María Luisa Estiz es actriz, periodista y directora de teatro. Pero sobre todo, es una comunicadora nata. Desde Buenos Aires imparte cursos online de lenguaje y expresión corporal, una experiencia regeneradora por dentro y por fuera con la que uno logra ganar la confianza necesaria para transmitir mejor sus ideas, sus mensajes, ya sea en reuniones de trabajo – online o presenciales – como en las relaciones sociales más íntimas. Porque si el lenguaje es lo que caracteriza al ser humano, saber usarlo es lo que hace la diferencia entre un buen y un mal comunicador. Y adelanta dos secretos clave para el éxito: saber reírse de uno mismo y aprender a observar y a escuchar.

¿Qué es la lectura y potencialización de los lenguajes corporales?
Mi trabajo es leer lo que me dice el cuerpo de mi cliente, observar las zonas a destrabar y potenciar su don expresivo al máximo. Porque todas las personas tienen un don expresivo, no hay nadie que no sea capaz de comunicarse. Yo me focalizo en buscar el sello propio que tiene esa persona a la hora de comunicar, en ese aspecto positivo que le hace diferente y se lo muestro como en un espejo. Porque a menudo el pánico escénico que sentimos cuando debemos hablar en público no es miedo, sino adrenalina. Y esta sensación puede provocar un impulso muy positivo si sabemos identificarlo.

Usted vive en Buenos Aires, Argentina, ¿cómo se le ocurrió ofrecer sus cursos a los hispanohablantes que vivimos en Holanda?
La pandemia ha hecho que mi trabajo deje de tener fronteras, ya que hace unos meses, durante el confinamiento, tuve que empezar a dar mis coacheos por videollamada, algo que no había hecho antes. Yo tenía mis dudas pero resultó que funcionaba perfectamente. Mi hermana vive en Holanda y comentándolo con ella me animó a que lo intentara con los que como ella viven allá, y así fue como me lancé, creé mi página web en unos meses y ahora ofrezco este servicio a todo el que quiera en cualquier parte del mundo.

Pero, ¿no tiene el lenguaje corporal sus propios códigos culturales, que dependen del lugar donde uno vive?
Sí, por supuesto que los tiene, los latinos somos más expresivos, los centroamericanos quizá tienen la parte central del cuerpo más desbloqueada y en Holanda son más formales y serios. Pero si bien cada cultura tiene su propia idiosincrasia, existe un código en el lenguaje corporal que es universal y que tiene que ver con una cuestión clave: el estar abierto o cerrado durante la comunicación. Si alguien te habla con sus brazos cruzados tiene menos predisposición a escucharte que si lo hace con otro gesto, de brazos más abiertos. Y eso es universal. En el coacheo expresivo trabajamos en esta apertura, para permitir que nos llegue la información de fuera y poder transmitirla bien basándonos en lo que queremos comunicar. Se pueden aprender técnicas de respiración procedentes del mindfulness y otros apoyos corporales – como por ejemplo, focalizar nuestra mirada – que nos permiten «instalarnos» en un lugar seguro desde el cual comunicar de manera efectiva. En este sentido la permeabilidad es fundamental: en todo acto comunicativo hay al menos un interlocutor, por lo que es esencial saber escuchar para poder hablar, estar «poroso», dispuesto a recibir información del otro y a darla. Y lo que yo enseño son tips que una vez aprendidos se quedan para siempre, es como montar en bicicleta.

A nuestros lectores les enseñarías estas técnicas a través de sesiones online, ¿se puede lograr el mismo resultado que si la cita fuese presencial?
Es un reto, sin duda, pero sí, es posible lograr los resultados esperados. Mi labor es enseñarle a comunicarse tanto online como de manera presencial, aunque el curso que yo dé sea sólo por videollamada. Comunicar online difiere mucho de hacerlo cara a cara, ya que por la pantalla no se pueden aplicar todos nuestros sentidos al no tener contacto físico con la audiencia. El olor de un perfume, el entorno de la sala en la que nos encontramos, si es grande o pequeña, toda esa información se pierde. Por eso me centro mucho en la voz y en la oratoria, porque esta deja entrever muchos matices de la persona y de los modos de comunicar.

Al hablar de la voz es indispensable hablar del idioma, ¿sus técnicas se pueden aplicar a cualquier idioma?
Sí, aunque yo los enseño en español estas técnicas son herramientas universales perfectamente aplicables a cualquier idioma o a cualquier tipo de encuentro, desde una reunión presencial con más personas hasta una virtual.

¿Cómo es el curso que ofrece, de que partes se compone?
Este curso está dividido en cuatro módulos, todos ellos desarrollados por mí, a partir de mi experiencia profesional y de los estudios universitarios que he finalizado en periodismo y arte dramático. El primer módulo se centra en conocer nuestro cuerpo, ubicar cuáles son nuestros apoyos corporales, y sobre todo analizar nuestra voz. Cómo nos oye el que nos escucha, qué tipo de voz tenemos y cómo podemos potenciarla al máximo. También hago un trabajo psicólogico sobre cómo nos sentimos aquí y ahora, en el momento de comunicar, directamente relacionado con las técnicas de mindfulness. El segundo método se centra en el contenido de lo que transmitimos, en la verosimilitud del mensaje, porque de poco sirve saber expresarse si aquello que queremos contar no llega bien a nuestra audiencia. A través de estos dos módulos buscamos ese sello propio que nos diferencia de los demás, lo que yo llamo la «identidad estética» y que puede ser incluso ese defecto o aspecto peculiar que nosotros escondemos porque creemos que nos perjudica, cuando puede ser al contrario. El módulo tres se focaliza en abrir la percepción, en captar «las energías del público». Saber la audiencia a la que nos dirigimos es fundamental, por ejemplo, para aprender a generar feedback de un público que no está siendo muy demonstrativo. En el último módulo repasamos todo lo aprendido y concluimos con ensayos donde la persona verá que logra parecer muy natural cuando se expresa si bien todo está cuidadosamente entudiado y practicado. Yo recomiendo ocho sesiones de una hora para alcanzar un buen resultado.

En la web de María Luis se detallan todos los distintos cursos que ofrece.

¿Recuerda algunos talleres de cuyos resultados esté especialmente satisfecha?
Sí, recuerdo dos, el de un ingeniero que me llamó para pedirme ayuda porque decía que sufría una «violencia en la comunicación» con sus clientes, algo que sus socios le habían criticado ya que al parecer afectaba a la imagen de la empresa e incluso le hacía perder clientes. Tuvimos que revisar todos los modos de comunicación para reducir su reactividad, para que aprendiera a escuchar y a observar al otro. Otra mujer tenía un impedimento para expresarse socialmente y con ella tuvimos que trabajar la apertura en su lenguaje corporal, tanto para comunicarse en el entorno laboral como el personal. Y es que este coacheo beneficia el desenvolvimiento personal, todos tenemos una voz y es importante poder expresarla, sea en el contexto que sea. Para prosperar profesionalmente es esencial tener una comodidad expresiva que se desarrolle también en el círculo más íntimo. Estos talleres ayudan a las personas a buscar su autenticidad.

¿Qué errores cometemos más a menudo al expresarnos?
El más habitual es la incapacidad de observar. A menudo no tenemos en cuenta cómo nos sentimos nosotros ese día ni cómo se encuentran las personas a las que nos dirijimos. Hablar en un tono de voz inadecuado para la situación, no saber escuchar al otro… todo esto son errores que cometemos cuando vamos demasiado rápido, cuando no nos paramos para observar a nuestro alrededor antes de empezar a hablar.

En su experiencia profesional como actriz y como coach, el aspecto lúdico de la comunicación juega un papel esencial, expresarse debe ser divertido. Cuéntenos un poco mejor.
Si no afrontamos los procesos comunicativos con humor, desde el juego, nos volvemos muy solemnes y acartonados. Lograr reírnos de nosotros mismos, de las situaciones en las que nos pone la vida, debe estar en el centro de todo hecho comunicativo. Yo soy imperfecta, por eso los comunicadores que me generan empatía son también imperfectos. Sus defectos, su vulnerabilidad, son grandes aliados a la hora de comunicar bien. Y para sacar a relucir estas facetas nuestras, que no nos gustan, hace falta humor. Por es tan importante trabajar en esto, porque es una garantía de éxito.

¿Qué sería para usted un resultado exitoso en alguien que reside aquí en Holanda?
Para mí sería un éxito que mi cliente logre conocer su potencialidad expresiva y disfrute comunicando, que pierda toda la tensión y viva estos momentos como placenteros, divertidos, transmitiéndole al público lo que él o ella desea. Holanda es un entorno diferente, por eso me da mucha curiosidad escuchar sobre las experiencias comunicativas de mis posibles clientes allá y ayudarles a comunicar sin barreras y con confianza, mostrando quiénes son realmente, independientemente del contexto cultural. En definitiva, quiero ayudarles a que logren dar lo mejor de sí mismos. Ese es el fin último de mi trabajo.

Si quieres conocer más acerca de los cursos que ofrece María Luis Estiz, consulta su web: https://soylachamanaurbana.com/ o envíale un email a maruestiz@gmail.com

María Luisa ofrece cuatro sesiones de una hora por 100 euros. La primera charla para realizar el diagnóstico expresivo es sin cargo.