No es frecuente que la Edad Media se asocie al término «hip» o a las últimas tendencias. Hay que salir del Randstad para comprobarlo. Lo primero que se nota, al salir del abigarrado núcleo urbano de Holanda en dirección este, es el espacio. De repente, las casas se ensanchan, los árboles se multiplican y aumenta la distancia entre unas poblaciones, que sorprenden por su abundante legado histórico y su modernidad actual. Entre ellas destaca Zutphen. La ciudad que, en el siglo XIV, su época de máximo esplendor, era conocida como De Rijkste (la más rica) es hoy uno de los secretos mejor guardados de los Países Bajos.

Su ubicación geográfica, entre el río Ijssel y la frontera alemana, en la región denominada Achterhoek -la esquina más oriental de la provincia de Gelderland-, la ha protegido del turismo desbordado, permitiéndole desarrollar su propia personalidad, en un bucólico entorno en el que abundan los castillos y los bosques. El resultado es una pequeña ciudad con uno de los centros medievales mejor conservados del norte de Europa, que se distingue de otras compañeras de la Liga Hanseática -la potente red comercial de urbes medievales que se extendía desde Alemania hacia Holanda, los Países Bálticos, Rusia o Polonia – por su originalidad y calidad de vida.

Cualidades que han hecho que, en los últimos años, Zutphen se haya convertido tanto en refugio de hípsters y profesionales que huyen del masificado centro de Ámsterdam, como en destino ideal para pasar el fin de semana en esta versión relajada y sofisticada de ‘la provincia’.

Una de las callejuelas empedradas de Zutphen, llenas de pequeños comercios con encanto. Foto: Patricia Narváez

A pie o en barcos que susurran al ladrillo más bello

Una de las mejores maneras de descubrir Zutphen es recorrerla a pie. Desde la estación de tren, el centro histórico está a apenas cinco minutos, a través de una ruta que enseguida empieza a desvelar todo el encanto de sus piedras. La muralla, la puerta sobre el río Berkel, o las antiguas torres que todavía dominan el perfil de la ciudad son algunos de los muchos monumentos que jalonan este paseo por calles que evocan los productos y mercados típicos de otra época: Turfstraat (calle de la turba), Houtmarkt (mercado de la madera) o la Groenmarkt, con sus animadas terrazas, en la que los jueves por la mañana se sigue instalando desde hace siglos el mercado semanal. En el punto donde esta converge con la calle Lange Hoofstraat, se encuentra la Torre de la Casa del Vino, la antigua taberna y residencia del alguacil, que hoy alberga un moderno restaurante: De Wijnhuistoren.

Si continuamos por la Lange Hoofstraat llegaremos a los museos principales, la famosa iglesia de Santa Walburga y finalmente al puerto. Aquí se puede elegir entre un tranquilo paseo por la orilla del Ijssel, o volver al dinámico centro bordeando el contorno de la muralla, en dirección hacia otra de las emblemáticas puertas de la ciudad: la Drogenaptoren que data de 1444.

Además de su cuidada arquitectura medieval, Zutphen cuenta con un original tejido comercial que nada tiene que envidiar al de la capital, y una amplia oferta de cafés y restaurantes repartidos a lo largo de las principales vías del centro y en las callejuelas aledañas, por las que vale la pena perderse.

Otra opción es sentarse cómodamente en una de la barcazas que recorren los canales y dejar que el capitán te ‘susurre’ la historia de Zutphen y la de sus cuidadps monumentos durante un agradable recorrido de una hora. Disponible a partir del 1 de Julio. Es necesario reservar con antelación.

La oficina de turismo ofrece diferentes rutas guiadas tanto por el casco histórico como por los alrededores de Zutphen. Conviene consultar con antelación su página web para asegurarse de que continúan, ya que hasta la fecha se encuentran suspendidas por el coronavirus.

Patio del museo de la ciudad, a la izquierda, con la torre de la iglesia de Santa Walburga al fondo. Foto: Patricia Narváez

Santa Walburga, cuando las iglesias tienen ‘estrella Michelin’

Construida sobre la base de una iglesia románica del siglo XI, Santa Walburga es una de las iglesias más hermosas de los Países Bajos. Las coloridas pinturas con motivos orgánicos y florales que decoran sus bóvedas y elegantes columnas, así como su famosa biblioteca, De Librije –que cuenta con primeras ediciones de Copérnico y Erasmo-, le han procurado un lugar en la selecta lista de Iglesias Museo Holandesas (Dutch Museum Churches). Monumentos que por su gran valor artístico y arquitectónico merecen una mención especial o en palabras de la institución responsable de la acreditación, una ‘estrella Michelin’ para iglesias.

De los Vikingos al neorrealismo del siglo XX: Museos del Achterhoek

El Museo de la Ciudad- Stedelijk Museum

Son muchos los pueblos que han pasado por Zuthphen desde que los germanos se asentaran en este enclave entre los ríos Ijjsel y Berkel, alrededor del año 300 d.c. Entre los que más huella han dejado en la memoria de la ciudad, destacan los vikingos, que la asaltaron en el 882, así como las tropas españolas y sus incursiones bélicas durante la Guerra de los 80 Años. Estos y otros episodios significativos de la extensa historia de Zutphen se cuentan a través de los objetos y relatos recogidos en este museo, que comparte techo con la colección de arte contemporáneo del Museo Henriette Polak.

Alrededores de Zutphen: Museo MORE

El Museo MORE es una pinacoteca de reciente creación, que cuenta con la mayor colección de pintura neorealista holandesa en su sede de Gorssel, a escasos diez minutos de Zutphen. Algo más alejada se encuentra su segunda sede, en el castillo de Ruurlo. Este escenario excepcional alberga, casi en exclusiva, la obra de Carel Willink, una colección que permite apreciar la evolución artística de este pintor, desde los abstractos y vanguardistas inicios, hasta el misterioso realismo de las obras que lo consagraron como uno de los pintores holandeses más importantes del siglo XX. Una visita que merece la pena también por la moderna renovación de ambos edificios de la mano de prestigiosos arquitectos como Hans van Heeswijk. Sobre este museo hablamos más extensamente en este artículo acerca de grandes museos en ciudades pequeñas.

Direcciones útiles

Van Rossum: Café barista en el centro antiguo.

Radijs conceptsore: Regalos vivos como esquejes de plantas en delicados mini jarrones, zapatillas deportivas sostenibles o ropa hecha en su propio taller de confección (incluyendo mascarillas reutilizables en coloridos estampados).

Appel en Ei: Ropa y muebles vintage con corazón solidario.

Tienda Museo – Het Snoepje: Entrar en esta tienda de la Ravenstraatje 3, es un viaje a la infancia de nuestros tatarabuelos. Fundada en 1845, todavía conserva una sección en la que los dulces y golosinas se presentan en grandes tarros de cristal y se venden al peso.

Sesam: Pequeña casa de comidas especializada en platos con influencias indonesia y mediterránea. Ideal para el almuerzo. Imprescindible reservar. Calle Oudewand 1.