A pesar del repiquetear de las agujas de fondo, el taller de Laura Marcos nada tiene que ver con la costura tradicional. En sus cursos sus alumnos bocetan a mano, diseñan y junto a ellos se disponen bovinas de algo similar al hilo. Pero ni rastro de tela. Con la mirada puesta en el futuro, Laura ha fundado LDM Designs and Workshops en Rijkswijk, cerca de La Haya, para formar a niños y adultos en el diseño y la impresión en 3D. Periodista de profesión y diseñadora de vocación, afirma que Holanda le ha dado la oportunidad de descubrir su pasión: la creación vinculada al diseño industrial. Disfruta enseñando sobre esta nueva tecnología que, reconoce, une a padres y a niños “porque ellos se vuelven a casa encantados con lo que acaban de imprimir y los padres sienten que han compartido una nueva afición con sus hijos”.
¿Cómo empezó con esta nueva vocación?
Mi marido y yo llegamos a Holanda hace quince años. Yo había estudiado periodismo en Madrid y cuando llegué ejercí de profesora de español y trabajé como documentalista. Pero sentía que quería desarrollar mi lado creativo así que me animé a estudiar un posgrado en diseño industrial en la escuela de Bellas Artes de La Haya. Fue entonces cuando compré mi primera impresora en 3D y al ver el interés que despertaba entre mis amigos y familiares decidí impartir cursos. Y esto es a lo que me dedico desde hace tres años.
¿A quién van dirigidos sus cursos?
En principio son para todo el mundo pero la mayor parte de los alumnos que tengo son niños y jóvenes. Me gusta mucho enseñarles algo así que cada vez está más presente en nuestra vida y que en el futuro les será muy útil. Y lo curioso es que es habitual encontrar a padres que se suman al curso con sus hijos. He impartido cursos a niños de hasta 5 años, mucho más jóvenes de lo que en un principio imaginé. Aunque para que puedan trabajar de forma independiente, la edad idónea es a partir de los ocho años. Es increíble lo rápido que los niños entienden cómo funciona, yo me crie sin ordenadores y pensé que sería complicado para ellos, pero está claro que crecen en un contexto totalmente diferente.
¿Cómo aprende un niño las nociones básicas de esta impresión en 3D?
En mi curso de “Iniciación a la impresión del diseño en 3D” los niños aprenden las nociones básicas en dos sesiones de varias horas. Además de la teoría, les muestro vídeos para que vean aplicaciones muy interesantes que se están realizando con este tipo de tecnología y además hacemos una demostración en vivo con una de mis impresoras. Y durante los once minutos que puede durar la impresión, los chavales se acercan a la máquina y pueden ver cómo se va creando el objeto capa a capa, las partes que tiene la máquina y les voy explicando el proceso. En la última hora nos ponemos con el programa Tinkercad, un programa tipo Autcoad que ellos pueden usar sin necesidad de bajarse ningún software porque todo lo que diseñan se guarda en la nube. Después les doy una semana para que trabajen en casa en un proyecto que en la siguiente sesión imprimiremos.
¿Qué es lo que más les gusta imprimir?
He tenido de todo: niños que han impreso dragones, tanques, una pistola, y niñas que se hacen desde pendientes hasta un templo griego. Hay para todos los gustos. Siempre me sorprende lo entusiastas y curiosos que se muestran cuando hacen este curso: les alucina ver que algo que ellos crean de la nada se transforma en un objeto tangible, que cobra vida, y que se pueden llevar consigo. Les hace sentirse muy orgullosos. Pero no se trata tanto del objeto sino de la experiencia. Me gusta ver que, por ejemplo, la impresión en 3D sirve de nexo común entre padres e hijos. Es como si los adultos quisieran acercarse al mundo de sus hijos a través de este curso, como si el diseño 3D fuera también una forma de entender la nueva realidad que viven sus hijos. Los dos lo disfrutan mucho porque los niños se van a casa encantados con lo que acaban de imprimir y los padres sienten que han compartido una nueva afición con ellos.
¿Suelen quedarse con las ganas de aprender más?
Sí, muchos de ellos vuelven para tomar más clases. Tengo el caso de un alumno de 6 años que hizo este curso en verano y le gustó tanto que ahora sus padres me han pedido que le dé una clase semanal de una hora y media en un curso continuado y enfocado en sus intereses. También he tenido antiguos alumnos que me han pedido imprimir más diseños que han hecho posteriormente. Y a ellos les cobro el material y el coste de impresión. Para los que quieren seguir conmigo ofrezco cursos más especializados, como uno sobre el mundo del diseño en el que yo, como cliente, les hago un encargo de un producto que ellos tienen que idear desde el primer boceto dibujado a mano hasta su impresión.
¿Ha mejorado mucho el acceso a la impresión en 3D? ¿es fácil usarlo a nivel personal?
Las impresoras para particulares suelen costar desde 900 euros hasta 4.500 las de una calidad superior. Pero es una tecnología que no deja de avanzar. Yo tengo tres y una de ellas la compré a una startup: tiene tres cabezales lo que permite escanear un objeto y al retirarlo ella lo reproduce igual en 3D. Pero para disfrutar de esto no hace falta tener impresora propia porque se puede encargar la impresión a webs como Shapeways y I Materialise que no sólo lo imprimen sino que te dan el coste aproximado de un diseño antes de encargarlo, y eso es muy útil.
¿Cómo ha influido Holanda en su profesión?
La influencia ha sido total porque si no hubiese venido aquí no habría conocido todo este mundo del diseño, en España seguramente me habría acomodado más. Además en Holanda el diseño en 3D pisa muy fuerte, por el prestigio que tiene el diseño industrial. Salir fuera me ha abierto la mente.
Toma nota:
Los cursos de iniciación de LDM Designs and Workshops tienen un precio de 100 euros por persona. Para los padres que acompañen a sus hijos y quieran participar el curso tiene un precio de 50 euros.
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Infórmate: laura@ldmdesigns.com o a través de Facebook