La tarta tatín surgió de un descuido, allá por el año 1889, en el hotel de las hermanas Tatín en Lamotte-Beuvron (Francia), dando lugar a una de las recetas tradicionales francesas más reconocidas y aclamadas. Una tarta que fue capaz de dar la vuelta al mundo de los dulces, literalmente, y revolucionar el recetario de los postres tradicionales para siempre.

La receta original de la tarta tatín, y de hecho la más extendida, consiste en una capa gruesa de manzanas caramelizadas cubiertas por una masa quebrada que después de horneada se le da la vuelta para que la fruta quede jugosa en la parte de arriba. A lo largo de la historia de la cocina, sin embargo, esta receta se ha versionado de múltiples maneras con rellenos para todos los gustos. Combinaciones dulces y saladas deliciosas, como la versión que hemos escogido para elaborar nuestra receta: una tarta tatín de puerros caramelizados y queso curado holandés que te servirá tanto para cenar, comer, desayunar o merendar.

El toque salado del queso holandés y la pizca de mostaza que añadimos en la vinagreta le dan un suave y a la vez marcado sabor que combina perfectamente con la delicadeza de los puerros asados.

Con pocos ingredientes, menos si prefieres usar una base de masa quebrada o brisa comprada (también puedes utilizar masa de hojaldre), tendrás un plato sano, muy resultón y versátil.

Foto: María López Fontanals

Instrucciones

Ingredientes

Para 4 personas

Para la masa quebrada:

250 gr. de harina de repostería
150 gr. de mantequilla muy fría
1 pizca de sal
100 ml de agua muy fría

Para el relleno:

6 puerros
Una cucharada de aceite de oliva
2 cucharadas de mantequilla
45 ml de vinagre de jerez
1 cucharada de azúcar moreno
1 cucharada de tomillo fresco
2 cucharadas de mostaza a la antigua
30 gr. de queso curado holandés rallado
sal y pimienta

Preparación:

Empezamos preparando la masa: tamizamos la harina en un bol grande. Añadimos la sal y mezclamos bien.
Cortamos la mantequilla en dados pequeños, de unos 2 cm, y mezclamos con la harina usando las puntas de los dedos, hasta obtener una mezcla similar a las migas. Añadimos el agua fría y amasamos hasta conseguir una bola de masa. Dejamos reposar 10 minutos.

Pasado este tiempo, colocamos la masa en un bol y de nuevo dejamos reposar alrededor de 30 minutos en la nevera.

Precalentamos el horno a 200 ºC.

Limpiamos y partimos los puerros longitudinalmente, los colocamos en una bandeja apta para horno y previamente engrasada. Salpimentamos, rocíamos con un chorrito abundante de aceite y los asamos durante 20 minutos, o hasta que estén tiernos.

Mientras tanto, en una sartén vertemos el vinagre y reducimos durante 1 minuto a fuego bajo. Añadimos la mantequilla, el azúcar, la mostaza y el tomillo. Calentamos durante otros 2 minutos y reservamos.

Una vez horneados los puerros los impregnamos o pincelamos con la vinagreta que hemos preparado, y reservamos.

Sacamos la masa de la nevera y aplastamos con las manos. Estiramos con un rodillo sobre una superficie ligeramente enharinada hasta conseguir el tamaño del molde, más o menos.

En un recipiente redondo para horno -puedes aprovechar la sartén si es apta para hornear- colocamos los puerros hasta que no quede ningún hueco libre. Rallamos el queso curado holandés cubriendo bien toda la superficie.

Colocamos la masa quebrada sobre los puerros y el queso, recortando los bordes si nos sobra, pero con suficiente sobrante para remeter alrededor del relleno. En la masa, hacemos tres aberturas con un cuchillo para que evapore y no se ablande. Y horneamos alrededor de 30 minutos hasta que la masa esté bien dorada.

Sacamos la tarta del horno y volcamos sobre un plato o bandeja. Dejamos un tiempo antes de retirar el molde teniendo cuidado de que ningún trozo se quede pegado. Si esto pasara, utilizamos una espátula para despegarlo y levantamos el molde por completo.

Servimos y degustamos.

¡Buen provecho!