Piet Oudolf lleva más de tres décadas diseñando jardines que recrean la naturaleza en su estado más libre y puro, rompiendo con la estética tradicional del jardín estructurado. Sus propuestas aparentemente desorganizadas esconden horas de reflexión y un profundo conocimiento del cultivo de las plantas vivaces, lo que ha convertido a este horticultor holandés en uno de los diseñadores de jardines más reconocidos del mundo. Oudolf logra trasladar a un jardín el lado salvaje, fugaz y perecedero de un paisaje imaginado, como si de un lienzo impresionista se tratase, con la ventaja de poder tocarlo, olerlo y en definitiva, vivirlo.

Usted empezó hace 35 años en Haarlem, ¿estaba entonces aceptado en Holanda este estilo libre de diseñar jardines?
Aunque la mayor parte de los jardines eran de tipo tradicional, como sigue ocurriendo hoy en día, en general sí que estaba bien aceptado. Aun así, es cierto que hoy en día este concepto se aprecia más todavía. Todo empezó cuando, en los ochenta, un grupo de jardineros empezamos a diseñar jardines más orientados en el cultivo de las plantas, porque esa era mi pasión, mi obsesión. Me pasaba el día buscando nuevas formas de hacer que las plantas fueran el vehículo de expresión del jardín. Ese fue el comienzo de una nueva visión de la jardinería: antes todo tenía que ver con la estructura, con mantener un aspecto limpio, con respetar normas para todo, muchas de ellas sin sentido. Y nosotros quisimos romper con eso.

¿Cómo resuelve la paradoja de diseñar un jardín que parezca no serlo? ¿Cómo consigue domesticar plantas vivaces?
Lo conseguimos a través de muchas pruebas, buscando en jardines botánicos de todo el mundo plantas que no sean muy agresivas y que además resulten bonitas. Aunque la mayoría de ellas por sí solas no dan problemas, lo importante es ver cómo se comportan cuando están cultivadas junto a otras plantas en un jardín. Aprendí mucho de cómo eran: anuales, bianuales, competitivas, estudiando bien todos sus aspectos y eligiendo sólo las que mejor se adaptaban a nuestra idea de jardín.

¿No es este concepto de naturaleza intervenida que parece real algo propio del ADN holandés?
Todos los espacios naturales en Holanda están creados por el hombre, eso es cierto. Pero los holandeses seguimos apreciando la belleza de la naturaleza incluso cuando ésta se muestra agresiva.  El paisaje holandés puede estar muy organizado y el mundo real puede asustarnos por su falta de orden pero eso es también lo que nos atrae, seguimos sintiéndonos atraídos por la verdadera naturaleza, la incontrolable, la que se acerca más a la idea del paraíso.

Usted ha trabajado en Estados Unidos y en Europa diseñando jardines principalmente para espacios públicos, ¿es difícil trasladar su concepto de jardín natural a un espacio pequeño, al típico jardín de una casa particular?
Sigo pensando que muchas de las personas a las que les gusta lo que hago no se atreverían a reproducirlo en el jardín de su casa. Porque los jardines privados siguen teniendo un componente decorativo muy grande: plantamos lo que nos gusta para crear nuestro pequeño paraíso que además tiene que verse bonito todo el año. Y esta idea no casa bien con mi intención de trasladar la belleza de lo salvaje al jardín, de recordar cómo viven las plantas en su estado más natural.

Pero ¿el tamaño del jardín no juega un papel esencial en esta idea de recrear la naturaleza?
Me inspiro sobre todo en los jardines de las casas de campo inglesas, que en efecto suelen ser más grandes que el típico jardín trasero de una casa holandesa. Pero lo cierto es que yo no sabría hacerlo de otra manera, al margen del espacio que tenga. No creo que tenga que ver con los metros cuadrados. En cien metros cuadrados puedes tener un jardín que sea más orgánico que decorativo, por qué no, yo tengo rincones en el jardín de mi casa que parecen salvajes y no tienen más de cuarenta metros cuadrados.

Aun así existe el inconveniente de que muchas de las plantas con las que usted trabaja no se pueden comprar en los viveros tradicionales…
Es que este tipo de jardines no están pensados para todo el mundo. Tienes que estar dispuesto a crear algo nuevo en tu pequeño espacio disponible, a esforzarte en hacerlo realidad, a trabajarlo. Si no, no estás conectado con tu jardín, con lo que buscas en él.

Hablando de proyectos privados, uno de ellos ha sido un jardín para una casa en Barcelona, ¿es muy distinto de otros jardines que ha diseñado en el norte de Europa?
Para los jardines del sur de Europa donde la luz y el paisaje difieren tanto de los de aquí, suelo utilizar plantas herbáceas y aromáticas como el orégano o el romero, que funcionan muy bien siempre que no se rieguen demasiado. Pero cuanto más al sur más difícil es crear este tipo de jardines porque el clima es más extremo y tienes que intervenir más en ellos. Por eso prefiero trabajar en el hemisferio norte. No sé por qué pero no siento la necesidad de cambiar el paisaje en otros contextos.

Jardín diseñado por P. Oudolf en una casa particular en Barcelona. © Piet Oudolf

Volviendo a los jardines públicos, resulta contradictoria la idea de que mientras la moda de una vida eco, natural, se ha impuesto con fuerza, la sociedad tiende a concentrarse en grandes espacios urbanos y a abandonar el entorno rural. Construir sus jardines naturales en ciudades como Nueva York, ¿es su manera de acercar la naturaleza al asfalto?
La naturaleza es sólo una metáfora de lo que yo hago. Prefiero llamarlos jardines porque al fin y al cabo son espacios creados y controlados. Me gusta trabajar en espacios públicos porque siento que es una forma de conectar a la gente de la ciudad con algo parecido a la belleza y a la experiencia  de lo natural, de disfrutar de un tipo de paisaje que puede que no hayan visto antes. Intento recrear un mundo que es real, que existe y que a pesar de ser diferente de la naturaleza, lo parece porque es desorganizado, y eso puede hacer creer a los que lo miran que están fuera de la ciudad, en plena naturaleza, incluso si es sólo una ilusión.

Este equilibrio constante entre ejercer el control justo y dejar que el jardín fluya, ¿lo aplica en otras facetas de su vida?  

Soy bastante organizado, intento trabajar con mi cabeza bien ordenada. En mi casa todo está ordenado, es la única manera en la que puedo trabajar con el caos y el desorden. Siempre busco el término medio entre dejar que algo fluya mientras lo mantengo controlado al mismo tiempo. Porque las plantas son como un alfabeto: se pueden crear las más bellas palabras sólo si logras poner las letras en su sitio. Y cada una necesita de la otra para comunicar algo con sentido. Todo tiene que ver con la escala, el ritmo y la repetición.

Highline 18th Street, Nueva York. Jardín diseñado por P. Oudolf en 2006 sobre unas antiguas vías férreas de Manhattan abandonadas desde los años ochenta. © Piet Oudolf.

Conoce más sobre el trabajo de Piet Oudolf a través de este extracto del documental realizado por la productora americana Checkerboard y que todavía se encuentra en fase de producción. Al tratarse de una iniciativa sin ánimo de lucro, cualquiera puede apoyar el proyecto y ayudar así a su realización y posterior difusión.