Holanda se está preparando para un futuro lleno de cambios climáticos que pueden tener consecuencias tan opuestas como períodos de mucho calor con sequías seguidos de períodos de fuertes lluvias e inundaciones. Adaptarse a estos cambios es un proceso a través del cual la sociedad holandesa pretende minimizar su impacto y, al mismo tiempo, aprovechar las posibilidades que se presentan. Porque ¿a qué desafíos se enfrenta el país en los próximos años? En este artículo les pasamos revista.
Básicamente son seis las problemáticas a las que se enfrenta y que pueden empeorar año tras año.
- Largos períodos de calor
Actualmente ya estamos viviendo períodos de calor en los que temperaturas de alrededor de 30 grados centígrados se mantienen durante varios días seguidos. Si tenemos en cuenta que la diferencia de temperatura entre la ciudad y el campo suele ser de unos 7 grados –siempre más calido en la ciudad debido a las grandes superficies construidas como el asfalto y las fachadas de ladrillo– nos encontramos con unos veranos realmente calurosos para la media holandesa. Además, las casas y los edificios no están adaptados para el calor, por lo que este se siente mucho más y puede afectar gravemente a personas mayores, niños y enfermos.
- Largos períodos de sequía
Estos periodos de calor acarrean largos períodos de sequía. En un país con un alto nivel freático (nivel subterráneo del agua), los períodos de sequía provocan un descenso del mismo, haciendo que la calidad del agua y de la tierra de cultivo empeore. El agua salada es el origen del agua en nuestro planeta. La evaporación y las precipitaciones se encargan de que se genere la llamada agua dulce. En Holanda, los sustratos del suelo contienen mucha sal y agua salobre. Sobre esta capa de agua salada se encuentra el agua dulce que se ha ido acumulando a lo largo de los siglos gracias a los ríos, las lluvias, la nieve, etc. Debido a los períodos de sequías esta capa de agua dulce está disminuyendo, generando la salinización del agua y del suelo, lo que hace que muchas plantas mueran por la acumulación de sal. Se calcula que en los próximos 10 años habrá problemas de salinización en unas 125.000 hectáreas de lo que ahora es tierra de cultivo.
- Mayores precipitaciones
Últimamente cada vez llueve más fuerte en poco tiempo, como también sucede en España, lo que hace que los sistemas de alcantarillado se colapsen inundando calles y sótanos en las ciudades. El aumento de la construcción y la densidad de las ciudades hace que el agua no se pueda absorber lentamente debido al asfalto y a los jardines embaldosados de las viviendas. Lo que agrava aún más el problema.
- Descenso del nivel del terreno
La mayor parte de Holanda se encuentra en terreno ganado al mar que se ha ido recuperando al extraer el agua por medio de molinos, antiguamente, y bombas de agua en la actualidad. Debido a ello, el suelo se va compactando poco a poco, por lo que cada vez se hunde más. Si a esto le sumamos mayores períodos de sequía y evaporación del agua del subsuelo nos encontramos con que las calles, las carreteras y los jardines se van hundiendo rápidamente, con grandes consecuencias para las infraestructuras, las cañerías, que se quiebran generando a su vez inundaciones, cambios de nivel entre la calle, los jardines y las puertas de entrada de las viviendas, entre otros. Cada 10 años el nivel del terreno se hunde entre 1 y 4 centímetros, tal y como hemos explicado en un reportaje en Gaceta Holandesa recientemente.
- Aumento del nivel del agua
Si en verano el nivel del agua desciende debido a la sequía, en invierno sube más de lo que era normal hasta ahora debido a las grandes precipitaciones. Esto hace que los sótanos presenten humedades e incluso problemas de entrada de agua y que los jardines privados y públicos se encuentren bajo el agua o embarrados.
- Subida del nivel del mar
Y no solo del nivel del mar, también del nivel de los ríos, por lo que el riesgo de inundaciones cada vez es mayor, concretamente entre el 51% y el 54% del terreno podría llegar a inundarse si no se hace nada, según un reportaje de la web neerlandesa Sargasso.

Porcentaje de terreno que corre el riesgo de acabar bajo el agua si no se toman las medidas necesarias. Fuente: Sargasso
Soluciones en marcha
Debido a esto se han puesto en marcha diferentes programas y estrategias a nivel nacional, regional y de municipio al mismo tiempo que diferentes organizaciones están divulgando su conocimiento a través de publicaciones, debates, etc. Por la alta densidad urbanizada del país, muchas de las propuestas se encuentran a nivel urbano y de infraestructuras.
Desde hace décadas, existen medidas que poco a poco van tomando forma, sobre todo en las construcciones urbanas, como es la de edificar viviendas que puedan elevarse según el nivel del agua, o la construcción de plazas urbanas que cuando llueva intensamente, puedan usarse para recoger el agua, a modo de depósito, como ocurre con la plaza Benthemplein en Róterdam, diseñada por De Urbanisten. Pero también hablamos de medidas de ingeniería que no se conocen tanto entre el público en general pero que ya se aplican desde hace mucho, como es el uso de espuma de poliestireno bajo el asfalto para hacer la construcción de las infraestructuras más livianas y retrasar el hundimiento de las mismas. En algunos casos hablamos de hasta cinco metros de bloques de poliestireno.

Viviendas que se adaptan a la inundación del terreno, un proyecto edificado en Moordrecht, cerca de Gouda. Fuente: Sargasso
Sin embargo la adaptación climática, a pesar de ser necesaria y dar importantes resultados, no es gratis y conlleva una serie de grandes inversiones públicas y particulares. Desde NAS (Estrategia Nacional de Adaptación) advierten de que “esto nos atañe a todos, pero también ofrece posibilidades. Trabajando juntos en la adaptación climática hacemos que Holanda sea más segura, bonita e inteligente”.
Es por eso que desde 2018 se inició el diálogo de adaptación climática llamado “Entorno Construido” con el objetivo de aumentar la conciencia sobre las consecuencias del cambio climático en el entorno urbano. Paralelamente se ha iniciado una inventarización de posibilidades, medidas y problemáticas o ambigüedades dentro de las leyes existentes.
Desde entonces se están acoplando las medidas de adaptación climática a las de transición energética y a la construcción circular (reutilización de materias primas en la construcción).
Los próximos años se espera que los municipios tomen el liderazgo informando acerca de las medidas gubernamentales que llevarán a cabo y de aquellas que los ciudadanos, entre todos, deberemos acometer para afrontar esta nueva realidad.