«Cúbrete la boca cuando tosas o estornudes» no es algo nuevo. Ya en el 1900 se decía para prevenir la propagación de la tuberculosis. Hoy conocemos con precisión cuántas camas de terapia intensiva hay disponibles en un país, hablamos de curvas de contagio y quizás hasta hemos leído algún informe científico sobre el nuevo virus. Hace un siglo atrás las cosas eran bastante distintas. La situación sanitaria en las ciudades, atestadas de gente, y en las fábricas ,con sus precarias condiciones, era catastrófica y las enfermedades arreciaban sobre la población sin compasión. Recién en el siglo XX se operarían grandes cambios, no solo en la medicina sino también en el diseño de los complejos hospitalarios, que serían para aquellos arquitectos modernos uno de los símbolos del triunfo de la razón y la esperanza de un mundo mejor gracias a la ciencia y la tecnología. Esa es la imagen que irradia el Sanatorio Zonnestraal, una de las joyas de la arquitectura moderna internacional ubicado a las afueras de la ciudad de Hilversum y que hoy te invitamos a visitar con nosotros. Además, su enorme parque ofrece varias alternativas para pasar un día al aire libre muy agradable.

De la Casa de Alojamiento al Hospital

Los hospitales surgen primero, en el medievo, como hoteles o casas de alojamiento para peregrinos y personas sin techo y con las primeras pandemias durante los siglos XVII y XVIII  se convertirán en casas de confinamiento para pobres. Como todavía no había demasiado conocimiento médico, el objetivo era aislar a los enfermos del resto de la sociedad para evitar los contagios. Estos complejos estaban ubicados a las afueras de la ciudad y eran administrados por la iglesia y el ayuntamiento.

Desde mediados de 1800 el creciente conocimiento en torno a las ciencias médicas, así como los descubrimientos tecnológicos, como el aparato de rayos X alrededor del 1900, haría más complejo el diseño arquitectónico de estos edificios. En consecuencia, los hospitales cambiaron de clientela. Desde ese momento ya no serían los pobres sino las familias más acomodadas quienes harían uso de estos hospitales.

Hospital Zonnestraal en Hilversum

Inaugurado el 1 de junio de 1928, Zonnestraal era un sanatorio destinado a los pacientes enfermos de tuberculosis que trabajaban en la talla y pulido del diamante en Holanda. Fue diseñado por los entonces jóvenes arquitectos Jan Duiker, Bernard Bijvoet y el ingeniero Jan Wiebenga. El terreno donde se ubica el edificio, una finca arbolada de 120 hectáreas, pudo ser adquirida por el Sindicato de Trabajadores del Diamante (ANDB), por iniciativa de Jan Zutphen, uno de sus directivos, gracias a los beneficios obtenidos de la comercialización de polvo de diamante y de unas piezas de cobre que se utilizaban para sostener los diamantes durante el proceso de pulido. Este polvo era casualmente el causante de la tuberculosis y de otras enfermedades respiratorias en los trabajadores.

El diseño

A comienzos del siglo XX una vanguardia de jóvenes arquitectos comprometidos con una nueva visión del mundo, iluminada por los descubrimientos científicos y las nuevas expresiones artísticas revolucionaron también la arquitectura. Jan Duiker, un arquitecto de 30 años de edad en 1920, era uno de los más comprometidos en Holanda.

Visto desde el aire el edificio parece una nave espacial que aterrizó en medio de la naturaleza. Para lograr esta imagen futurista y totalmente original, el arquitecto utilizó hormigón armado, acero y grandes paños de cristal. Todas eran entonces novedosas tecnologías de construcción que Jan Duiker combinó magistralmente con un diseño de prístinos muros blancos, delgados marcos de ventanas pintados en azul cielo que enmarcaban enormes paños acristalados y techos planos en voladizo.

Vista del sanatario renovado. Foto: SuJu

El proyecto estaba regido por claras decisiones geométricas, tomadas a partir de un estricto ordenamiento del programa funcional del edificio. No por nada a la arquitectura moderna se la llamaría también “arquitectura funcional”. Ni decoraciones ni decisiones arbitrarias, la arquitectura también era una ciencia exacta: la casa como una máquina de habitar, diría otro gran arquitecto moderno. El hospital cobra así una compleja configuración en abanico donde se ubican un edificio principal en el centro con las áreas comunes y diferentes alas de 50 habitaciones distribuidas en dos plantas, con grandes terrazas perfectamente orientadas para obtener la preciada luz solar, base del tratamiento contra la tuberculosis. Los pacientes permanecían un año entero en el complejo y la curación se complementaba con trabajos manuales, que se realizaban en pabellones adyacentes al edificio principal así como con labrar y trabajar la tierra, otra actividad que consideraban de carácter medicinal.

Los pacientes ingresaban por la puerta de la fachada sur del edificio principal y colgaban su abrigo en el vestíbulo, donde las tuberías de la calefacción estaban estratégicamente colocadas para que se secaran. Para el interior, los clientes le pidieron a los arquitectos que hicieran algunas concesiones al frío y espartano diseño moderno, por lo que se compraron muebles tonet de madera y para el piso de la sala común central se eligieron colores cálidos.

El guardarropa del edificio principal, con las tuberías de la calefacción debajo para ayudar a que se secaran más rápido. Foto: SuJu

Restauración y usos actuales del complejo

Después de la Segunda Guerra Mundial la medicina haría grandes progresos y el sanatorio Zonnestraal para tuberculosos adquirió por un tiempo la función de hospital general, aunque pronto quedó obsoleto, cerrando su puertas y cayendo por completo en el olvido durante dos décadas. En los años ochenta el complejo edilicio se encontraba en un estado de gran deterioro. El Gobierno volvió a interesarse por él y le encargó a los arquitectos Wessel de Jonge y Hubert-Jan Henket un trabajo de investigación sobre el estado del edificio y sus posibilidades de restauración. El Zonnestraal se convirtió así en un modelo para la restauración de otros edificios de la arquitectura moderna a nivel mundial, originando la creación del DOCOMOMO (Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement), un organismo internacional dedicado a la protección y conservación de los edificios producidos por el llamado Movimiento Moderno. Durante la primera década del nuevo siglo se comenzó finalmente a trabajar en la restauración pero la escasez de fondos limitó los trabajos a recomponer la cáscara exterior del edificio que aseguraba la protección ante las inclemencias del clima. El interior de una de los alas de habitaciones, más la otra al completa quedarían sin terminar. En 2018 la constructora Obidos adquirió el edificio y retomó las labores de restauración que todavía siguen al día de hoy.

El complejo puede visitarse el último domingo de cada mes. Foto: SuJu

La renovación del segundo pabellón de habitaciones, el Pabellón Dresselhuys, está a punto de finalizarse y contendrá oficinas para pequeñas empresas o autónomos. Otro pequeño pabellón, que originalmente servía de alojamiento del servicio, se ofrece en alquiler para oficinas, así como otros espacios del edificio para diferentes eventos.

El edificio es patrimonio arquitectónico y cultural holandés y puede ser visitado y recorrido junto a guías especializados el último domingo de cada mes. En este momento funciona en el edificio un café restaurante donde se puede beber y comer algo.

Dirección de visita: Loosdrechtse Bos 17,  Hilversum

Finca Zonnestraal, un agradable paseo por el bosque

Este hermoso sitio al oeste de Hilversum es donde se encuentra el edificio del sanatorio Zonnestraal. Abarca alrededor de 116 hectáreas de bosque, brezales, tierras de cultivo, pastizales y áreas estrechas. El enorme terreno natural es ideal para recorrerlo en bici o de paseo, cuyas rutas se pueden consultar en los planos disponibles en el restaurante del antiguo hospital.

El antiguo huerto de Zonnestraal, entre el bosque y la finca adyacente, se ha reconvertido en un viñedo. El agricultor Alfred Visser comenzó a limpiar y arar el suelo en febrero de 2014 y plantó 300 vides. Un año después tenía unas 3.000 con cuatro variedades de uva diferentes y en el otoño de 2016, Wijngaard Zonnestraal produjo su primer “vino del Gooi”. Hoy producen aproximadamente 3.500 botellas por año y además se ofrecen varias actividades como cata de vinos y alquiler para fiestas o eventos.

En septiembre tiene lugar el Bosjesfestival en un sector de bosque cerca del sanatorio. Música, comedia, teatro, cerveza, poesía y arte entre los árboles conforman un programa perfecto para despedir el verano. También se organizan actividades para los niños. La venta de entradas comienza normalmente alrededor del 1 de julio.

Al sur del edificio se encuentra Zonneheide, un terreno natural de 12 hectáreas que pertenece hoy a la reserva natural Het Gooi, pero que era parte de Zonnestraal. En los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial había una casa de té diseñada por el arquitecto J. Duiker. El lugar es hoy un encantador espacio natural para los amantes de las caminatas al aire libre que además cuenta con una granja infantil.