Desde ayer por la noche, todos los viajeros procedentes de países denominados «de reisgo», como España, no podrán hacerse la prueba del coronavirus al aterrizar en el aeropuerto. El Gobierno ha decidido cerrar el espacio que abrió el 19 de agosto para ayudar a paliar la sobrecarga en los laboratorios que analizan las pruebas ya que según el RIVM y los GGD, realizar tests a personas asintomáticas sólo porque proceden de una zona de riesgo no contribuye a la lucha contra el coronavirus y podría dar una sensación de falsa seguridad. Fuente: Volkskrant