Silvia y Natalia son arquitectas y tras trabajar en España, ofrecen sus servicios a los expatriados, sobre todo hispanohablantes, que quieran reformar su casa en Holanda. Mientras Natalia importa la cultura española y sus más de 15 años de experiencia desarrollando proyectos en estudios de Madrid y el Randstad, Silvia se mueve como pez en el agua en las obras y aporta el lado más latino por su origen venezolano. En unos días se van a la Feria del Azulejo en Valencia para negociar con proveedores la posibilidad de vender sus azulejos a sus clientes en Holanda. “Porque a los españoles que vivimos aquí la gama de colores de las marcas holandesas se nos queda corta”. Una metáfora que ilustra lo que ellas saben hacer muy bien: lograr viviendas que respiren la cultura hispanohablante mezclada con la calidad neerlandesa. Y todo ello con bajas dosis de estrés y altas cantidades de calidez humana.
¿Qué diferencias encuentran en la forma de construir las viviendas en Holanda respecto de España, por ejemplo?
Silvia: Yo creo que una diferencia principal es el aislamiento. Las de aquí están mucho mejor aisladas del exterior, con mejores materiales. En España la preocupación por la optimización medioambiental ha llegado más tarde. Cuando yo trabajaba allí, el código técnico español era (y es) muy exigente, quizás más que el holandés, pero se respetaba menos. Sobre todo antes de la crisis, las casas se hacían rápido y con malas calidades. Y luego está la cultura del “háztelo tú mismo” de aquí: la gente se hace todo en su casa sin ayuda de nadie, y no siempre de la mejor manera.
Natalia: Y otra diferencia grande que no está relacionada con la calidad es que en Holanda los vecinos pueden echar para atrás un proyecto de reforma si consideran que les perjudica. Por ejemplo, en una de las viviendas que hemos reformado, los dueños querían instalar un ventanal corrido en toda la primera planta y abrir el tejado, lo que aquí llamamos un “dakkapel”, pero de dimensiones muy grandes. A los cuatro vecinos de enfrente no les pareció bien porque decían que les quitaba privacidad. El ayuntamiento les llamó a todos a conciliar a pesar de que el ventanal cumplía todas las regulaciones. Y en este caso salió bien pero puede pasar que no salga adelante si los vecinos se niegan.
Se han centrado en el público expatriado, ¿por qué?
Natalia: Nos parece que este es el tipo de cliente al que nosotras podemos ofrecer más. Porque culturalmente somos muy parecidos y entendemos mejor sus necesidades y porque hablamos el mismo idioma. A nosotras no nos sorprende que un cliente quiera poner persianas, un bidé en su baño o que le dé mucha importancia al tamaño de la cocina. Además, el holandés, con su cultura de “yo me lo hago” reduce sus costes al máximo mientras que los expatriados están dispuestos a invertir más en una reforma para que les quede perfecta. Muchos de ellos son profesionales muy ocupados, sin tiempo libre, y valoran mucho que otros como nosotras se ocupen de todo.
Silvia: Y es que hablamos de familias que acaban de llegar o que se pierden con la normativa holandesa, toda en neerlandés. Así que nosotras nos comprometemos a asistirles en todo el proceso, desde el momento en el que ven una casa que les gusta y necesitan dos arquitectas que les presupuesten lo que les podría costar la reforma hasta el día que entran a vivir en ella.
Con esta dedicación, ¿dónde termina su trabajo de arquitectas y donde empieza el de asistente personal de los clientes?
Natalia: Con nuestra experiencia en las últimas tres obras que hemos hecho nos hemos dado cuenta de que el expatriado necesita apoyo en muchos sentidos. La compra de una casa y reformarla es un proceso estresante y difícil si lo haces en un país que no es el tuyo, y por eso muchas veces acabamos haciendo de psicólogas.
Silvia: En nuestro trato con el cliente nos ayuda mucho el hecho de que tanto Natalia como yo hemos pasado por el proceso de reformar nuestra casa en Holanda. Y sabemos la ansiedad que produce el reformar una casa sin el apoyo familiar, sin poder dejar a tus hijos con tu madre para irte a elegir la cocina. Detalles como ese nosotras los hemos sufrido y eso nos permite empatizar mucho con nuestros clientes.
Así que su empresa nació de la idea de evitarles a otros el estrés que sufrieron en sendas reformas…
Natalia: Sí, eso es, y en mi caso incluso con pareja holandesa. Pensarás que eso me ayudó pero no fue así: acabamos pagando el triple de lo que habíamos presupuestado y nos timaron igual que a cualquier otro. Entendemos perfectamente esa carga emocional y con nuestro servicio aseguramos que los dueños pagarán menos por su reforma que si lo hicieran por su cuenta y que todo el proceso se supere sin estrés. Porque les facilitamos el acceso a todos los profesionales que necesitan, desde un buen carpintero a una cuadrilla de albañiles de confianza, y con ello se ahorran el tener que buscar a ciegas en internet, como hicimos nosotras, y que en muchos casos nos salió rana.
¿Y aseguran que su servicio, con todo lo que incluye, es más barato que el de otros interioristas?
Silvia: No sé lo que podría cobrar un interiorista holandés pero lo que sí puedo asegurar es que un expatriado que nos contrata se ahorra hasta un 30 por ciento de lo que le costaría haciéndolo por su cuenta con un contratista holandés. Porque sabemos lo que nos costó a nosotras nuestras reformas y lo que le pedimos a nuestros clientes. Y el ahorro es de ese orden. Además, al sentarnos a hablar antes de empezar la obra, podemos anticipar posibles problemas que van a surgir y nos evitamos sorpresas.
¿Qué aporta cada una de ustedes al equipo?
Silvia: Desde que empecé a trabajar en Venezuela con mi propia empresa, siempre me he especializado en la supervisión de la obra. Natalia tiene más experiencia en trabajo de estudio, en el proceso de diseño de un proyecto. Mi perfil es más el de estar en la calle, con los responsables de la obra. Y yo sin Natalia no podría entenderme con los clientes.
Natalia: Sí, pero tú eres la que sabe negociar los precios y cuida de que los que trabajan con nosotras cobren de una forma justa. Aunque profesionalmente nuestro perfil es muy diferente, porque yo sin hacer un plano no puedo trabajar, en nuestra forma de trabajar nos parecemos mucho. Silvia sabe mucho de interiorismo también, es muy versátil. Y las dos coincidimos mucho en el gusto que tenemos y en cómo ideamos un proyecto. A las dos nos gustan las propuestas calmadas, sin estridencias, pero con un toque que las haga diferentes.
Silvia Adarmes y Natalia de Andrés trabajan en Leiden y ofrecen sus servicios de reformas a medida en la zona del Randstad.
Una primera cita puede contratarse a través del correo electrónico info@aplusainteriors.nl. Más información en su página web y en Facebook.