Freek Sarink es psicólogo provocador. En su consulta, en lugar de escuchar buenos consejos o recibir una palmadita en la espalda, el paciente se encuentra con afirmaciones y preguntas incómodas que persiguen provocarle una reacción para, poco a poco, lograr devolverle la confianza en sí mismo. Su secreto: grandes dosis de humor y una actitud relajada y muy optimista. Como las dos figuras del maestro Yoda y Darth Vader que decoran su librería, Freek busca en sus pacientes la ambivalencia que todos tenemos para sacar lo mejor de ella. Desde hace unos años lo hace también con expatriados hispanohablantes, a los que ofrece su consulta y formación en castellano. Además, está escribiendo un libro sobre esta especialidad en español y trabaja en España ofreciendo cursos para introducir esta terapia, desconocida en los países del sur de Europa. Freek, o Federico, es, con su estilo directo típicamente holandés, un psicólogo que rompe moldes. Hablamos con él y con su colaboradora Daniela Tripaldi, en su consulta en Leiden.
¿En qué se basa exactamente la psicología provocativa?
Freek: Se trata de una manera de trabajar muy distinta de la psicología clínica habitual. En una consulta tradicional el terapeuta intentará que se cambien aquellos patrones de conducta que le causan problemas al paciente. En la nuestra le provocamos para obtener de él una reacción. Le hacemos comentarios del tipo: “tienes razón, la verdad es que eres un flojo y no vales para el trabajo que haces”. Y este es un comentario moderado, porque a veces se va más lejos y usamos frases muy fuertes para provocar su reacción. Pero en el fondo, no estamos diciendo nada que el paciente no sienta. Es más, en la mayor parte de las ocasiones, ellos suelen tener pensamientos mucho más negativos que los que yo les expreso, suelen ser mucho más duros consigo mismos. Y lo interesante es que después de escucharme a mí decírselo suelen defenderse diciendo: “hombre, no te pases, no soy tan inútil, yo valgo más”. Y a partir de ahí, empiezan poco a poco a recuperar su confianza. Para el psicólogo supone un reto porque le obliga a salir de su zona de confort y que no aplique las pautas o el método que ya conoce. Todos los profesionales nos sentimos más cómodos cuando seguimos un protocolo que ya está establecido y aceptado por la mayoría, y para hacer esta terapia hay que atreverse a salirse de este ámbito seguro, lo cual no es fácil.
Pero el enfrentarse a los miedos ya es algo que trata la psicología tradicional, ¿qué diferencia sustanciales existen entre ellas?
Daniela: La diferencia es que en la corriente clásica al paciente se le pone en frente de sus problemas de una manera muy cuidadosa, mientras que en la provocativa todo es mucho más directo. Se parte de la premisa de que el paciente es una persona con recursos, capaz de enfrentarse por sí sola a lo que le está sucediendo. Se trata de verle desde sus potencialidades y no desde sus debilidades.
Freek: En las sesiones provocativas somos muy activos, interrumpimos a menudo al paciente, estamos muy presentes, y eso supone un fuerte gasto de energía para el psicólogo. Pero al final del día, sentimos el alivio de haber delegado la responsabilidad del cambio en el paciente, no cargamos nosotros con ella. Por eso nos cansamos menos que en las sesiones tradicionales. Esa es una gran diferencia.
Entonces, si un paciente se va enfadado de su consulta, ¿es un éxito?
Freek: Algo así (ríe). El título de mi libro es “Eres un cabrón, pero gracias”. Los pacientes me llaman de todo, pero después reconocen que exponerles a la verdad sobre sus sentimientos, sobre su idea de sí mismos, les ayuda mucho. Dependiendo de cada uno, puedo aplicar la terapia antes o tomo más tiempo. Pero una vez que empezamos, la reacción suele producirse al instante, a veces en la misma sesión. Soy terapeuta familiar y para estas consultas utilizo otras herramientas que también dan resultados rápidamente. Ir al grano es mi forma de trabajar.

Freek Sarink, en un momento de la entrevista, mostrando una pizarra con numerosas alusiones a la cultura española.
¿Cómo adapta el humor o la buena comunicación a otra cultura como la hispanohablante, que no es la suya?
Freek: Hace años tuve la oportunidad de ver cómo trabajaba el fundador de esta terapia, y lo más interesante es que él aplicaba su método provocador después de captar muy bien cómo se sentía el paciente, a partir de la situación particular de cada uno. Por eso nunca se excedía con ninguno, porque sabía hasta donde podía llegar. Y esto es clave. Los psicólogos que hacemos esto provocamos al paciente según lo que creemos que a él le puede chocar, no a nosotros, y siempre tratamos de entender primero cómo es la imagen que tienen de sí mismos. Al poner sobre la mesa sus prejuicios, sus miedos…podemos trabajar sin ataduras, con libertad. Por eso para mí la diferencia cultural no supone una barrera, porque depende de cada uno. Ya he trabajado con pacientes expatriados, entre ellos españoles, y es cierto que no se parece a cómo trataría a los holandeses, pero por ahora ha ido bien con todos.
Daniela: En mi caso, en ocasiones me demoro algo más a la hora de aplicar esta terapia y quizás no lo hago de una manera tan fuerte como Freek pero lo cierto es que tengo pacientes españoles y de otros países europeos y la diferencia cultural nunca ha sido un problema.
¿Por qué ha decidido trabajar con especialistas y pacientes hispanohablante?
Freek: Hace años me contactó un portugués para pedirme si podía tratarle e hicimos la consulta en español. Desde entonces indagué un poco más y descubrí que no había psicólogos de terapia provocativa ni en Portugal ni en España. Aquí, en Alemania y en los países anglosajones sí está más asentada así que decidí ofrecerme para dar cursos en España. Voy a menudo para allá y en Holanda también organizo estas formaciones para los especialistas hispanohablantes que viven aquí, como mis colaboradoras Daniela y Laura.
Daniela: Es una gran ventaja poder recibir esta especialización en Holanda y en castellano porque para los psicólogos expatriados la oferta de formación es muy limitada, y si la hay, siempre es en inglés.
Y este interés por España, ¿de dónde le viene?
Freek: Mi conexión con España viene a través de mi mejor amigo Carlos. Él es hijo de una española y de un holandés y fue mi vecino aquí en Holanda durante 22 años. Yo iba a menudo a su casa y así conocí la cultura española, las tradiciones de su madre… y todo eso me encantaba. Después, él se fue a vivir a Málaga, se casó con una cordobesa y ahora cuando le veo no me queda otra que hablar español. Esa fue una buena razón para aprender español. Pero además, a mi mujer y a mí nos encantaría vivir en España cuando mi hija pequeña crezca y yo haya logrado asentar mi negocio allí. Este sueño ha sido mi impulso para estudiar el idioma de forma muy intensiva en los últimos años. En cuanto esté listo para trabajar en España, ojalá podamos irnos para allá.
Toma nota:
Freek Sarink ofrece tratamiento de psicología provocativa a hispanohablantes así como cursos de formación en castellano a psicólogos en Holanda y en España. Estas se pueden realizar en la consulta que tiene en Leiden o por Skype.
Para las sesiones en castellano ofrece además un 30 por ciento de descuento sobre la tarifa habitual, ya que asegura, también le ayudan a él a practicar el idioma.
La psicología provocativa no está cubierta por las aseguradoras en Holanda.
Más información en su web www.terapiaprovocativa.es o llamando al 0641 227 228.