Según una última investigación internacional liderada por el catedrático holandés Geert Jan Van Oldenborgh, los graves incendios forestales que sufrió Australia en 2019 guardan relación con los gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera. Los investigadores examinaron las condiciones que dieron lugar a los incendios en la zona más afectada del sudeste de Australia. Para ello, recogieron todas las mediciones y observaciones desde 1900 hasta hoy. Los resultados muestran que una ola de calor con esta intensidad es ahora diez veces más probable que en 1900. Actualmente se estima que este tipo de incendios pueden ocurrir una vez cada treinta años. Si la tierra se calienta dos grados, la probabilidad aumentará a una vez cada ocho o incluso cada cinco años. Fuente: NOS