La fábrica pertenece a Refugee Company, una ONG que cuenta con varias sedes en todo el país a través de las cuales gestionan negocios con los que impulsan la integración laboral de personas refugiadas en Holanda. Para esta nueva iniciativa, los empresarios Fleur Bakker y Jaap Stelwagen se han decidido a poner en marcha esta fábrica con la que ya han empezado a fabricar mascarillas quirúrgicas, una cada tres segundos, para distribuirlas por todo el país. Aunque la fábrica puede suministrar más de un octava parte del total de mascarillas necesarias para los sectores como el sanitario o el del transporte, el Ministerio de Salud Pública no ha apoyado a Bakker y Stelwagen, como ellos denuncian, aunque han mostrado interés en ayudar a la compañía. Ambos lo han gestionado con sus propios medios: la mujer de Stelwagen es de origen chino y a través de sus contactos, pudieron importar 25 kilos de material filtrante para mascarillas, con la ayuda también de la hermana del otro socio (Bakkers), piloto de KLM. La Fundación Philips y el proveedor de créditos Qredits le proporcionaron un préstamos de 350.000 euros y Philips por su parte ya le hizo un primer pedido de un millón de mascarillas. Fuente: De Volkskrant