Nacieron de un acto de locura personal, del deseo irrefrenable de atesorar obras u objetos para alimentar una pasión desmedida por una disciplina artística o por una afición en ocasiones extravagante. Nos adentramos en cinco museos holandeses creados a partir de célebres colecciones privadas, reconocidos a nivel internacional, de mecenas que dedicaron su tiempo y destinaron su fortuna a dejar un legado atemporal, para el disfrute de todos los demás.

Museo Kröller Müller – Otterlo

Sala de esculturas © Walter Herfst para el Museo Kröller-Müller

Inmerso en el paraje natural del parque nacional Hoge Veluwe, este museo de arte moderno y contemporáneo alberga más de 11.000 obras entre ellas cientos de lienzos y dibujos de Vincent Van Gogh, lo que la convierten en la colección privada del pintor holandés más importante del mundo. Durante las primeras décadas del siglo XX, Helene Kröller-Müller atesoró obras de los pintores más célebres de la época, desde Picasso y Juan Gris hasta Piet Mondrian, una afición que financiaba gracias a la compañía de comercio internacional de su marido Anton Kröller-Müller. El sueño de construir un museo para la colección se hizo realidad en 1938, un año antes del fallecimiento de su fundadora. Hoy en día, el Kröller-Müller cuenta además con la colección de esculturas al aire libre más célebre del país, con obras Henry Moore, Richard Serra o Auguste Rodin. Se trata de uno de los diez museos más visitados del país: una gran oportunidad para disfrutar del arte en plena naturaleza y admirar las obras de Van Gogh sin necesidad de hacer largas colas.

Museo Teylers – Haarlem

Sala oval © Museo Teylers

Está considerado  el museo más antiguo de Holanda y sus salas contienen desde fósiles de ballena y aves prehistóricas hasta instrumentos científicos del siglo XVIII. Proceden de la colección de Pieter Teyler van der Hulst, un comerciante de telas de ascendencia escocesa con un profundo interés por la ciencia y el arte de su época. En la impresionante sala oval del museo, abierta por primera vez al público en 1784, se encuentran las muestras de minerales, fósiles y libros con más de dos siglos de antigüedad así como algunos de los primeros telescopios, coetáneos de los desarrollados por Christian Huygens también en Holanda. El museo, antigua residencia de Teyler, es un viaje en el tiempo al siglo de oro holandés, en el que no faltan algunos de los más bellos dibujos de Rembrandt.

Museo Boijmans van Beuningen– Róterdam

© Museo Boijmans van Beuningen

Resulta difícil creer que el museo de arte más conocido de Róterdam y uno de los más importantes del país proceda de dos colecciones privadas. La primera de ellas fue la del abogado de Utrecht, Frans Jacob Boijmans, quien en 1849 la donó a la ciudad de Róterdam. Más de un siglo después, el museo adquirió la vasta colección de arte del empresario D.G. van Beuningen, uno de los hombre influyentes del puerto de Róterdam. El museo representa un recorrido por más de ocho siglos de historia del arte y es el único en Holanda que alberga obras de Van Eyck, Tiziano, El Bosco, Pieter Brueghel el Viejo y Salvador Dalí.

Museo Louwman – La Haya

En la localidad de Wassenaar próxima a La Haya se encuentra este museo de la historia del automóvil. La colección privada de este tipo más antigua del mundo, fue fundada en los años treinta por el empresario holandés P.W. Louwman, importador de las firmas americanas Dodge y Chrysler.  El primer ejemplar de la colección data de 1914, un Dodge único en el mundo por ser de los primeros vehículos manufacturados por la casa americana. Además, la colección cuenta con otros coches extraordinarios como el último Jaguar que ganó en el circuito de Le Mans en 1956, el Aston Martin de una de las películas de James Bond, el Cadillac de Elvis Presley o el Humber Pulman de Sir Winston Churchill. Un museo imprescindible para los amantes de los coches y muy recomendable para familias con niños, con una cafetería que recrea la plaza de una ciudad y unos alrededores perfectos para dar un paseo tras la visita.

Museo Sieboldhuis Leiden

Sala de estampas japonesas o ukiyo-e © Sieboldhuis

Traspasar sus puertas es adentrarse en la vida del médico alemán Philipp Franz von Siebold (1796-1866), que vivió en esta casa tras casi una década como doctor de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en Japón. Fascinado por la cultura nipona, Siebold se trajo consigo miles de objetos y artefactos así como un gran número de especímenes que conforman la primera colección botánica de Japón. La casa Siebold es desde entonces el museo de referencia de la cultura japonesa en Holanda. Cada año en el mes de mayo organizan un mercado japonés a orillas del canal Rapenburg, uno de los más bellos de Leiden.