Aunque no lo parezca la capital del norte es el hogar de múltiples culturas y de arquitecturas dicotómicas, resultado de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, que hacen que esta ciudad sea algo difícil de definir y con una sorpresa escondida detrás de cada esquina.

En el corazón histórico de la ciudad de Groningen, uno lleno de negocios y casitas tradicionales bajas, de ladrillo a la vista y techos de uves invertidas, se levanta una construcción de 45 metros de alto de color grisáceo y de formas asimétricas. El particular edificio se llama Forum y recién se inauguró el pasado noviembre.

El diseño estuvo a cargo de NL Arquitects, luego de que los residentes de la ciudad y un jurado internacional eligieran su diseño entre otros siete de firmas arquitectónicas internacionales. Era 2007 cuando fueron escogidos y se llegó a ellos después de un plebiscito fallido por su poquísima participación en el que se le preguntó a los ciudadanos si querían rediseñar el lado este de la plaza central, donde ahora se encuentra el Forum y que había perdido su interés tras ser destruida durante la Segunda Guerra Mundial.

Primer piso del Forum. © Stella Dekker.

Al principio se creyó que la construcción del Forum tardaría cinco años en terminar, pero en realidad tomó doce años, que no estuvieron exentos de tires y aflojes políticos. El resultado es un edificio único en el horizonte norteño, de diez pisos, más cinco niveles de parqueo subterráneo, que en su interior resguarda la biblioteca municipal, cinco salas de cine, dos galerías de arte y dos laboratorios audiovisuales, además de lujosos cafés. El último piso es una terraza a cielo abierto protegida por muros de vidrio, que dan una vista panorámica de la ciudad.

El interior del edificio es un “atrio con ‘tentáculos’ horizontales, (…) una interfaz espacial que une todas las comodidades del edificio, y que promueve el intercambio de opiniones e ideas» según afirma NL Arquitects sobre su proyecto. En cierto sentido, el Forum es la versión construida de Wikipedia. Se concibe como un «motor de búsqueda». Mientras, los gigantescos ventanales que acompañan las paredes del atrio permiten ver lo que sucede fuera del edificio, y viceversa. Forum es, sobre todo, un lugar donde los límites tradicionales de las instituciones culturales se rompen en 17 mil metros cuadrados, y tuvieron un coste total de 140 millones de euros. Quedan por terminar de construir sus alrededores y se espera que en 2021 se pondrá el último ladrillo del trazado final.

Inteligencia artificial: más que humanos

En una de las salas de esta wikipedia de cemento, metal y vidrio, se puede visitar la imperdible exposición “AI: More than Human”. Según el Forum es la exhibición internacional más grande sobre inteligencia artificial del mundo. Dividida en dos salas y cuatro temas: el sueño de la inteligencia artificial, donde robots humanoides interactúan con el público; máquinas mentales, donde se explica cómo la tecnología trata de replicar el funcionamiento de nuestras neuronas; mundos de datos, donde se plantean preguntas de tipo ¿se ampliarán nuestros prejuicios por las tecnologías que creamos?; y, por último, evolución sin fin, donde la tecnología se fusiona con otras ciencias como la biología animal y la ciencia ambiental; la exhibición estará abierta hasta el próximo 16 de agosto, tres meses más de lo planeado por causa de la pandemia.

Obra Myriad (Tulipanes), de Anna Ridler. Foto: Cortesía Forum.

Cómics, animaciones y juegos

Dentro del colosal edificio también se puede visitar un nuevo museo, el último en abrir sus puertas en Holanda: Storyworld. La temática del museo gira en torno a los cómics, las animaciones y los juegos digitales. Este lugar es la nueva cara del reconocido Museo Neerlandés del Cómic, que cerró sus puertas la primavera del año pasado. Sin embargo, la colección que Storyworld le heredó a este último es tan solo una pequeñísima parte de lo que se expone en sus pasillos. La experiencia de visitar este lugar es lo más parecido a descubrir por capas a los muñequitos más entrañables de la televisión occidental. Ver a Aladino y a Shrek descomponerse hasta llegar a simples trazos de lápiz, para luego crear una su propio personaje, es una experiencia didáctica que seguramente será disfrutada tanto por adultos como por niños.

Interior del museo Storyworld. © Stella Dekker


Un museo en el centro académico de la ciudad

A siete minutos a pie del Forum está el Museo de la universidad de Groningen, que se enfoca en temas de sociedad, naturaleza y ciencia. En funcionamiento desde 1934, el museo tiene dos colecciones permanentes, la sala de Anatomía y la de Aletta Jacobs, así como dos exhibiciones temporales, el Zoológico muerto y DIG-IT-ALL: arqueología del futuro.

La sala de anatomía cuenta con cerca de 50 preparaciones anatómicas, algunas hechas en el siglo XVIII y pertenecientes a las colecciones de Pieter de Riemer y el profesor Petrus Camper, este último considerado uno de los científicos neerlandeses más importantes de su siglo. Entre sus contribuciones más destacadas están las de dar mayor importancia a las estructuras internas de los seres vivos y, la más controvertida, observar a través de la disección de cráneos y otras piezas anatómicas las diferencias de la desmontada teoría de las razas humanas. La sala, fiel a sus inicios, es un teatro anatómico que invita a viajar al pasado.

La habitación de una mujer poderosa

Aletta Jacobs, judía, fue la primera mujer que se graduó en una universidad neerlandesa, precisamente la de Groningen. En ese entonces era una hazaña: hace apenas 153 años en este país las mujeres tenían prohibido ingresar a estudios secundarios luego de terminar la primaria. Aletta lo consiguió, no solo por su tenacidad sino también por su lugar privilegiado en la sociedad. Era la hija de un reputado médico que gracias a su influencia tuvo acceso desde pequeña a otras lenguas como el latín y el griego, y a temas académicos vetados para las mujeres de su tiempo como las matemáticas e historia.

Desde su graduación como la primera médica de los Países Bajos, Aletta fue una mujer contracorriente que abogó por la salud sexual y reproductiva de las mujeres, especialmente de aquellas en ejercicio de la prostitución, y de las personas sin hogar y niños. Gracias a ella se fundó el primer centro de planificación familiar de los Países Bajos, y aunque recibió las críticas más descarnadas del país, enfocó su vida a luchar por la justicia social después de ver las tremendas desigualdades humanas que su entorno toleraba. Una lucha que dio fruto en 1919, cuando se aprobó el derecho a las mujeres a votar en los Países Bajos, y que le permitió conocer gran parte del mundo acompañada por otras feministas de la época.

En la habitación-museo se pueden observar varios de sus objetos personales. Su escritorio, algunas fotografías, la maleta con la que viajó por China y Sudáfrica e incluso la camilla donde atendía a sus pacientes. En esta preciosa y entrañable exhibición permanente también se puede apreciar un útero diseñado por la firma Auzoux, que “encarna la modernización de la medicina del siglo XIX, cuando se introdujo el aprendizaje observacional en las universidades”, aseguran los archivos del museo. Este modelo anatómico, según los mismos archivos, estaba en uso cuando Aletta entró a la facultad de medicina y simboliza el conocimiento y control del cuerpo femenino.

Escritorio de Aletta Jacobs. © Masha Bakker

Arte en lugares inesperados

Groningen es una ciudad universitaria, llena de gente joven y en la que no es difícil toparse con obras de arte en cualquier esquina. Una muy peculiar se encuentra a 400 metros en dirección oeste del museo universitario, justo al borde del canal de la calle Hoge der A y a la altura del café De Sigaar: seis ranas de bronce hechas por el artista Jan Steen. Las figuras en realidad simbolizan el ciclo de una sola rana, que empieza siendo un renacuajo y termina por convertirse en una interpretación única del artista de una rana adulta con un pico largo y sonriente.

La pieza parece inspirada en el jolgorio que se vive durante los meses de verano en las calles de este canal, uno de los más bellos de la ciudad, cuando el café abre su terraza y es posible disfrutar de un vino o un té frente a barcos antiguos y pequeños botes navegantes que vienen y van. En la noche, las lucecitas colgadas de los árboles que decoran el lugar hacen de la vista de esta terraza una de las más apetecidas por residentes y turistas. Mientras que para los días lluviosos es suficiente con visitar el interior del café, diseñado por Koos Huizinga, fundador y gerente de De Drie Gezusters, el café más tradicional de Groningen. Al interior de De Sigaar se encuentran objetos únicos y llamativos recogidos por toda Europa, además de varias pinturas encargadas a la pintora Olga Wiese especialmente para el café.

Ver las estrellas en el Dot

Para terminar el recorrido de la Groningen más cultural visitar el Dot es una excelente opción. El Dot se define como “un lugar multifuncional ubicado en el agradable Ebbingekwartier”, una zona residencial a muy poca distancia del parque Noorderplantsoen y muy cerca del centro histórico de la ciudad, que recién se desarrolla en términos urbanísticos. Algo poco común por estos tiempos donde las personas en la urbe somos cada vez más.

En realidad el Dot no es más que un gran globo blanco con una estructura metálica de base que le da a la construcción una forma de nave espacial única en la ciudad. Adentro, en el primer piso, hay un gastrobar con una gran parrilla al carbón donde el chef interactúa con los comensales mientras música en vivo suena de fondo. En el segundo piso se encuentra la cúpula y hay una impresionante sala de cine con 234 lujosas sillas. De hecho, la cúpula es el único teatro-domo completo con tecnología 3D en los Países Bajos, y según los registros del lugar, se trata de uno de los veinte teatros de domo con esta tecnología en todo el mundo. La programación cinematográfica del lugar es variada. El momento que más amerita la compra de un tiquete ocurre cuando el domo se convierte en un espectacular show en vivo planetario que, de la mano de los científicos de la universidad de Groningen, permite recorrer el cielo de estrella en estrella y de constelación en constelación.

Interior del planetario. © DOT