Izar la bandera holandesa en el mar, un acto de piratería con los días contados
Comprarse un velero, o un yate, y surcar las aguas del Mediterráneo. El sueño de muchos europeos, tanto del norte como del sur, suele tener asociados unos costes (amarre, mantenimiento o combustible, entre otros) que lo hacen prohibitivo para la mayoría, y a la vez refuerzan el aire de exclusividad del hobby. Pero tal y como sucede en lo que se refiere a competencia impositiva para grandes empresas, Países Bajos cuenta con una vía rápida y barata para navegar, bandera holandesa incluida, por aguas comunitarias. La miríada de webs que ofrecen “hacerse pirata”, como algunos usuarios de foros especializados denominan a ondear la tricolor neerlandesa, muestran una solución rápida, más sencilla y económica que el registro formal en España. Otro “sandwich holandés”, pero esta vez lejos de tierra firme.