La organización de padres Boink ha alertado de que cada vez son más los padres que se quejan porque la guardería manda a sus hijos a casa por tener mocos o estornudar. Si bien el protocolo del RIVM establece que los niños que no se encuentren bien deben quedarse en casa, a menudo esto es difícil de determinar en los más pequeños quienes pueden padecen resfriados crónicos o asma. Además, a estos menores de 12 años no se les hace la prueba de coronavirus por ser demasiado intrusiva y los médicos de cabecera se niegan a dar a los padres una nota que certifique que su hijo está sano. “Con que un 10 por ciento de los niños no vaya a la guardería por algo así, ya son 100.000 padres que no pueden trabajar. Y cada vez son más los que nos llaman para quejarse por esto” añaden desde la organización. Fuente: NOS