La creadora coreana Jin Hyun Jeon explora a través del diseño cómo la forma, la textura y el color de la cubertería puede transformar el modo en el que comemos.

Pocos se han aproximado al mundo de la comida, a la experiencia que tenemos cuando comemos y cómo percibimos el sabor, el olor y la textura de los alimentos, a través de una cubertería y vajilla sensorial. Este es el proyecto al que la creadora coreana Jin Hyun Jeon (1981) lleva años dedicándose: el diseño de utensilios cotidianos que tienen la capacidad de estimular nuestros sentidos, transformando el acto de comer en un poderoso juego de percepción sensorial. 

Inspirada por el fenómeno de la sinestesia, Jeon investiga a través del diseño de piezas sensoriales cómo podemos estimular y despertar sentidos innatos y perdidos con el paso de los años, para disfrutar de una experiencia del comer mucho más rica y consciente. “Al explorar la sinestesia, podemos ampliar los límites de lo que pueden hacer la cubertería y la experiencia de comer se puede enriquecer en formas de múltiples conexiones cruzadas”, explica a Gaceta Holandesa esta diseñadora afincada en Holanda.

Las personas sinestésicas pueden ver un color y al mismo tiempo escuchar una nota musical, o sentir tacto en la mejilla mientras degustan el sabor de un alimento. De forma involuntaria se les activa una vía sensorial complementaria como respuesta a un estímulo concreto. Una experiencia múltiple que algunas personas experimentan de manera natural pero que puede abrir un camino amplio en el campo del diseño de utensilios culinarios y la investigación cognitiva.

Cucharas y platos únicos

La búsqueda de una respuesta a la pregunta de cómo se pueden experimentar efectos similares a la sinestesia en la vida diaria es lo que llevó a esta artista a experimentar con la cubertería como herramienta para intensificar los estímulos y las sensaciones que tenemos mientras comemos. A partir de fórmulas basadas en investigaciones científicas, Jeon diseña piezas de cubertería y vajilla de porcelana, plástico o acero capaces de producir este efecto.

La cucharilla Sensory Dessert Spoon incorpora pequeñas protuberancias redondas de diferentes tamaños que estimulan las papilas gustativas fomentando el papel que juega nuestra lengua en la percepción del sabor. O aviva nuestra percepción de dulzor a través de volúmenes específicos.

El bol Tulip, por su parte, diseñado para tomar el té, tiene como objetivo estimular el tacto de la persona que sostiene el recipiente dejando sentir la temperatura de la bebida, al tiempo que permite introducir la nariz en la taza para potenciar el aroma durante su consumo.

Otro diseño de utilería culinaria es el plato Voluminus, una figura voluminosa y rechoncha que permite incorporar muy poca cantidad de comida, lo que fomenta el consumo controlado de alimentos.

Engañar a nuestro cerebro a sentirse lleno es también el propósito de Satiety, un vaso de peso exagerado que asegura una sensación de saciedad en pocos sorbos.

Aunque Jeon llevaba varios años dedicándose a la experimentación con la cubertería, cuyos diseños se pueden adquirir en su tienda online, no fue hasta 2012 cuando exploró estas creaciones innovadoras en su tesis Utensilios Sensibles, que presentó al término de su formación en la Academia de Diseño de Eindhoven. Desde entonces, sus propuestas han dejado claro que la forma, la textura y el color de los cubiertos pueden cambiar el sabor de lo que comemos y el modo en el que lo hacemos.

Pero Joen no es la única que trabaja en este campo. Varias investigaciones científicas, como la que llevó a cabo el equipo dirigido por Charles Spence y Vanessa Harrar de la Universidad de Oxford, revelan que, dependiendo del cubierto que utilicemos a la hora de comer, el sabor y la cantidad de la comida que ingerimos puedde variar.

Según explica Jeon, “todos nacemos con un sistema nervioso con enlaces cruzados que a partir de los 2 años y medio, más o menos, empiezan a degenerarse, desapareciendo los innecesarios” y “necesitaba una herramienta que me permitiera trabajar el mundo de las experiencias cruzadas en nuestra vida diaria, por lo que pensé que la vajilla era la más sencilla, la más intuitiva”.  La forma en la que experimentamos la comida es multisensorial”, remarca Jeon. Un acto en el que “se ven involucrados gusto, olfato, vista y tacto, por la sensación de la comida en nuestra boca”.

Por eso nos invita a comer de una manera más consciente. Prestando atención a “la sensación en la boca” de los cubiertos, “los colores estimulantes” de nuestras vajillas y sus “diversas formas orgánicas”. Además, nos recomienda “masticar y tragar lentamente los alimentos”, y que nuestra lengua toque y sienta los volúmenes de nuestros cubiertos si buscamos obtener una mayor sensación de saciedad. Como ella destaca, “después de todo, el acto de comer se ralentiza a medida que se toma el tiempo para apreciar la comida” y nos permite valorar con más detalle su sabor.

Los momentos de goce cuando comemos duran sólo unos segundos, aunque el trabajo de Jeon nos recuerda que vale la pena aferrarse a ellos por más tiempo y tratar de comer más lento y nutrir a nuestro cuerpo tal y como se merece.