Cada país tiene sus reglas, sus políticas y sus tomas de decisiones a la hora de “hacer ciudad”. En Holanda no hay apenas un centímetro cuadrado que no tenga asignada una función y unas reglas a cumplimentar. El país está dividido en zonas de vivienda, de oficinas, de industria, de agricultura, de ganadería, de ocio, de agua, de naturaleza… incluso ésta última, la naturaleza, ha sido creada por y para el hombre. Nada se deja a la casualidad, y de ser así, se asimila esa casualidad dentro de nuevas normativas. Por eso, hablar de ciudad en Holanda es hablar de procesos, de visiones urbanísticas y sociales, de políticas específicas y de tomas de decisiones conscientes de sus consecuencias a largo plazo. Tan solo quedan una pocas zonas llamadas “vrijplaatsen” (lugares libres) que todavía escapan a estas normativas, pero de ellas hablaremos en otro momento.

¿Cómo se hace ciudad en Holanda? Para empezar, la mayoría de los municipios tienen una serie de políticas en las que se ha establecido su estructura espacial (dónde hay viviendas, dónde zonas verdes, dónde oficinas, cómo se conectan entre sí y qué relaciones se establecen, etc); políticas de la vivienda (a quién va dirigida la ciudad, qué porcentaje de vivienda social se quiere y cómo se distribuye, cómo es la distribución de la vivienda por barrio, etc.); políticas de infraestructuras (cómo es la conectividad dentro de la ciudad y con respecto a su entorno regional); económicas (cómo incentivar determinados sectores económicos y en qué parte de la ciudad) y sociales (escuelas, centros sociales, acceso a subvenciones para jóvenes, personas mayores, familias, discapacitados, personas con problemas económicos, etc. pero también en cuanto a las problemáticas en relación a la violencia, criminalidad, educación, etc). Todos estos aspectos, y más, son tenidos en cuenta a la hora de iniciar un proyecto de desarrollo urbano, sin importar si es por iniciativa del mismo municipio, de una empresa inmobiliaria privada o de una corporación de la vivienda. Todo esto, en un principio, no es muy diferente a cómo se hace en muchos otros países.

Hasta ahora cada municipio es libre para definir qué visiones y estructuras espaciales y sociales establece para el desarrollo de su ciudad, por ello los más pequeños no siempre tienen una estructura espacial o políticas específicas de la vivienda. Pero esto cambiará a partir de 2021 con la implementación del Omgevingswet (Ley del entorno) con la que será obligatorio tener una visión total de las políticas a seguir y cómo implementarlas a lo largo del tiempo, asegurando entre otras cosas la participación ciudadana en el desarrollo de proyectos y la posibilidad de flexibilizar la normativas que, en ocasiones, resultan asfixiantes y limitan mucho los desarrollos urbanos.

La cuestión de la necesidad de vivienda y su accesibilidad ha sido tratada ampliamente en Gaceta Holandesa, pero ¿cómo se traduce esto en la práctica, a la hora de realizar un proyecto?:

Para empezar, a nivel regional se establece qué demanda de vivienda hay y qué grupos específicos necesitan vivienda. En el caso del Randstad (Ámsterdam-Utrecht-Róterdam-La Haya) hay una gran necesidad de vivienda para la clase media y las clases más bajas o starters (primeras viviendas). Pero también hay zonas donde se padece despoblación. Allí se hacen acuerdos sobre la cantidad de viviendas que cada pueblo y ciudad puede realizar para no competir entre ellas y evitar producir viviendas que después queden vacías.

Cuando hablamos de proyectos podemos pensar desde la realización de barrios enteros (entre 200 y 1.000 viviendas) hasta la realización estratégica de pequeños proyectos (15 a 35 viviendas).

ciudad holandesa

Como ya hemos dicho, al inicio de cada proyecto hay una serie de políticas nacionales y locales que conforman la base sobre la cual todo va tomando forma. En cuestión de vivienda, esto significa que cada municipio puede establecer el porcentaje de vivienda social que se tiene que desarrollar en la ciudad y para sus diferentes barrios, pudiendo resultar en que en algunos barrios se pida un 30% de vivienda social y en otros apenas un 10%, dependiendo de la cantidad de vivienda social ya existente.

Además de esto también se establece a qué grupos debe de ir dirigida la vivienda, sin importar si es social o privada, dependiendo, por ejemplo, de su ubicación dentro de la ciudad: lo que puede significar que en proyectos cercanos a zonas de servicios (supermercados, farmacias, centros médicos, transporte público) se piensa en mayor medida en viviendas para ancianos o personas con ciertas discapacidades.

Una característica del desarrollo urbano holandés es la presencia de diferentes sectores sociales en todos sus barrios, definidos no sólo por su capacidad económica sino también por la fase de vida en la que se encuentran.

Una característica del desarrollo urbano holandés es la presencia de diferentes sectores sociales en todos sus barrios, definidos no sólo por su capacidad económica sino también por la fase de vida en la que se encuentran. Todos ellos se integran en un marco dentro del cual se exige vivienda social, viviendas dirigidas a primeros compradores de bajos ingresos, viviendas dirigidas a sectores de altos ingresos y clases medias, familias, ancianos, solos, etc. Cada sector se ve representado dentro de un porcentaje que debe estar presente dentro del proyecto.

Para ello se establecen los precios de venta que corresponden a cada tipo de vivienda: así por ejemplo, las primeras viviendas destinadas a personas con bajos ingresos no pueden superar los 200.000 euros y en el caso de la vivienda de alquiler libre se establece un máximo en la cuantía y en el número de años al que estará sujeto, que generalmente ronda los 20-25 años. Con esto se puede limitar la subida del alquiler desproporcionada de la vivienda que deja sin su acceso a muchas personas.

Actualmente en España se está debatiendo una medida parecida: una reforma que prevé que los ayuntamientos tomen como referencia índices de precios del alquiler y puedan declarar “zonas de mercado tensionado” donde la limitación esté justificada. El objetivo de estas leyes, que se hacen cada vez más necesarias a nivel global, es el de conseguir que cada quien tenga acceso a la vivienda sin importar sus ingresos ya que cada uno de ellos juega un papel primordial en el funcionamiento de la ciudad.

El reto de los próximos años, tanto en Holanda como en otros países, será el de lograr que las clases de ingresos más bajos, e incluso de ingresos medios, sigan teniendo acceso a la ciudad y no se vean desplazadas a las periferias de las ciudades o incluso de las regiones. Desde Gaceta Holandesa iremos siguiendo su desarrollo.