Las Tiny Houses, esas casitas mínimas de entre 25 y 50 m2 que se han popularizado en los últimos años, especialmente en los Estados Unidos, aterrizaron no hace mucho tiempo en Holanda y cada vez se escucha más sobre ellas. Tanto ha sido así que hace unos días, el mayor portal web de artículos de segunda mano, Marktplaats, anunciaba que “Tiny Houses” había sido una de las búsquedas más solicitadas por los usuarios durante el año 2018.
En realidad no se habla tanto de estas viviendas como de los beneficios que aporta vivir “off-the-grid” o fuera de la grilla, como dicen muchos de ellos. Las personas que se agrupan en torno a este movimiento, que así se consideran, surgido en los Estados Unidos a finales de los noventa, apuestan por llevar una vida con menos pertenencias y una mayor libertad mientras generan un menor impacto ambiental sobre el planeta. Cansados de vivir para pagar los altos costes de servicios y mantenimiento de sus enormes viviendas norteamericanas, las Tiny Houses se transformaron rápidamente en un manifiesto personal de un modelo de vida alternativo.
Hasta aquí no vemos ningún problema y ya hay muchos artículos publicados al respecto. En el caso particular de Holanda esta tipología suma una nueva posibilidad dentro del ajustado corsé legal en torno a la vivienda y esto no puede ser más que positivo en un país que ya cuenta con casas barco y caravanas móviles, entre otras alternativas a la vivienda tradicional.
Sin embargo las pequeñas casitas llegan en un momento muy particular. Ya hablamos en este blog sobre la gran crisis de la vivienda que experimenta Holanda en este momento, especialmente en la zona del Randstad. Desde hace algunos años existe una franja de la población, que además va en aumento, cuya situación no le hace elegible para acceder a la vivienda social y tampoco llega a cumplir las condiciones para conseguir una hipoteca con la que adquirir una propia.

Marjolein en su tiny house en Alkmaar, la primer persona en poder instalar una micro vivienda en Holanda. © www.marjoleininhetklein.com
En este contexto, que ya se percibe con preocupación, la política parece haber encontrado un bote salvavidas en las llamadas ¨Tiny Houses¨. Con esa recepción social positiva en torno a las pequeñas casitas, algunos ayuntamientos ya han comenzado a experimentar con ellas. Al comienzo se trataba de proyectos pequeños de una, cinco o diez unidades, bajo pedido y destinados a un grupo de habitantes concienciados con el relato ambientalista y anti consumo detrás del movimiento. Pero poco a poco algunos ayuntamientos se fueron animando a dar los permisos correspondientes, liberando terrenos para poder instalar las mini viviendas y estimulando su producción. Pero una cosa es elegir voluntariamente vivir en un espacio comprimido al mínimo, y otra muy distinta es la de no encontrar otras opciones para lograr un techo bajo el que vivir. Y esto es lo que más empieza a preocupar: que ayuntamientos holandeses consideren las Tiny Houses la solución óptima a la enorme crisis habitacional en la que nos encontramos. Así, en febrero de 2018, el ayuntamiento de Sneek, junto a una corporación de viviendas sociales y a una empresa constructora, montaron un barrio entero de micro viviendas que ya nada tienen que ver con el romanticismo ecologista del movimiento original. Las 20 viviendas de 39 m2 instaladas por la constructora Hijmans son para una o dos personas y están conectadas a la red eléctrica, de agua y de desagüe de la ciudad. De las 20 unidades, la mitad se alquilarán a los llamados “statushouders” (asilados con permiso) mientras la otra mitad se ofertará en el mercado tradicional.
Entre tanto, la ciudad de Róterdam ha anunciado sus intenciones de instalar unas 3.000 tiny houses para paliar la escasez de viviendas, casas asequibles para una amplia fracción de la sociedad, en la que se encuentran desde maestros de escuelas y policías hasta trabajadores de la salud y jóvenes, etc.
Detrás de esta moda, lo que estamos viviendo, lamentablemente, es un retroceso en los derechos a la vivienda. En lugar de atajar las causas de la crisis, se intenta paliar algunos de sus males con una pérdida de acceso al espacio vital y privado por parte de la población trabajadora. Es necesario retroceder un siglo, hasta finales del siglo XIX, para encontrar construcciones en las que las viviendas podían ser tan pequeñas. Tras la creación de legislaciones específicas en materia de alojamiento a principios del siglo veinte, las viviendas fueron ganando metros cuadrados y confort a lo largo del tiempo.
De vivir hacinados en sótanos sin ventanas, o en pequeñísimas habitaciones de alquiler de especulación privada con camas empotradas en las paredes, la población media pasó a habitar viviendas dignas que con el tiempo llegarían a su máximo de superficie. Así se puede comprobar con las viviendas sociales del barrio Bijlmer en Ámsterdam, el cual sería bautizado en los años sesenta, cuando se creó, como la ¨ciudad del futuro¨, y donde las casas contaban con un tamaño medio de 100 metros cuadrados. Eran otros tiempos, cuando Holanda promovía la vivienda como un derecho y no como un objeto de especulación.
Las ideologías políticas fueron cambiando y en las últimas décadas del siglo XX se estimuló la adquisición de hipotecas y la vivienda se fue convirtiendo, poco a poco, en un objeto más para la especulación financiera. El año 2018 supuso el auge de la compra de viviendas por parte de inversores locales e internacionales, una de las causas del enorme aumento del precio especialmente en las zonas urbanas del centro del país.
Así, las Tiny Houses pueden parecer una solución para muchos de los que, con todo el derecho, se entusiasman con la idea de una casa propia. Pero no debemos olvidar que el acceso a la vivienda no es un lujo, o un capricho, sino una necesidad básica y como tal, un derecho humano. Mientras asistimos con preocupación a una precarización de muchos sectores sociales, como la flexibilización laboral o el encarecimiento de la salud y la energía, el contexto de la vivienda no se escapa de esta tendencia negativa. A pesar de que muchos la quieran pintar de rosa.
La web de búsqueda de micro casas en Holanda: www.tinyfindy.nl