Si estás leyendo este artículo, vives en los Países Bajos y sabes cómo pronunciar correctamente las palabras ei (huevo) y ui (cebolla), puedes darte oficialmente como iniciado en el idioma neerlandés. Si además sabes dónde poner el acento en el nombre Wageningen, tu nivel es ya algo más avanzado. Aunque el idioma de los Países Bajos sea para algunos difícil de aprender, saber cómo hablar la lengua neerlandesa destaca como uno de los factores más importantes para la evaluación de la integración en el país. Prueba de esto es que las personas que optan a la obtención de la nacionalidad holandesa deben demostrar un nivel eficiente de cultura e idioma neerlandés. También se necesita demostrarlo si se quiere ejercer una profesión médica dentro del sistema holandés de salud, en este caso un nivel B2, lo cual es comprensible si se va a trabajar con población holandesa. Y es que por mucho que la gran mayoría de los habitantes de Holanda hablen inglés, conseguir comunicarse en neerlandés es clave para sentirse parte de su sociedad. Por lo tanto, no es de extrañar que el proceso de aprendizaje del idioma de destino contribuya a que nos sintamos frustrados e ineficaces durante un tiempo. Conseguir tolerar este ritmo lento que constituye el proceso de aprendizaje de un idioma y con él de la cultura de un país es todo un reto, pero no es imposible.

Podríamos considerar el idioma como el aspecto más sentimental con el que cuenta una cultura. Más allá de mitos fundacionales con los que se intenten elevar sentimientos «de nación», la lengua es el vehículo para expresar pensamientos, emociones, opiniones y afectos. Tener la capacidad de expresarnos con fluidez en uno o varios idiomas, y ser capaces a su vez de entender lo que nos dicen y lo que leemos nos hace sentirnos más cómodos en el nuevo entorno. Por ello no sorprende que cuando emigramos, el idioma sea una de las barreras más importantes si este es distinto de la lengua materna. Recientemente una clienta me lo ilustró de una manera muy esclarecedora cuando comparó el desconocimiento de un idioma con un proceso de «encogimiento», de irse haciendo cada vez más pequeña. El lenguaje está tan cerca de nuestros sentimientos que aunque necesitamos hablar la(s) lengua(s) materna(s) con asiduidad cuando estamos lejos de nuestro país de origen, también precisamos aprender el de acogida para llegar a acercarnos del todo al país y a sus ciudadanos.

 

«La lengua es el aspecto más sentimental de una cultura»


El correcto holandés y los intentos por hablarlo

Actualmente son veinticuatro millones de personas en el mundo las que hablan neerlandés, tanto en el territorio de los Países Bajos como en Flandes, Bruselas y Surinam. El Nederlandse Taalunie es el organismo oficial que regula su uso y sus normas. Según una investigación para esclarecer el uso del «standard Dutch», o el neerlandés estándar, Harlem, la zona del Randstad y la zona del oeste son consideradas como áreas en las que el neerlandés estándar es más usado. Sin embargo, hay tantas formas de hablarlo como acentos, usos e influencias tiene y ha tenido cada zona. La lengua, ya se sabe, es como un órgano latente y que evoluciona. No hace mucho se levantó la polémica del supuesto peligro que corría el neerlandés, sobre todo en las universidades, debido a la elevada demanda de másters en inglés.

¿Pero qué pasa cuando nos atrevemos por fin a intentar hablarlo? Una experiencia muy común es que cuando nuestro interlocutor o interlocutora detecta que nos cuesta, que tenemos errores, o que no lo hablamos bien, nos responde en inglés. Este gesto, que seguramente contiene la mejor intención por parte de los holandeses, ciertamente nos puede desanimar a seguir hablándolo y hacer que nos refugiemos en el socorrido inglés. O lo que es peor, sacuden la mano y dicen oh no, don´t worry (nada, nada no te preocupes). Una buena estrategia para enfrentarse a estas situaciones es continuar respondiendo en holandés por muy precario que creamos que es y por mucho inglés que nos devuelvan, ya que seguir intentándolo es la única forma de aprender.

Para las personas hispanohablantes puede resultar especialmente difícil la pronunciación, a veces altamente contra intuitiva y poco literal, como se ha observado en los ejemplos más arriba. Sin embargo, no es menos cierto que el neerlandés cuenta con unas formas verbales relativamente sencillas de aprender, tal y como se desprende de un reportaje publicado por Gaceta Holandesa al respecto. Personalmente, lo que más me gusta es que es un idioma que invita a la escucha atenta y paciente, ya que hay que esperar hasta el final de la oración para escuchar el verbo y por tanto dotar de sentido completo a la frase.

El idioma como herramienta de exclusión

Para la realización de mi tesis de máster en el 2017, llevé a cabo entrevistas en profundidad a mujeres hispanohablantes que trabajaban en el sector de la limpieza en Países Bajos. Buscaba esclarecer sus sentimientos de inclusión laboral, y hasta qué punto la diversidad era tenida en cuenta en las empresas para las que trabajaban. Precisamente una de las conclusiones más llamativas de la investigación fue que la falta de conocimiento del neerlandés era un factor determinante para los sentimientos de inclusión laboral, siendo este grupo de mujeres las que más a menudo se encontraban aisladas y excluidas del grupo de trabajo.

En el marco de esta investigación también pude comprobar como, curiosamente, las versiones en holandés y en inglés de determinadas páginas web cambiaban sustancialmente de un idioma a otro. Por ejemplo, en la versión inglesa desaparecían ciertos apartados o aparecían nuevas páginas ofreciendo puestos de trabajo precarios.

Nunca es tarde para aprender

Si bien es cierto que los cursos disponibles para aprender holandés pueden llegar a ser algo costosos, siempre se pueden encontrar recursos más económicos para practicar y mejorar el neerlandés. Entre ellos, están alternativas como las que ofrecen algunas ciudades en las que grupos de voluntarios están dispuestos a pasar una hora tomando café y dando conversación en neerlandés. Esta es una buena forma de practicar el vocabulario habitual cuando se tiene un mínimo de nivel. También están los taalmatjes, o compañeros de idioma, personas con las que también se puede practicar la conversación. Además se organizan en varios puntos del país tardes de intercambios de idioma, una alternativa perfecta para practicar y además conocer gente en un ambiente más relajado que el de un aula. Por otra parte, las Volksuniversiteit en varias ciudades ofrecen cursos asequibles. Por último, muchas empresas en Holanda están dispuestas a costear cursos de neerlandés a sus trabajadores. Siempre se pueden encontrar las alternativas para que, cada cual a nuestro propio ritmo, consigamos sumergirnos en la desconocida y rica lengua neerlandesa y por lo tanto derribemos una pequeña barrera más en esta aventura que es el proceso migratorio.