Ahora que muchos consumidores hacen la compra online, la presión sobre los centros de distribución de las grandes cadenas de supermercados ha aumentado. El alto número de trabajadores y unos pasillos estrechos hacen difícil el mantener la distancia social requerida entre los trabajadores. Los responsables de estos centros dicen que se atienen a las normas de seguridad exigidas, como las flechas que indican el tráfico unidireccional en los pasillos. Pero los trabajadores, muchos de ellos emigrantes que viven juntos en parques vacacionales, creen que mantener la distancia mínima en la práctica es imposible y que hay demasiadas personas trabajando en cada turno. Las instancia de control se señalan unas a otras: la inspección de trabajo no es responsable de supervisar las medidas anticoronavirus, la tarea correspondería a los municipios y la policía, pero esta última solo controla hasta la puerta de entrada. Los servicios municipales de salud, GGD, tampoco se ocupan de los centros de distribución y sólo investigan cuando hay una infección confirmada. Fuente: Trouw/GroeneAmsterdammer