Jan Modaal busca una casa desde hace tiempo y no la encuentra. Jan tiene un salario que no es tan bajo como para acceder a una vivienda social y las posibilidades de comprar una vivienda cerca de su trabajo se han reducido para él en los últimos años. Como les pasa a la mayoría de los maestros de escuela, enfermeros, bomberos y agentes de policía en Holanda, para Jan Modaal, el aumento constante del precio de la vivienda en los últimos años le ha impedido contratar una hipoteca para comprar una casa. Porque Jan Modaal, que se podría traducir como Juan Promedio, no es una persona real, sino una ficción que se utiliza para representar los ingresos medios de la gran mayoría de la población del país. Y la realidad es que acceder a una vivienda es en este momento casi un imposible para casi todos. El aumento de los precios en los últimos años más el endurecimiento de las condiciones para conseguir una hipoteca han ido aumentando la brecha entre los salarios y las posibilidades de comprar una casa, lo que ha generado una situación que no se veía desde hacía muchos años en Holanda. Vayamos a los datos concretos. 

Quien busca comprar una casa puede conseguir, en este momento, una hipoteca máxima de aproximadamente 4,5 veces su salario anual, mientras que el precio medio actual de la vivienda supone 9 veces el salario promedio, el de Jan Modaal, que en septiembre de 2019 se fijó en 35.500 euros brutos al año, lo que resulta en unos 2.100 euros al mes en el bolsillo. Haciendo cuentas, una maestra de escuela, por poner un ejemplo, podría conseguir una hipoteca por unos 160.000 euros mientras que el precio medio de una vivienda ronda los 300.000. Claro que hay viviendas que cuestan menos que eso, que son mas pequeñas, pero se encuentran muchas veces lejos del trabajo, o no están en tan buenas condiciones, lo que conlleva un mayor gasto de mantenimiento y servicios. También es verdad que Jan Modaal no vive solo, aunque esa es la tendencia a futuro. Y como la demanda es cada vez más grande, los precios suben y la oferta es cada vez menor. En síntesis, Jan Modaal, según la consultora de hipotecas De Hypotheker, sólo tiene un 5 por ciento de posibilidades de comprar una de las viviendas que se ofrecen en la web Funda, que reúne casi el total de la oferta existente en Holanda.

Acceso a la hipoteca, con uno o dos salarios. Fuente: De Hypotheker.

Hipotecas y nitrógeno

Esta situación podría explicar la tendencia actual de poner en marcha muchos proyectos destinados en su mayor parte a viviendas de alquiler. Si Jan Modaal no puede comprar, no le queda otra opción que alquilar. Se reducen además el número de metros cuadrados, para que Jan pueda acceder al alquiler, ya que estas casas también tienen su valor marcado por el precio del metro cuadrado. Hoy se pagan, de media, unos mil euros de alquiler por la zona de La Haya y Zoetermeer, y esta es la única opción para una cantidad cada vez más grande de gente, especialmente para los jóvenes, que se incorporan en estos años al mercado de la vivienda.

El precio de los alquileres también sube, mientras que los salarios no lo acompañan de la misma manera. Para quien no se ha cambiado de casa, el alquiler entre 2018 y 2019 le ha aumentado en un 2 por ciento aproximadamente. El que sí se ha mudado, el aumento ha sido de alrededor del 8 por ciento.

Son varios los factores los que han generado lo que ya se nombra como crisis de la vivienda, y desde no hace mucho tiempo se ha sumado otro más: el medioambiental, asociado con las contaminación por dióxido de nitrógeno, que determinó la detención repentina de muchos proyectos de construcción para contener las emisiones. Justo cuando se intentaba aumentar la producción de unidades para estabilizar su precio. El problema del nitrógeno, no solo perjudica a Jan Modaal en su búsqueda de una casa, sino que también, hace peligrar su puesto de trabajo.

Y por último, la guinda del pastel la pone la concentración cada vez mayor de la población y de la oferta laboral, lo que genera de nuevo una brecha entre el valor de una vivienda en una región o en otra. Este año la diferencia del valor del mercado entre una y otra alcanzó los 175.000 euros: mientras que en Noord Holland el precio medio de una vivienda ronda los 388.000 euros, en el norte del país, en Groningen, es de 213.000 euros.

No se conoce a ciencia cierta cuándo se creó esta figura ficticia de Jan Modaal, pero desde los años sesenta en adelante, se ganó su espacio en el centro del debate político en Holanda. Las políticas económicas de cada gobierno se han ido evaluando en función de cómo afectarían al bolsillo de Jan Modaal. ¿Tendría al final del mes un poco más para poder ahorrar o comprar lo que necesita, o para poder tomarse unos días de vacaciones? Este relato explica, quizás, el orgullo de Holanda de haber logrado, en no muchos años, convertirse en uno de los países con menos desigualdades sociales en el mundo. Pero poco a poco este baremo empezó a cambiar, y la política económica holandesa se ha ido centrando más en la competitividad del mercado, en porcentajes, rentabilidad, ganancias y pérdidas, dejando a Jan Modaal y a su familia casi como meros espectadores. Hoy Jan no encuentra casa. Esperemos que los políticos vuelvan a pensar en Jan de cara al futuro, no vaya a ser que, además, se quede sin techo.