Cuando se habla del juego infantil en las ciudades en Holanda, al menos quienes estamos relacionados al diseño y a la arquitectura, pensamos directamente en los parques infantiles realizados por el arquitecto Aldo van Eyck en el Ámsterdam de la segunda posguerra. Las icónicas imágenes que este joven diseñador produciría en varios solares abandonados del entonces empobrecido centro de la ciudad de los canales, transformándolos en modernos parques infantiles recorrerían el mundo y perviven hasta hoy en día como ejemplo y faro del diseño en la enseñanza de todas las universidades del mundo.
De esos parques lamentablemente ya casi no queda ninguno en pie y los juegos que el mismo Van Eyck diseñó han sido retirados porque ya no cumplen con las normativas de seguridad actuales y solo pueden verse en algún museo, como en los jardines del Rijksmuseum de Ámsterdam.
Sin embargo, hay otra historia que queremos contarles hoy de la que poco se sabe y se cuenta. Ésta comienza unos 70 años antes del primer parque de Van Eyck, allá por 1880, y hoy continúa siendo parte de la cotidianeidad urbana de millones de niños en Holanda. Estamos hablando de los llamados “speeltuinen” o “speeltuinverenigingen”, y en cada barrio de Holanda encontrarás uno. Traducido no significa otra cosa que “asociaciones de parques de juego”, pero en este caso hay unas diferencias fundamentales con los mencionados de Ámsterdam que han hecho posible que sobrevivan al tiempo y que se hayan podido adaptar a los cambios culturales y legales. Al final del artículo les dejamos un listado con los que merecen ser visitados si tienen niños.
Todo comenzaría a fines del siglo XIX, cuando la población urbana holandesa crecía exponencialmente. Ámsterdam pasó de tener 180 mil habitantes en 1810 a contar con 520 mil en 1900, casi sin haber extendido su superficie. Eran tiempos de Revolución Industrial y miles de personas dejaban el campo para instalarse en la ciudad. Las condiciones de vivienda de estos trabajadores eran tremendas. Familias enteras vivían en pequeñas habitaciones sin baños en edificios pobremente construidos. En los nuevos barrios obreros, como el Pijp de Ámsterdam, las calles angostas estaban atestadas de gente y los canales infectados de todos los desperdicios que recibían diariamente. Los niños, que además todavía no estaban obligados a ir a la escuela (esto recién llegaría en 1901) pasaban todo el día en la calle y dormían varios en la misma cama junto a los adultos. Esta situación empezó a preocupar a algunas personas de las clases acomodadas quienes comenzaron a realizar algunas actividades filantrópicas. Uno de ellos fue Nicolaas Tetterode. Dueño de una imprenta de Ámsterdam, participaba en varias asociaciones que se ocupaban de estos temas. Alrededor de 1880, después de conocer en Alemania algo que le asombraría, llevó una nueva idea a las autoridades de la capital: la de construir un parque de juegos para niños. Pronto, pero no sin contratiempos, Nicolaas inauguraba en la Tweede Weteringplantsoen de Ámsterdam el primer parque infantil público de Holanda. En realidad ya existían algunos sitios con juegos pero estos estaban dentro de espacios de recreo urbano veraniego, como el parque Scholenbrug o Het Tolhuis al otro lado del río Ij, y eran exclusivos para las clases acomodadas y por lo tanto, estaban vedados a las familias de trabajadores.
- Tweede Weteringplantsoen de Ámsterdam con el primer parque público de Nicolaas Tetterode al fondo, a finales del siglo XIX. A la izquierda, parque diseñado por Aldo van Eyck en uno de los solares abandonados de Ámsterdam, en los años cincuenta.
El nuevo parque infantil fue un éxito, los niños concurrían a miles y pronto se hizo necesario abrir un segundo cercano al barrio del Jordaan. Otro filántropo de la época, don Uilke Jans Klaren vio una posibilidad aún mayor y daría inicio a un verdadero movimiento en Holanda: el de las asociaciones de parques de juego, las “speeltuinverenigingen” de las que hablábamos al comienzo.
Klaren pensaba que los parques infantiles tenían que ser regentados por los mismos habitantes y también incluir a los adultos en su funcionamiento, lo que sería realmente innovador para un momento donde las élites, con su mirada paternalista, preferían tener todo bajo su control, especialmente a las clases bajas. Después de convencer a un grupo de vecinos, al ayuntamiento y a un banquero que le prestó el dinero, el 17 de junio de 1900 Klaren fundaba la Asociación del Parque de Juegos del Este (Oosterspeeltuinvereniging) en el Czaar Peterstraat en Ámsterdam. El terreno cedido por el ayuntamiento tenía unos 20 por 30 metros y contaba además con un edifico de madera diseñado por el gran arquitecto holandés H.P. Berlage, quien todavía no había diseñado su obra cumbre, el edificio de la Bolsa de Ámsterdam.

Imagen del parque infantil del Este fundado por el filántropo Uilke Jans Klaren, en 1900.
El parque estaba rodeado por una valla y contaba además con un arenero y varios juegos emplazados sobre el terreno. El edificio estaba pensado originariamente para alojar una biblioteca, pero pronto comenzó también a ser utilizado para una gran cantidad de actividades, especialmeente durante los meses de invierno. Se formaron otras agrupaciones barriales de teatro, música, gimnasia y fútbol que hacían uso de sus instalaciones. Las actividades no estaban restringidas solo a los niños más pequeños, sino que también eran para los jóvenes y adultos mayores.
De esta forma la iniciativa de Klaren fue toda una revolución en la vida de las familias de las clases más bajas y especialmente para los niños que acudían incansablemente al parque infantil. Según los datos que se conservan en los archivos, unos mil al día visitaban este primer “speeltuin” holandés durante los meses de verano. Esta experiencia haría florecer decenas de nuevas asociaciones por toda la ciudad, y posteriormente en otras ciudades holandesas, hasta tal punto que en 1931 se establecería en Holanda la “Unión Holandesa de organizaciones de jardines de juego” (NUSO en holandés) con 90 miembros. Hoy en día la NUSO cuenta con más de 500 miembros por toda Holanda. La organización ofrece consejo profesional, entrenamiento, cursos, y permite el intercambio de experiencias entre sus miembros sobre otras actividades.
Los parques infantiles han sido durante todo el siglo XX un espacio público incorporado a la vida urbana holandesa y siguen siendo hoy el basamento del juego infantil en las ciudades. Al siglo XXI llegan modernizándose dentro de las posibilidades físicas, de las financieras particulares y especialmente de las humanas, ya que todos son llevados adelante por voluntarios. Según datos del NUSO, en la actualidad unas 10 mil personas donan su trabajo para que los speeltuinen sigan viviendo.
A diferencia de los muy publicitados modernos parques infantiles de Aldo van Eyck en Ámsterdam, estas asociaciones permanecen en la sombra de la historia. Quizás porque en muchos casos los inician personas anónimas o muy humildes (que no significa pobres), porque no hay grandes nombres de diseñadores que estampen su firma, no se habla de ellos, aunque esto no significa que no haya algunos dignos de poner a la luz. Aquí debajo les dejamos un listado de aquellos que creemos, merecen ser visitados al menos una vez:
’t Landje en el Rembrandtpark de Ámsterdam:
Un grupo de habitantes han estado trabajando durante 3 años en la renovación de Het Landje, un parque infantil que existe desde 1972. Lo particular del renovado speeltuin es que en vez de tener juegos tradicionales, los niños de la zona vienen aquí para construir chozas con maderas de descarte, hacer artesanías y también pueden dar paseos en pony. En el sitio hay además una granja infantil y un pequeño zoo urbano.
Fort Willem en Maastricht:
Un parque infantil en Maastricht instalado desde 1946 en una fortificación de 1800, a las afueras de la ciudad. Hay alrededor de 50 juegos diferentes, una piscina y un parque infantil separado para los niños más pequeños. También hay un campo de minigolf y una pista de petancas.
Het Kwekkeltje, cerca de Den Bosch:
Gran parque infantil de 5.000 metros cuadrados en Rosmalen, cerca de Den Bosch. La entrada es gratis y cuenta con más de 50 juegos y por lo tanto, brinda horas de diversión. Tienen un mega puente de cuerda, una mesa de juegos acuáticos, un enorme arenero, varios toboganes, excavadoras y una pista de karting. El lugar también es adecuado para niños con discapacidad. http://kwekkeltje.nl/
Zandspeeltuin Scheveningse Bosjes/ Archipel cerca de La Haya:
En los bosques de Scheveningen, cerca del parque Sorgvliet, se encuentra uno de los mejores parques de juegos de La Haya: el ‘Scheveningse Bosjes / Archipiélago Sand Garden’. Se trata de un amplio parque infantil, especialmente dirigido a niños de hasta seis años, con suelo de arena y rodeado por los frondosos árboles del bosque de Scheveningen. Todo está dirigido a estimular los sentidos de los niños. Se puede llegar en tranvía desde la estación central de La Haya o en coche. La entrada es gratuita.
Drielandenpunt en Vaals, Limburgo:
Este parque infantil se encuentra en el punto más alto de Holanda, sobre las colinas del sur de Limburgo en la ciudad de Vaals. Además de los tradicionales juegos en el parque infantil se encuentra allí un enorme laberinto verde instalado en 1992 para conmemorar el punto donde confluyen las tres fronteras, holandesa, belga y alemana, y que cuenta además con una torre con vistas panorámicas que merece una visita.
Para buscar el parque infantil recomendado más cercano: Playadvisor