De manera extraordinaria pero por segunda vez en lo que va de año, el primer ministro Mark Rutte se ha dirigido a todos los ciudadanos desde el despacho presidencial para anunciar un nuevo confinamiento total con el fin de revertir la evolución de la pandemia. A diferencia de la de marzo, su intervención se ha visto afectada por los pitidos, proclamas y caceroladas de un grupo pequeño de manifestantes que se han congregado en el exterior del Binnenhof en contra de las nuevas medidas. Mark Rutte ha arrancado con mensajes de apoyo, de empatía y comprensión en un intento de mayor acercamiento a la población, tal y como hizo hace unos días la canciller Angela Merkel al referirse al impacto de un confinamiento en plena Navidad, las fiestas familiares por excelencia. Ha continuado dando los datos que sustentan las estrictas medidas y que hacen «inevitable» este nuevo cierre: «todos nos acordamos de las calles vacías de la pasada primavera, y me temo que tenemos que volver a ello», porque «de media fallecen 60 personas al día por el coronavirus, ya son más los enfermos que durante la segunda ola han tenido que ser hospitalizados (respecto de la primera) y más de un millón de operaciones han tenido que ser canceladas o aplazadas». El sistema sanitario está exhausto y no da más de sí, «y esto antes de la temporada de gripe que está por llegar», ha vaticinado. «No tenemos elección: las cifras de contagios deben bajar». En consecuencia, ha anunciado las medidas que ya se habían filtrado a lo largo del día, de cierre de todos los comercios no esenciales, lugares públicos y centros educativos, desde los colegios de primaria hasta las universidades, hasta el 19 de enero. Además de los supermercados, bancos, farmacias y otras tiendas de alimentación, quedan exentas del cierre las ópticas, tintorerías, droguerías y los mercados semanales. Se permite un máximo de dos visitas al día de mayores de 13 años, límite que se amplía a tres el 24, 25, 26 y 31 de diciembre. Aquellos que tengan reservada una casa vacacional para estos días pueden continuar con el plan pero ajustándose a las nuevas medidas. Los hoteles permanecen abiertos pero sin servicio de hostelería. Vuelve a reducirse a dos personas adultas el grupo máximo de reunión en la calle – exceptuando convivientes- y también se limita a dos el número de personas que podrán hacer deporte juntas, a excepción de los menores de 18 años, quienes podrán seguir con los entrenamientos deportivos como hasta ahora. En cuanto a los viajes al extranjero, Mark Rutte ha vuelto a desaconsejarlos, salvo en caso de necesidad, hasta mediados de marzo. A partir de mañana, para los viajeros que llegan de países de fuera de la Unión Europea será obligatoria la presentación de una prueba PCR negativa así como el cumplimiento de los diez días de cuarentena. «Nos toca comer esta manzana tan ácida antes de mejorar» ha concluido el primer ministro, «pero 2021 se presenta como un año de esperanza, volverá la normalidad. Esto lo superaremos juntos, y entre todos». Distintos ministros entre ellos Hugo de Jonge, de Salud Pública, intervendrán en varios programas de radio y televisión entre hoy y mañana para responder a los medios y aclarar detalles de las medidas. La siguiente rueda de prensa para analizar la situación está prevista para el próximo 12 de enero.