El pasado viernes la Familia Real tomó un vuelo privado a su mansión en Grecia con el fin de pasar allí esta semana de vacaciones escolares. Si bien el lugar se encuentra en código amarillo en cuanto a contagios por coronavirus se refiere, la falta de empatía y el distanciamiento respecto de la ciudadanía holandesa, que se encuentra en confinamiento parcial, ha suscitado una gran polémica estos último días. Como consecuencia, los Reyes Guillermo Alejandro y Máxima, junto con sus hijas, retornaban ayer por la noche a La Haya. Reporteros expertos en la Casa Real consideran que los monarcas lo tendrán difícil para recuperar la confianza perdida en este momento tan delicado en el que el apoyo popular a las nuevas medidas no ha sido tan mayoritario como en marzo. Pero el más perjudicado es el Primer Ministro, Mark Rutte, quien estaba al corriente de los planes de la familia y no había visto inconveniente en que se realizaran. Esta mañana, a la entrada de la residencia oficial (Catshuis) ha hablado con los periodistas al respecto: «Confirmo que lo sabía, que tomé la decisión equivocada y que no supe reaccionar a tiempo y reconsiderarla tras la rueda de prensa del martes. Asumo toda la responsabilidad». Los diputados de todo el espectro político se muestran sorprendidos de que Rutte no haya previsto el grave problema que este viaje supondría. El Primer Ministro y el Rey se reúnen todos los lunes por la mañana desde que este último subiera al trono hace siete años y en estas conversaciones, siempre confidenciales, el Jefe de Gobierno debe ser informado de los viajes privados al extranjero del Rey y evaluar el interés público de estos. Fuente: NOS