Con casi el doble de fonemas que el castellano y una estructura gramatical que nada recuerda a la de las lenguas romances, el neerlandés es un idioma difícil de aprender para cualquier hispanohablante. Que además lo hablen unos veinte millones de personas en el mundo, frente a los quinientos millones de nuestra lengua, no hace sino contribuir al desaliento. Aun así, para muchos expertos lingüistas se trata de una de las lenguas germánicas más sencillas: a caballo entre el inglés y el alemán, el neerlandés es un idioma poco contaminado por otros y más internacional de lo que se cree. Agudizando el oído, uno se da cuenta de que esta sopa de letras en la que sobran las jotas y faltan vocales contiene todos los ingredientes de un idioma con historia, con un pasado que ha dejado su huella en cuatro continentes.

Por trabajo o por amor, al neerlandés no se llega por casualidad. Son muchos los que lo intentan y se desaniman a medio camino porque no tienen ocasión de practicarlo. Y aquellos que perseveran descubren que no sabían nada cuando la gramática se complica y los sonidos vocálicos se multiplican. Lo que parece cierto es que lo que hace al neerlandés un idioma difícil para los hispanohablantes no es la lengua misma sino la escasa exposición. Tal y como explica Johan Van Hoorde, experto lingüista de la Taalunie, la Academia de la Lengua Neerlandesa: “El neerlandés tiene una gramática parecida al alemán pero en muchos otros aspectos está más próximo al inglés. El problema es que los que lo hablamos damos por hecho que nuestro interlocutor, si no es holandés, no lo habla, y en seguida cambiamos al inglés o a otro idioma. El inglés es un idioma universal porque su morfología es sencilla pero sobre todo porque se habla en dos de los países más poderosos del mundo”. Otro de los aspectos que complica su aprendizaje es el cultural. Si bien los holandeses tienen fama de ser directos, de transmitir el mensaje sin rodeos, la forma de expresarlo es al revés, mediante el uso de partículas como graag o even con las que se pretende suavizar la frase, una paradoja difícil de asimilar para un hispanohablante: “A menudo nuestros estudiantes tienen problemas con el imperativo. Recuerdo un dentista español que se quejaba de que sus pacientes se asustaban al escucharle decir kom hier o gaat u zitten, porque en español basta con decir ven aquí o siéntese pero en neerlandés es necesario incluir estos adverbios para no parecer maleducado o sonar demasiado directo” comenta Ilja Soons, profesora de neerlandés en el prestigioso centro Regina Coeli, comúnmente conocido como las Monjas de Vught.

Ilja Soons, en un momento de la entrevista. A la derecha, biblioteca de Regina Coeli © Fernández Solla Fotografie

Ilja Soons, en un momento de la entrevista. A la derecha, biblioteca de Regina Coeli © Fernández Solla Fotografie

Españoles con mucha teoría y poca práctica

Considerado como el mejor centro de idiomas de Holanda, Regina Coeli se encuentra en el mismo lugar donde en los años sesenta un convento de monjas agustinas comenzó a impartir cursos intensivos de neerlandés. Los estudiantes se recluían durante una temporada y los cursos se impartían a medida, según las necesidades y capacidades de cada uno. Hoy en día ya no existe el convento pero el método se mantiene intacto y las exclusivas instalaciones lo convierten en un centro accesible sólo para unos pocos. Se cuenta que entre los estudiantes que han tenido el privilegio de aprender allí se encuentran ministros, consejeros de grandes empresas e incluso la reina Máxima de Holanda. Los profesores deben dominar más de una lengua y los cursos se imparten para otros idiomas además del neerlandés. Entre los docentes de neerlandés, Annick van Pol e Ilja Soons hablan también castellano por lo que sus estudiantes son en su mayoría hispanohablantes. Ambas reconocen que desde hace unos años ha aumentado el número de estudiantes españoles, sobre todo médicos, dentistas o ingenieros a quienes la crisis les ha traído a Holanda y necesitan aprender la lengua para su trabajo diario. “La mayor parte de los estudiantes hispanohablantes no hablan inglés, el neerlandés es su primera lengua extranjera. Quizás hablan un poco de inglés pero no lo suficiente como para que les ayude en el aprendizaje del neerlandés. Y lo que siempre nos sorprende es el conocimiento que tienen de las reglas gramaticales, se saben todos los términos y tienen un nivel teórico muy alto que no se ajusta a su nivel práctico” aseguran.

De izquierda a derecha, la profesora Annick van Pol y estudiantes en el jardín del centro © Fernandez Solla Fotografie

De izquierda a derecha, la profesora Annick van Pol y estudiantes en el jardín del centro © Fernandez Solla Fotografie

Para Annick, entre los hispanohablantes también se pueden encontrar diferencias en el aprendizaje del neerlandés: “los estudiantes catalanes suelen aprender neerlandés más fácilmente que los andaluces porque a éstos les cuesta mucho no comerse el final de las palabras mientras que el catalán tiene más fonemas y eso les ayuda”. De nuevo el rasgo cultural juega un papel importante cuando se trata de formar frases que mantengan la estructura del verbo al final, típica del neerlandés: “los estudiantes de países latinoamericanos, como los argentinos, construyen frases demasiado largas y se desesperan porque el verbo ¡parece que no llega nunca!” concluye Annick.

Desde que en el siglo XVI los Países Bajos comenzaron a estandarizar su lengua, al mismo tiempo que las tropas del Duque de Alba se resistían a abandonar Flandes, el castellano adoptó algunas palabras del neerlandés, un vínculo que todavía hoy se mantiene en las islas neerlandesas de Curasao, Aruba o Sint Maarten, donde la lengua de Van Gogh convive con el español que domina la región. Si con suerte este año toca la lotería, el afortunado se acordará de sus vecinos holandeses que nos regalaron la palabra (del neerlandés lotterij) y quien sabe, quizás se anime a celebrarlo en la kermés de su pueblo, donde, eso sí, no habrá pannenkoeken sino churros.

Johan van Hoorde, experto lingüista de la Taalunie, la Academia de la Lengua Neerlandesa

El uso cada vez mayor del inglés por parte de neerlandeses y por extranjeros que se instalan en Holanda sin hablar la lengua, ¿está teniendo un efecto negativo en su idioma?

Desde nuestra institución, que es la encargada de salvaguardar nuestra lengua y dar respuesta a los nuevos retos que se le presenta, la presión que ejerce el inglés sobre el neerlandés no nos preocupa tanto. Es cierto que desde hace años vemos como numerosas palabras inglesas han pasado a formar parte del léxico neerlandés, pero eso también está ocurriendo en otros idiomas y no tiene que ser en principio algo negativo. Lo que sí nos preocupa es el terreno cada vez mayor que ocupa el inglés en algunos sectores de nuestra sociedad, sobre todo en la investigación académica y científica, donde el neerlandés ha quedado relegado a un segundo plano. El entorno universitario está dominado por el inglés y en los cargos más relevantes de otros sectores como el comercial también se trabaja en inglés. En este aspecto es donde podemos pensar que nuestro idioma corre cierto riesgo de perderse, de convertirse en la lengua exclusiva de nuestra vida privada, lo que en neerlandés llamamos huis-tuin-keukentaal (el idioma de la casa, la cocina y el jardín).

¿Cómo se podría resolver este dilema teniendo en cuenta el mundo globalizado en el que vivimos?

Nosotros creemos que no se trata de elegir un idioma u otro sino de hacer todo lo posible porque los dos convivan bien en entornos como el universitario. Sabemos que una persona cuando se expresa en su lengua materna puede ser más creativa, más expresiva y por ello estamos en contra de la dominación absoluta del inglés ya que todos tenemos derecho a expresarnos en nuestro idioma. En los Países Bajos y en Bélgica damos por hecho que fuera de nuestro entorno y con personas que no son neerlandeses tenemos que usar directamente el inglés. Y desde Taal Unie esa práctica tampoco nos parece la buena: intentamos animar a la gente a que aprenda otro tercer idioma además del inglés, para que con un hispanohablante, por ejemplo, puedan dirigirse también en español. Por otro lado, nuestro idioma no sufre la competencia del inglés como le ha pasado al francés o al alemán ya que el neerlandés siempre ha sido un idioma que no se ha internacionalizado, sólo se ha hablado en sus países de origen: Países Bajos (con las municipalidades del Caribe), Bélgica y Surinam. Más bien nos ha ocurrido lo contrario: el francés, al quedar relegado como lengua internacional por detrás del inglés, cada vez son más los belgas francófonos que aprenden neerlandés. No existe ningún riesgo de que el neerlandés pierda su posición en el mundo. Tenemos una lengua que, sin ser tan universal como el español, es internacional porque se habla en varios países y goza de buena salud.

¿Puede darnos ejemplos de algunas palabras de origen neerlandés que se hayan universalizado?

El neerlandés es el idioma que más palabras ha aportado al vocabulario internacional relacionado con la navegación marítima. Por el carácter comercial de los marineros holandeses y por su posición como potencia marítima durante siglos, hemos dejado palabras como bakboord que en español se traduce como babor, y estribor, que procede de stuurboord, al igual que flete proviene del neerlandés vracht y sirve para denominar la carga de un barco.

¿Cuál es la diferencia entre el Groene Boek, que edita la Taalunie, y el Witte Boek de la asociación Onze Taal? ¿Por qué tiene el neerlandés dos diccionarios oficiales?

Esto es una especie de guerra fría que afortunadamente ya se ha terminado. Las diferencias entre ambos diccionarios son muy pequeñas. Nuestro deber en la Taal Unie es proteger y cuidar nuestra lengua garantizando que las reglas del idioma se respeten y mantengan. Desde 1995 somos también los encargados de editar el diccionario oficial de nuestra lengua, lo que llamamos el Groene Boekje, que se publica desde 1865. Cuando publicamos la edición hace treinta años, incluimos nuevas reglas ortográficas como el uso de la ene en medio de la palabra, que causaron una fuerte protesta de la gente. La prensa tuvo mucho que ver con esta cruzada en contra de estas normas que consideraban demasiado rígidas y formales para el uso diario de la lengua. Por eso la asociación Onze Taal decidió lanzar un diccionario alternativo que incluyera tanto las formas aceptadas por el Groene Boekje como las utilizadas en la lengua coloquial. Por ejemplo, en el Witte Boekje se consideran correctas tanto la palabra pannenkoek como pannekoek sin la ene, algo que no aparece en el otro diccionario.

© Fernández Solla Fotografie

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