a una batería que se inserta en la muñeca. Con distintos niveles de intensidad, la marca acaba de lanzar una versión calefactable para toda la mano, desde la palma hasta el dorso. Desde 159,95 euros.

Hervidor y bolsa de agua de Hema – Como ocurre de vez en cuando al husmear por las numerosas tiendas de segunda mano que hay en Holanda, también en Hema puede haber suerte y encontrarse tesoros de diseño holandés a buen precio. Uno de ellos es el hervidor de agua (32,50 euros) que la tienda holandesa fabrica desde 2012, cuando el estudiante de la politécnica de Delft Tim Braams se hizo con el primer premio de jóvenes diseñadores que organizó la compañía. En blanco o negro, su diseño naif, lúdico y de líneas sencillas recuerda al impulsado por generaciones anteriores de diseñadores holandeses a través de movimientos como el conocido Droog de los años noventa. Basta completar el regalo con la bolsa de agua caliente del icónico muñeco Nintje, en pana marrón, para apostar por el diseño holandés más incuestionable: aquél por el que no pasa el tiempo, ni se escapa el calor.

Este artículo ha sido elaborado con total indepedencia informativa y sin contactar con ninguna de las marcas seleccionadas, atendiendo a criterios puramente periodísticos y no publicitarios.