El anuncio del rey Guillermo Alejandro en su discurso de coronación en 2013 dejó lugar a pocas dudas. En sus palabras, había llegado la hora de sustituir “el Estado del bienestar clásico de la segunda mitad del siglo XX por una sociedad participativa”. Poco a poco, varios de los pilares clásicos que venían apuntalando el consenso social en Países Bajos han desaparecido. La financiación de la educación universitaria fue uno de los primeros en ser demolido.
Pero el cambio está lejos de consolidarse, a juzgar por la discordancia existente entre las principales fuerzas políticas al respecto. Desde la implantación del nuevo sistema de financiación estudiantil, problemas como el endeudamiento excesivo, la caída de las matriculaciones de personas que no pueden costearse los estudios, o el acoso al que las instituciones someten a quienes no devuelven sus préstamos a tiempo, han hecho que el tema siga de actualidad.
Becas que se transforman en préstamos… pero sólo para holandeses
El uno de enero de 2015 fue la fecha en la que el sistema holandés de financiación estudiantil comenzó a cambiar radicalmente. Hasta ese momento, la totalidad de las personas holandesas inscritas en instituciones de educación superior recibían un subsidio de 100 o 280 euros mensuales, dependiendo de si vivían en el hogar familiar o si por el contrario se habían desplazado fuera de sus lugares de origen para realizar sus estudios. Esta suerte de beca universal, que sólo se tenía que devolver en caso de no completar el programa de estudios, se completaba con otro estipendio en función de los ingresos familiares, mientras que los préstamos eran la última opción a la que solían recurrir los estudiantes. Así, aquellas personas que no tuvieran los medios económicos para estudiar, podían sobreponerse a sus circunstancias combinando subvenciones y préstamos para cubrir sus gastos.
Para los estudiantes de la UE, en teoría sujetos a iguales derechos y obligaciones que sus coetáneos holandeses, el sistema nunca fue tan generoso. Como si de una yincana de obstáculos se tratara, los requisitos para acceder a los mismos subsidios fueron endureciéndose. Si antes de 2015 se les requería que trabajaran unas horas al mes para tener derecho a la beca, actualmente, a los estudiantes comunitarios se les exige un mínimo de 56 horas cotizadas mensualmente para acceder al crédito estudiantil, lo que se traduce en unas dos jornadas completas a la semana: difíciles de compaginar con una formación superior a tiempo completo, y que pueden desigualar la balanza a favor de aquellos estudiantes que no tengan que trabajar tanto.
El sistema actual, resultante de la reforma iniciada en 2015, eliminó la beca universal y endureció las condiciones de acceso a la social. La presión ejercida en su momento por fuerzas de centro e izquierda como D66 y Groen Links consiguió que la tarjeta de transporte gratuita se mantuviera.

Exterior de la Facultad de Derecho de la Universidad de Leiden. Foto: Alicia Fernández Solla
Cada vez más deuda
Según las cifras proporcionadas por el sitio web Onderwijsincijfers, el porcentaje de estudiantes que tienen la necesidad de pedir un préstamo no ha parado de incrementar desde la entrada en vigor del nuevo sistema de financiación estudiantil.
Si en el curso 2013-2014 un 32%, 40% y 35% de los estudiantes correspondientes a los tres tramos de formación superior, HBO, WO y HO (correspondientes a grados unversitarios en el resto del mundo), se veían obligados a contraer deudas para formarse. En el año escolar concluido en 2018 estos porcentajes se habían elevado hasta el 50%, 58% y 53%, respectivamente.
Además de incrementarse la proporción de aquellas personas que se endeudan para afrontar su formación superior, la cuantía media a deber también ha subido sin freno. De acuerdo a datos recopilados por SNS Volksbank procedentes de organismos públicos, si en 2014 la deuda media era de 15.000 euros por persona en términos totales, con el sistema actual dicha cuantía se ha elevado hasta los 21.000 euros para los estudiantes que viven en el hogar familiar y hasta 24.000 para aquellos que se van de casa. Así, en la actualidad hay unos 800.000 estudiantes y egresados de universidades holandesas que adeudan un total de 17.000 millones de euros al Estado. Con las hornadas de nuevos alumnos, la cuantía no deja de subir, en unos 1.000 millones anuales aproximadamente.
Según datos de una encuesta del ministerio de Interior a 6.000 estudiantes, realizada en 2014, los efectos de la eliminación de la beca universal podrían sacar a muchos alumnos de las aulas. Es el caso de un 10% de los participantes, que aseguraron que jamás hubieran estudiado una carrera si no hubiera existido un sistema de préstamos sociales. Esta cifra sube hasta el 40% cuando los consultados son estudiantes de máster.
Descontento entre los representantes
La eliminación de las becas del sistema estudiantil holandés no tuvo lugar sin contestación, si bien fue poco efectiva. Diversas asociaciones y colectivos de estudiantes se manifestaron, en vano, para expresar su rechazo. Hoy en día, la reivindicación de volver al sistema anterior sigue en boca de las principales formaciones políticas de izquierda.
El sindicato holandés de estudiantes fue una organización especialmente activa durante las protestas, y su actual representante, Alex Tess Rutten, se encarga de transmitir a Gaceta Holandesa la continuidad de su posicionamiento: “Tanto en 2015 como hoy en día, pensamos que el sistema de deuda estudiantil es un desastre para el sistema educativo superior y su accesibilidad”. El representante estudiantil cree que los préstamos para estudiantes aumentan la brecha entre la gente rica y el resto: “se ha vuelto muy caro estudiar en Países Bajos. Ya estamos viendo como estudiantes de clases media – baja tienen que trabajar más horas fuera de la universidad, y sus resultados sufren”.
La viabilidad a largo plazo del sistema también preocupa a Tess Rutten. “Creo que el sistema de préstamos no podrá mantenerse, ya que hay una generación al completo que se ve obligada a comenzar sus vidas con una cantidad enorme de deuda”. En la experiencia del portavoz, las consecuencias de dichos préstamos influyen decisivamente en los planes de futuro de los egresados: “esta gente joven tiene menos opciones de conseguir una casa o de alcanzar una estabilidad financiera. En el futuro, necesitaremos a estos jóvenes para llevar el peso de la sociedad, pagando impuestos y pensiones para los mayores, algo que la situación actual con los préstamos dificulta”.

Una de las protestas de los estudiantes en Utrecht, en noviembre de 2018. Foto: Sabine van Gils
Cuando se recortaron las becas en 2015, el ejecutivo liderado por Mark Rutte aseguró que los fondos liberados se iban a reinvertir en educación, pero Tess Rutten parece discrepar: “nunca creímos que ese dinero fuera a volver al sistema educativo. El gobierno holandés lleva más de 30 años reduciendo el porcentaje del presupuesto que dedica a educación superior y universitaria; las inversiones extra que podría suponer el dinero recortado de las becas, se lo llevan los recortes en presupuestos”.
Desde el sector académico, existen discrepancias con los postulados mayoritarios entre los estudiantes holandeses y sus asociaciones. El profesor Coen Kaminada, docente de la Universidad de Leiden que imparte análisis tributario empírico y política social, considera que el cambio en la financiación educativa es un acierto, y cree que los problemas de los estudiantes con respecto a la deuda que contraen antes de pisar el mercado laboral no requieren una enmienda a la totalidad del sistema: “Los estudiantes podrían beneficiarse de mejores incentivos para sus toma de decisiones financieras, temas como alquilar, trabajar, tomar cursos adicionales o irse a estudiar al extranjero”. Kaminada también cree que el supuesto desvío de los recursos correspondientes a la financiación estudiantil hacia la educación superior está surtiendo efecto: “se han recibido recursos adicionales, los fondos de calidad destinados al sistema universitario suponen una inyección de 8.400 millones de euros de aquí al 2024, que servirán para mejorar. Existen 38 proyectos para alcanzar todo tipo de objetivos, y creo que esto funcionará bien, ya que hemos identificado proyectos basados en las preferencias de los estudiantes”.
En lo que respecta a las diferencias entre derechos y obligaciones para estudiantes europeos comparados con los holandeses, el portavoz del sindicato estudiantil no se corta: “el argumento que se suele usar para defender los diferentes derechos entre estudiantes holandeses y los del resto de la UE, es que tenemos que mantener el costo del sistema a raya. Eso evidencia que esta diferenciación se hace para poner trabas a los europeos en su acceso a la financiación para la educación superior en Países Bajos, y el sindicato holandés de estudiantes cree que esto es discriminatorio y va en contra de las leyes europeas”. El profesor Kaminada, experto en política social y análisis de tributos, asegura desconocer esta supuesta discriminación.
Pasaportes cancelados para garantizar el cobro
Uno de los elementos que más dudas genera el nuevo sistema de préstamos es su devolución. En julio, el Defensor del Pueblo holandés inició una investigación para conocer la forma en la que las autoridades educativas llevan a cabo la recolección de préstamos de estudiantes que no están al día en sus pagos.
La decisión del órgano ciudadano viene motivada por métodos que dicha oficina ha calificado como radicales, específicamente la retirada del pasaporte a las personas que no puedan o no sean capaces de hacer frente a su deuda, independientemente de si se encuentren viviendo o no en el extranjero. A mediados de septiembre de 2019, la estación de radio pública FunX se hacía eco del caso de una estudiante que tuvo problemas para pagar su crédito debido a la elevada cuantía del plazo mensual. Al poco tiempo recibió la visita de cobradores en su casa, tras lo que terminó solicitando un aplazamiento de la deuda. Poco después, aceptó una oferta laboral en Praga, pero a los meses de llegar a su nuevo destino recibió una negativa rotunda a su solicitud de aplazamiento, por incumplimientos de plazo. Además, también le exigieron el pago de una sola vez de 3.000 euros en concepto de atrasos, algo que no pudo afrontar y se limitó a abonar 100 al mes. A su vuelta a Holanda, se encontró con una carta en casa de sus padres que la conminaba a entregar su pasaporte. Cuando fue entrevistada por la cadena holandesa, todavía no lo había hecho y podría ser arrestada por la policía en caso de ser identificada por cualquier motivo.
Según datos recopilados por el diario NRC, el colectivo al que pertenece esta estudiante, que ha preferido permanecer bajo el anonimato, ha ido aumentando con los años. Si en 2013 se reconocía que un 5% de los estudiantes tenían retrasos en el pago de sus deudas, en la actualidad dicho porcentaje se ha incrementado hasta el 20%. Por el contrario, el porcentaje de estudiantes que ni siquiera pueden ser contactados se mantiene estable en torno al 2,5% del total, comparable a las cifras de 2015.
El Dienst Uitvoering Onderwijs (DUO), traducido como la oficina de implementación educativa, es la entidad dependiente del ministerio de Educación y Cultura que gestiona el sistema de financiación, y también los cobros posteriores. Y en la carta remitida por el Defensor del Pueblo a dicha entidad, se cuentan 28 preguntas dedicadas a interpretar los criterios y procedimientos que sigue para cobrar deudas estudiantiles. En concreto, ocho preguntas están dedicadas exclusivamente a la práctica de la retirada de pasaportes. En la que quizás sea la más significativa del lote, se narran las coincidencias entre varias quejas de demandantes, que aseguran verse obligados a acordar planes de pagos con DUO que realmente no pueden cumplir, debido a urgencias familiares o de tipo laboral que requieran el uso de su pasaporte para desplazarse. A todas luces, el cobro de estos préstamos será una tarea que requerirá recursos ingentes.
¿Cómo funciona el crédito estudiantil actual?
En la web del Gobierno para solicitar becas o créditos estudiantiles se establece lo siguiente:
- El subsidio y/o crédito sólo podrá percibirse a partir de los 18 años de edad.
- Una vez concedido este, los progenitores dejarán de percibir la ayuda por hijo correspondiente.
- La cuantía a percibir depende del tipo de estudios o formación y de la capacidad adquisitiva de los progenitores.
- El estudiante que demuestre que sus padres no pueden financiar sus estudios, puede solicitar una beca para completar sus estudios. La concesión se resuelve caso por caso.
- Para el pago de la matrícula de una carrera universitaria, el estudiante deberá solicitar un crédito:
- Desde 2017, este crédito se concede sin intereses.
- El coste de matrícula de una universidad en Holanda asciende a 2.083 euros al año. Para los centros de formación totalmente privados, el Estado concede un crédito máximo de hasta 5 veces el coste de la matrícula habitual, con un máximo de 10.415 euros al año. Este se ingresa en la cuenta bancaria del estudiante en 12 mensualidades.
- Dos años después de finalizar los estudios, se inicia el plazo de devolución de la deuda adquirida. El plazo para devolverla es de hasta 35 años. Pasado este tiempo, la deuda residual se condona y el estudiante, quien por entonces tendrá 55 años, ya no debe pagar más al Estado. Hasta 2018, este plazo de devolución era de 15 años.
hello:
Mijn naam is Yoimar Adrián Villa Mendoza, ik ben geïnteresseerd in studeren in Nederland op MBO niveau, ik heb de Cubaanse nationaliteit, hoe kun je me helpen.
Met vriendelijke groeten