Miles de millones de kilos de alimentos van a la basura cada año, a menudo por razones estéticas y muchas veces sin haber llegado ni siquiera a nuestras cocinas. Para luchar contra esta penosa situación surgen en Holanda proyectos tecnológicos, restaurantes y otras iniciativas dispuestas a cambiar el rumbo de las cosas.

La población del mundo crece y se estima que en 2050 alcanzaremos la cifra de 9.000 millones de habitantes. Ante esta situación, el verdadero reto no es saber cómo vamos a alimentar a las 2,300 millones de personas más, sino como lo vamos a hacer de manera sostenible. Empezando por la cantidad de comida que tiramos.

Está claro que todos nos oponemos al despilfarro de alimentos. Pregúntale a quien quieras, seguro que te va a decir que está en contra. Sin embargo, seguimos tirando una cantidad ingente de comida. Y hoy en día, un tercio de la comida que producimos en el mundo se tira.

Mientras tú y yo (entiéndase junto con el resto de humanos que tenemos medios y acceso a la comida a nivel mundial) estamos tirando al día 1,3 mil millones de toneladas de alimentos, según las últimas cifras que ha dado a conocer la FAO, más de cien millones de personas se están muriendo de hambre.

¿No te pone los pelos de punta?

La buena noticia es -al menos hay una parte bonita en esta película de terror- que son muchos los proyectos que trabajan para dar nueva vida a productos que de otra manera hubieran terminado en la basura.

Y Holanda es un país pionero en este ámbito. Muchos son los proyectos con ADN holandés que a día de hoy trabajan para devolver a la cadena alimenticia alimentos feos a punto de caducar o fruto de la sobreproducción.

Consternados por la cantidad de alimentos que los supermercados desechaban cada día, cuatro antiguos empleados del gigante minorista Ahold, decidieron poner en marcha Instock, una cadena de restaurantes cuyos menús se elaboran a partir de alimentos a punto de caducar, rescatándolos antes de que los supermercados los desechen. Instock, además, produce su propia cerveza con restos de patata y pan sobrante, y otros productos elaborados con alimentos a punto de caducar como su famosa granola.

En el aeropuerto de Schiphol se acaba de abrir Soup & Bakery, un concepto de cadena de restaurante circular que sirve sopa elaborada con verdura rescatada de la basura. Una iniciativa puesta en marcha en febrero de 2019 por De Verspillingsfabriek (Waste Factory), en colaboración con el aeropuerto holandés y Hmshost, que permite a los viajeros que pasan por el aeropuerto más grande de Holanda disfrutar de especialidades de los Países Bajos como la sopa de tomate o la conocida erwtensoep (elaborado a base de guisantes), cocinando solo con productos descartados por la industria de la alimentación.

Y estas no son las únicas iniciativas. Proyectos tecnológicos como la app NoFoodWasted tratan también de poner soluciones sobre la mesa. En función de la ubicación, esta aplicación te ayuda a no despilfarrar comida mostrando los descuentos disponibles en tu área de aquellos alimentos que están a punto de caducar en el supermercado. Los usuarios ni siquiera necesitan ir a la tienda para explorar las ofertas, ya que pueden consultarlas en línea.

Taste Before You Waste (TBYW) es otro proyecto centrado en la prevención del desperdicio de alimentos que se fundó en Ámsterdam en noviembre de 2012. TBYW trabaja activamente para reducir el desperdicio a nivel local, recogiendo excedentes de alimentos con los que organizan cenas, eventos gastronómicos, mercados los fines de semana y otros tanto talleres educativos.

Su objetivo es crear conciencia sobre la enorme cantidad de alimentos que se desechan, pero también dotar a la población local de herramientas y educar sobre lo que pueden hacer para evitar que esto suceda.

Otra historia bonita es la de Kromkommer, nombre que proviene de un juego de palabras holandés entre pepino y torcido. Y es que aquí se encuentra el germen que desencadenó este proyecto en 2012. Cuando Jente, Lisanne y Chantal se enteraron de que alrededor del 20 por ciento de las frutas y verduras ni siquiera llegaban al supermercado por su aspecto pusieron en marcha una misión: intentar salvar todas las frutas y verduras que de otro modo se habrían tirado por su apariencia o sobreproducción.

Verduras feas que se desecharían si no es por iniciativas como la de Kromkommer o Soup and Bakery. Foto: Alicia Fernández Solla

Después de una campaña de financiación colectiva en 2014, empezaron a producir sopa con verduras poco atractivas para las estanterías del supermercado. Hoy cuentan con 9 variedades que se pueden adquirir en más de 150 tiendas en todos los Países Bajos.

Aunque su objetivo es dejar de existir porque significará que su trabajo ya no es necesario, tal y como explicaron en una entrevista a Gaceta Holandesa, no se conforman únicamente con elaborar comida, y el pasado mes de marzo lanzaron, junto con la marca de juguetes sostenibles PlanToys, un set de verduras y frutas “torcidas” para que los niños se familiaricen con productos imperfectos desde pequeños.

Ayudar a consumir productos a punto de caducar, cocinar con alimentos feos o poner en marcha iniciativas cuya labor sea la educación contra el desperdicio de comida son algunas de las muchas propuestas que nos facilitan el camino en Holanda. Ahora te toca a ti.

La comida que tiramos es la que más cara nos sale. ¿Conseguiremos algún día que tirar comida sea cosa del pasado? En tus manos, y en las mías, se encuentra el desenlace de esta historia. ¿Nos ponemos manos a la obra?