Tupi qué? Seguramente los habrás visto miles de veces en el super y no sabes que son y tampoco te has animado a cocinarlos y probarlos. Los tupinambos, aardpeer en holandés, y que en la voz anglosajona se conocen como alcachofas de Jerusalén, son unos tubérculos olvidados que parece que vuelven a ponerse de moda.

Los tubérculos y verduras de raíz han formado parte de la cocina tradicional y desde antaño han deleitado nuestros paladares con sus texturas cremosas y delicadas, sobre todo en épocas invernales. Sin embargo, estos productos que crecen bajo tierra, han pasado mejores y peores épocas, y es que muchas veces desaprovechamos su potencial y los usamos únicamente como acompañantes. A veces ni eso.

Algo que me sorprendió al llegar a Holanda fue la variedad y cantidad de tubérculos y raíces en las estanterías de los supermercados, mercados y verdulerías. Pero también su protagonismo en bastantes restaurantes y no precisamente como tristes acompañantes de carnes y pescados. Desde entonces se ha abierto ante mi el extenso y variado mundo de los humildes tubérculos. Así, en mi despensa puedes encontrar alimentos con nombres tan graciosos como tupinambo, colinabo, apionabo, boniato o chirivía. Puedes prepararlos al horno, añadir en sopas y caldos, fritos, en cremas o purés. Y sí, también añadir como acompañantes o incluir en tus ensaladas templadas.

Para la receta de hoy, una crema que puedes comer semi-fría o caliente, he usado dos verduras en temporada: el tupinambo y la chirivía (pastinaak). Creo que combinan perfectamente por su sabor y textura. El tupinambo, que por su forma te recordará al jengibre pero de mayor tamaño y color más rojizo, tiene un sabor parecido a la patata pero con sutil toque a alcachofa. La chirivía aporta un punto más dulzón y suaviza el característico gusto del tupinambo. Si no te apetece añadir tanto sabor y prefieres una crema más neutra, puedes sustituir las chirivías por patatas, aunque te recomiendo que pruebes esta combinación.

Todavía hace frío así que seguramente te apetecerá tomar la crema caliente. Pero si eres de los perezosos y la primavera se te tira encima antes de prepararla, puedes consumirla a temperatura ambiente sin perder un ápice de su jugosidad y sabor.

¿Has probado algún nuevo tubérculo últimamente? ¿te ha pasado igual que a mi y has abierto la puerta de tu cocina a los tubérculos y raíces? ¿nos recomiendas alguno y nos enseñas a prepararlo?


INGREDIENTES
(para 4 comensales)
7-8 tupinambos
2 chirivías
1 puerro
Caldo de pollo o verdura casero
Aceite de oliva
Sal y pimienta
Queso parmesano rallado (adornar la crema)
Pimentón picante (adornar la crema)
Hojas de albahaca (adornar la crema)

INSTRUCCIONES 

1. Pela y lava bien los tupinambos y las chirivías.

2. Córtalos en trozos pequeños.

3. Colócalos en una bandeja de horno, salpimenta y añade un buen chorro de aceite de oliva. Hornea durante unos   quince minutos o hasta que estén dorados pero tiernos.

4. Corta el puerro fino.

5. En una olla mediana calienta un chorro de aceite, añade el puerro y una pizca de sal, y fríelo.

6. Añade entonces los tupinambos y las chirivías horneadas. Mezcla bien.

7. Añade el caldo y lleva a ebullición.

8. Retira del fuego y con una batidora tritura la mezcla.

9. Añade más caldo si es necesario, un chorro de crema de nata (opcional) y vuelve a triturar hasta conseguir la textura deseada.

10. Sirve la crema (semi-fría o recién hecha) y decórala con una pizca de pimentón picante, un poco de queso rallado y unas hojas de albahaca.

11. Acompáñala con pan o colines.

¡Qué aproveche!

Dificultad: Fácil
Tiempo de preparación: 45 min.