Mochilas hechas. Alforjas llenas. La cocina a gas butano. La tienda de campaña. El maletín. No se necesita mucho para sentirse como en casa durante un viaje en bicicleta. Casi todo vale cuando se trata de hacer cicloturismo, la forma más aventurera de viajar y la más económica en los Países Bajos, lugar ideal para hacerlo en solitario. No hay país más bike-friendly en el mundo, con ciclovías que parecen carreteras, con señalización en cada encuentro de caminos y hasta semáforos ‘inteligentes’ en las grandes ciudades y en los pueblos. Es un país de cuento porque el sistema de caminos está tan bien pensado que cada cinco kilómetros hay un mapa con la red de ciclovías. Según la asociación Bovag, los holandeses han comprado en la primera mitad del año 335.000 bicicletas por un valor de 503 millones de euros, un 12% más que el año anterior. La mayoría está redescubriendo su país: de darse una vuelta por el barrio han pasado a hacer un recorrido en bicicleta de tres o más días. Gaceta Holandesa ofrece siete rutas para disfrutar de unas vacaciones en bici por Holanda, todas de larga distancia y perfectas para descubrir el país a ritmo de pedal.

Los Países Bajos a toda costa (610 kilómetros)

En 2016 una pareja con cuatro hijos decidió armar las alforjas (y las mochilas), y subirse a la bicicleta. Recorrieron 500 kilómetros en dos semanas con un tándem, un remolque y dos niños sobre los pedales. “Toda una experiencia”, cuenta la madre, Greet Verhaeghe, a la revista belga Op Weg. Hacían unos cincuenta kilómetros por día, no reservaban cámpings, preferían tener la libertad de decidir sobre la marcha donde dormir y descansar. “Una prueba seria para las piernas, pero un paisaje hermoso”, declara. Ellos empezaron el recorrido en La Haya hacia Groninga; siguieron la ruta de la costa, (LF Kustroute) un camino perfectamente señalizado creado por la Asociación de Ciclistas (Fietsersbond). El viaje de Greet Verhaeghe, su marido y sus cuatro hijos terminó en la ciudad más septentrional de los Países Bajos, y desde ahí tomaron el tren de regreso a casa.

Así como viajar con niños es toda una proeza, no es un imposible para los amantes de la aventura. La página Fietsen met Kinderen ofrece información muy completa y práctica para ir de vacaciones con niños, sin gastar en gasolina. La ruta de la costa empieza en la frontera belga de Cadzand-Bad y termina en Bad Nieuweschans, en Groninga. Discurre a lo largo de varios pueblos, balnearios e incluso ciudades. Pasa por Vlissingen (Zelanda), Hoek van Holland, Scheveningen, Zandvoort, Callantsoog, Harlingen (Frisia) y Pieterburen (Groninga). Cruza el Afsluitdijk, un dique de 32 kilómetros que conecta las provincias de Holanda Septentrional y Frisia. Se puede comenzar desde donde uno desee y dividirla en varias etapas: a partir de ahí, sólo queda disfrutar del sonido de las tímidas olas del Mar del Norte.

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Ruta de la costa. Foto: Bike Dreams

Las Once Ciudades de Frisia (235 kilómetros)

Frisia es una provincia al norte de los Países Bajos conocida por tener una marcada cultura propia y por haberse creado a partir de ganarle territorio al mar. Tiene enclavadas once ciudades pequeñas famosas porque forman parte de la conocida Elfstedentocht o Carrera de las Once Ciudades, la competición más larga del mundo de patinaje sobre hielo natural. La última vez que se celebró fue en 1997, año en el que el invierno congeló todos los canales y permitió a los competidores mirar el paisaje desde otro ángulo. Sin embargo, ahora que los estíos son más calurosos y los inviernos más sutiles, existe la alternativa de recorrer en bicicleta los 235 kilómetros de canales que conectan las once ciudades. Es una maravilla de ruta en la que cada ciudad y pueblo, ya sea grande o pequeño, tiene su propia personalidad e historia. Uno puede planificarla de acuerdo a sus posibilidades, dividirla en varios días y encontrar alojamiento en cada lugar por el que se pasa.

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Puente donde se representan a los patinadores de la Elfstedentocht a su paso por uno de los pueblos de esta ruta frisia. Foto: Bike Dreams

Por la ribera del río Mosa (480 kilómetros)

Desde Maastricht hasta Hoek van Holland, esta ruta de 480 kilómetros atraviesa un paisaje memorable a lo largo del río más importante del sur de los Países Bajos, el Mosa. Por sus caminos se puede disfrutar de los parajes típicos de cada región: huertas de árboles frutales, diques que contienen sus aguas, ciudades fortificadas como Grave o los molinos de Kinderdijk. Entramos a la profundidad de Limburgo, Güelres y Holanda Meridional, con un pedacito de Brabantia Septentrional. Finaliza en Hoek van Holland, pero con un extra en Róterdam. La página de la fundación de rutas de larga de distancia en bicicleta (LF Routes) contiene relatos de ciclistas que recientemente la han completado en tres o siete días. Una excelente alternativa para conocer más a fondo este país de cuento este verano.

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Camino a los molinos de Kinderdijk. Foto: Susana Montesinos

La ruta de las riberas (385 kilómetros)

Si uno desea explorar los ríos y las aguas canalizadas de los Países Bajos, debería de seguir la ruta de las riberas (LF7 Oeverlandroute), ideal para el turista que quiera recorrer el país desde Alkmaar (Holanda Septentrional), famosa por su mercado de quesos, hasta Maastricht (Limburgo), capital de la región más ‘montañosa’ del país. Agrupa en 385 kilómetros, el canal IJ, el río Amstel, el canal Amsterdam-Rijnkanaal y el Merwedekanaal. Después, el camino da encuentro a los grandes ríos en el Betuwe, continúa su recorrido por el canal de Eindhoven, pasa por la bonita «ciudad blanca» de Thorn y el pueblo belga de Kessenich, y sigue el cauce de los ríos holandeses y belgas de Maas y Albertkanaal. La ruta se puede empezar en Schoorl (Holanda Septentrional) y terminar en Kanne (Bélgica), un pintoresco pueblo belga a los pies del Monte San Pedro (Pietersberg) en la frontera con Maastricht.

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El paisaje de colinas de la región de Limburgo se combina con la belleza de las ciudades de Maastricht, Alkmaar o Thorn. Foto: Pixabay

Las ciudades hanseáticas (135 kilómetros)

Esta ruta ofrece 135 kilómetros de historia vinculadas al pasado comercial de Holanda. Recorre cinco ciudades holandesas que formaban parte de la Liga Hanseática entre los siglos XIII y XVII. Ciudades a orillas del río Ijssel, uno de los más importantes en la historia de los Países Bajos, que fluye de sur a norte, de la frontera con Alemania al mar del Sur (Zuiderzee, en holandés) donde desemboca. La ruta está marcada con señales (LF-3), y pasa de norte a sur por Kampen, Zwolle, Deventer, Zutphen y Doesburg; combina naturaleza con grandes dosis de historia en pequeños núcleos urbanos con mucho encanto.
A principios de este año Gaceta Holandesa publicó un artículo sobre las ciudades hanseáticas de los Países Bajos que vale la pena leer antes de hacer este paseo en bicicleta. Ideal para aquellos que prefieran hospedarse en bed and breakfast u hoteles.

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La vuelta del mar del Sur (440 kilómetros)

Esta ruta da la vuelta a la historia del Ijsselmeer, un lago que forma parte del Zuiderzee o mar del Sur, territorio que fue ganado al mar y controlado gracias al Afsluitdijk, un dique de 38 kilómetros que une las provincias de Holanda septentrional y Frisia. A lo largo de estos 440 kilómetros, se pasa por pueblos de pescadores y por Schokland, lugar Patrimonio de la Humanidad por su importancia arqueológica y por representar la lucha de los holandeses para ganarle terreno al mar, tal y como se explica en su museo, localizado en el complejo de casas originales que quedan en pie, todas ellas rehabilitadas y abiertas al público de martes a domingo.

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Por los diques del Mar del Sur. Foto: Bike Dreams

El camino de norte a sur

Conectando el país de norte a sur, esta ruta podría considerarse el Camino de Santiago. De hecho, este sendero kilométrico es el que, hace siglos, servía como etapa inicial para los peregrinos holandeses y noreuropeos que se dirigían hacia el sur, a Santiago de Compostela. Su nombre es Pieterpad, el Camino de San Pedro en español, y discurre desde Pieterburen al norte de Groninga hasta la cima del Monte de San Pedro, a 109 metros de altura, al sur de Maastricht. Cada año decenas de personas caminan algunas etapas de este camino o lo realizan de un tirón, visitando las ciudades de Groninga, Arnhem, Nimega, Roermond y Maastricht. Como ha ocurrido en otros países europeos, el antiguo camino se ha recuperado recientemente: fue en 1983 cuando dos amigos de Tilburgo y Groningen diseñaron la ruta basándose en archivos que relataban estas sendas históricas. En la provincia de Limburgo, la concha de vieira, el símbolo del peregrino, ya recibe a los caminantes, mientras que en la catedral de San Cristóbal de Roermond se muestra el símbolo del Jacobspad y una placa recordatoria del Camino de Santiago. Así como a pie, también existe la posibilidad de hacerlo en bicicleta: sólo se necesitan unas alforjas y un poco de piernas para completar el desafío. Felizmente la página web Route.nl describe el sendero tramo por tramo.

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Uno de los Hunnebedden o construcciones megalíticas por las que pasa el Pieterpad o Camino de Santiago holandés. Foto: Bike Dreams

La vuelta a los Países Bajos en 1.300 kilómetros

Para los amantes del ciclismo no hay mejor opción que darle la vuelta al país en doce o más días. Esta ruta es una combinación de otras de larga distancia destacadas en la página de Nederland Fietsland. Se puede empezar desde cualquier punto en el mapa y recorrer, por ejemplo, desde La Haya hasta Groninga por la ruta de la costa; descender después hacia Maastricht por el Pieterpad y la Ruta del Mosa; continuar por Brabantia Septentrional hacia Zelanda y terminar en La Haya. Existen varias alternativas para darse una vuelta en solitario y disfrutar de este paisaje de ensueño en un país perfectamente pensado para las bicicletas, el vehículo de transporte más ecológico de la historia.

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Cómo organizar un viaje de larga distancia
Una de las mejores maneras de entrar en el fascinante mundo del cicloturismo es comenzar con un viaje de pocos días, un fin de semana, por ejemplo, que incluya una o dos noches, y en el que se pueda probar la bicicleta y la ruta. La sensación de libertad es imbatible porque gracias a la bicicleta uno explora los rincones menos conocidos del país, perdiéndose por ellos, y la satisfacción de haberlo logrado con la cadencia de las piernas es inigualable.

¿Qué llevar?
Depende de la cantidad de días, la temporada (verano o invierno), la distancia diaria y el tipo de terreno a recorrer. Loa ventaja es que en los Países Bajos hay pueblos por doquier, no contiene parajes extensos desolados, así que si uno olvida alguna cosa en casa, es fácil conseguirlo en algún centro urbano o comercial. Uno de los secretos es llevar un equipaje ligero que contenga dos o tres mudas de ropa cómoda y ligera para andar, y siempre tener en cuenta el frío y la posibilidad de lluvia sobre los manubrios. Aunque ocupen espacio, una chaqueta y anorak son ideales. Uno nunca sabe si el chubasco lo va a sorprender en pleno pólder o si los días grises se harán presentes durante los días de vacaciones. Conviene no olvidar el cargador para el móvil y el GPS, así como otros básicos como el protector solar. El blog La Bicikleta contiene excelentes consejos sobre el tipo de bicicleta y qué llevar para acampar.

¿En solitario u organizado?
Existen numerosas agencias que organizan viajes en bicicleta en los Países Bajos. Estas son algunas de las más recomendables:

Bike Tours
Nederland Fietsland
ADE- Actief door Europa
Happen en Trappen