En la rueda de prensa celebrada esta tarde, el primer ministro Mark Rutte ha declarado que la situación actual de la pandemia «no va mal pero tampoco lo suficientemente bien». Si bien el ritmo en el aumento de contagios se ha estabilizado en los últimos días, la presión sobre el sector sanitario no deja de aumentar y cada vez son más los enfermos con otras patologías que no son atendidos y hospitales que no pueden aceptar a más pacientes. «Las cifras deben bajar más rápidamente» ha dicho. Para ello, el Gobierno anuncia dos semanas de confinamiento casi total, el cual entrará en vigor a partir de mañana a las diez de la noche y terminará de manera automática dentro de 15 días. Las nuevas medidas son: todos los espacios públicos como museos, bibliotecas, zoológicos, teatros y cines cierran sus puertas; sólo se permitirá en la calle un grupo máximo de dos personas no convivientes y dos huéspedes en casa, siempre mayores de 12 años; las bodas solo podrán contar con un máximo de 20 invitados y los funerales con 30, en este caso a partir del 9 de noviembre; los gimnasios permanecen abiertos pero no podrán ofrecer clases grupales. Las profesiones de contacto como peluquerías o centros de fisioterapia permanecen abiertas. Todo el mundo deberá quedarse en casa, teletrabajar y «antes de salir fuera preguntémonos si es necesario, si no es para algo que no pueda resolverse sin salir» ha enfatizado Rutte. Las diferencias entre las regiones respecto del número de contagios es muy grande, con áreas como Róterdam donde el porcentaje de positivos sobre los testados es superior al 20%, muy por encima de la media nacional (16,6%). Rutte ha declarado que en aquellas regiones que ahora cuentan con un índice grave de positivos, si este no baja en la próxima semana, se implementarán medidas adicionales como un toque de queda y el cierre de los centros de educación secundaria. Respecto de viajar al extranjero, el primer ministro ha sido claro: «no viajen hasta mediados de enero al extranjero, es una recomendación urgente». Por otro lado, el ministro de Salud Hugo de Jonge se ha referido a las Navidades y ha dicho que estas medidas se toman ahora por una buena razón, para darle aire al sector sanitario y ganar el espacio necesario para «poder celebrar las fiestas en familia, con la gente que queremos». No se han referido a las personas que residen en Holanda y deben viajar al extranjero para celebrar estas fiestas con los suyos. Ambos han explicado que esta segunda ola difiere de la anterior en que durante demasiado tiempo las infecciones se mantienen en niveles muy altos, por lo que la curva sube más lentamente y se estima que también baje a un ritmo más lento que en abril. «Esto significa más presión en los hospitales durante más tiempo» ha señalado De Jonge, por lo que estas medidas pretenden reducir el factor R por debajo de 1 y «que todos seamos solidarios» con los sanitarios y los enfermos de otras enfermedades que están sufriendo las consecuencias de la pandemia de manera más acusada.