Hace dos años, Carolina Mayda cambió Brasil por Ámsterdam, tras conocer al holandés que se convertiría en su marido en una de las playas de Río de Janeiro. Esta traductora e intérprete de origen argentino cuenta con más de una década de experiencia en la que ella considera una de las profesiones más gratificantes que existen, ya que le permite ser creativa al mismo tiempo que le exige altas dosis de concentración y un buen entrenamiento mental. Entre sus especialidades se encuentra la traducción jurada de documentos oficiales del español al inglés y viceversa así como la interpretación en todas sus modalidades. Reconoce que disfruta mucho traduciendo textos literarios, aceptando el desafío de transmitir el alma de un libro, algo que ella vive como un arte.
Cuéntenos su trayectoria profesional antes de venir a Holanda.
Estudié traducción e interpretación en Argentina, especializándome en el idioma inglés. Hace unos diez años, por casualidad, un amigo me llamó para pedirme que trabajara en un evento con unos señores norteamericanos. En realidad lo que necesitaban era un intérprete. Así fue como empecé a hacer interpretación consecutiva, que consiste en que el ponente habla durante unos momentos, se detiene, el intérprete traduce lo que acaba de decir y así sucesivamente. Me enamoré de esa actividad y empecé a especializarme a través de distintos cursos, en Argentina y posteriormente en Brasil. Ahora me dedico tanto a la interpretación consecutiva como a la simultánea, la cual realizamos en una cabina aislada al mismo tiempo que el ponente habla. Esta es la que más me apasiona porque es la que me hace sentir más mariposas en el estómago, la más desafiante.=
La mayor parte de su experiencia profesional se ha centrado en la interpretación, también en portugués, ¿no es así?
En cuanto al portugués, traduzco desde esta lengua hacia el español y el inglés y además, el Estado holandés me ha legitimado para ejercer como intérprete en las combinaciones español-portugués.
¿Cómo logra un traductor transmitir los rasgos culturales de un idioma a otro, si en muchas ocasiones no se rigen por los mismos códigos?
Es un gran reto, yo lo veo como un intento de leer el alma de un texto, como si se tratara de una persona a la que le tengo que cambiar la ropa que lleva puesta pero preservando su identidad, sin que ella cambie. Un traductor profesional hará lo posible por buscar equivalentes que transmitan lo mismo en los dos idiomas, algo que conlleva mucho tiempo e investigación de ambas culturas. Incluso en algunos casos requiere haberlas vivido personalmente. Si se hace bien, el lector debería poder leer y entender el texto exactamente igual que en su lengua original.
Y en cuanto a las distintas modalidades de interpretaciones, ¿cuál le parece más difícil?
Yo diría que la interpretación consecutiva, porque se está mucho más expuesto, frente al público y junto al orador, escuchando atentamente, tomando notas y memorizando el contenido para luego darle forma en otro idioma. Requiere mucha concentración y calma. En cuanto a la simultánea, si bien es cierto que interpretar segundos después tiene su dificultad, lo hacemos en una cabina, lo que nos permite colocar ayudas visuales y tener el ordenador abierto para ir acompañando la presentación o buscar una palabra. Además, siempre trabajamos junto a un colega, y nos ayudamos mutuamente. En la simultánea lo habitual es que los intérpretes se turnen cada veinte o treinta minutos, mientras que en la consecutiva no es así.

Foto: Carolina Mayda
Supongo que los intérpretes se deben encontrar a menudo con oradores complicados…
Sí claro, por ejemplo los investigadores: en ocasiones utilizan siglas que no comprendemos o no están acostumbrados a hablar en público porque su trabajo es más de laboratorio. Y entonces debemos recurrir a las técnicas de interpretación que hemos aprendido como la de analizar las ideas clave y transmitirlas aunque no sea literalmente. Otras veces nos enfrentamos a personas que tienen dificultades de dicción. En mi caso, yo tuve que realizar una interpretación simultánea a un orador que se puso muy nervioso, empezó a tartamudear y era muy complicado entenderle. Al cabo de unos minutos, desde la cabina vimos como todos los asistentes se ponían los cascos para escuchar nuestra interpretación…
¿Puede contarnos alguna experiencia de su trabajo de la que guarde especial recuerdo?
Sí, me acuerdo mucho de una vez que, cuando trabajaba en Brasil, me llamaron para ejercer de intérprete para unos científicos. Con ellos viajé al norte del país, a una zona paradisíaca que se llama Itacaré, y nos adentramos en canoa por este área intacta a buscar unos cangrejos que ellos investigaban. Fue una experiencia inolvidable. Como también lo fue la primera vez que tuve que hacer interpretación simultánea. Los nervios pudieron conmigo y le dije a mi compañera que no era capaz, pero ella me empujó a hacerlo y me lancé: fue como dar un salto al vacío, y todo salió bien. Estaba bien preparada, iba con paracaídas, y lo disfruté muchísimo. Ahora los nervios siguen ahí pero la experiencia da confianza y realmente me encanta lo que hago. La interpretación es para mí como un arte, el de darle vida a las palabras.
¿Traduce al inglés y al portugués indistintamente?
No, son lo que llamamos idiomas B y C. El A es el materno, en mi caso el español; el B es aqu que el traductor maneja casi a la perfección pero al no ser el materno siempre hay algunos pequeños detalles o acentos que no son tan correctos como el original y el C es aqu que el traductor entiende muy bien pero no tiene el nivel de producción de los otros dos. Para saber si estoy preparada para hacer una traducción me baso en mi experiencia y en mi sentido común. Por ejemplo, nunca traduciré temas que desconozco si no los puedo preparar bien. A pesar de ser experta en traducción médica, jurídica o literaria, y saber que puedo hacerlo en ambas lenguas, tengo claro mis limitaciones lingüisticas, incluso en mi propio idioma. Al final es una cuestión de conocerse, de saber la experiencia que se tiene en cada ámbito y del tiempo del que se dispone para prepararse exhaustivamente. Si no cuento con estas herramientas, no acepto una traducción o interpretación. Por último, considero que es más difícil traducir del español al portugués que al inglés por su cercanía idiomática. Es más fácil relajarse y mezclar palabras que difieren en una sola letra, como «falar» y «hablar», o despistarse con la estructura gramatical porque se parece mucho. Son además dos idiomas más extensos que el inglés, que siempre juega con la ventaja de ser más resumido, de necesitar menos palabras para decir lo mismo.
Lleva dos años en Holanda, ¿qué especialidad está ejerciendo aquí?
Me estoy dedicando más a la traducción jurada o certificada de documentos oficiales, ya sea de organismos internacionales como de particulares, y que haya que traducir del español al inglés y viceversa. Es un tipo de traducción que me interesa y estoy matriculada para ejercerlo en los Países Bajos. En cuanto a la interpretación, sigo abierta a todas las opciones que se presenten y estoy certificada para hacerlo tanto al inglés como al portugués.
Cuando se trata de la traducción de textos no oficiales, las webs de traducción automática como deepl.com hacen un buen trabajo. ¿Lo ve como una amenaza?
Es cierto que en los últimos años estos programas de traducción han proliferado mucho, pero no los vivo como una amenaza porque la traducción requiere un conocimiento más profundo no solo del idioma y sus matices, sino también de su cultura y esto es algo que un traductor humano hace mejor que una máquina. No estoy en contra de ellos, creo que pueden cubrir un nicho útil de traducción de textos breves y sencillos, y es probable que en un futuro suplanten a algunos de nosotros, pero todavía no.
¿Qué lecciones ha aprendido usted de la interpretación y que es lo que más le gusta de su profesión?
Me encanta sentirme útil: que dos personas que de otra manera nunca podrían comunicarse, lo logren, y que eso ocurra sin que se den cuenta de que estoy ahí. Ser imprescindible siendo invisible. Muchos de nosotros no nos entendemos incluso hablando el mismo idioma. Ayudar a superar este obstáculo me llena mucho, porque siento que aporto mi grano de arena a la difícil tarea de lograr que dos culturas alcancen un acuerdo, algo que, en definitiva, contribuye a que haya más paz.
Por otro lado, mi trabajo me ha enseñado a saber leer entre líneas y a expresarme claramente. Trasladar un pensamiento, de manera transparente, a otra lengua, no es tarea fácil. Requiere casi las habilidades de un escritor. Muchos tenemos la ventaja de hablar dos idiomas pero mi trabajo me ha mostrado lo complicado que es hacerlo con excelencia. Todos los días escuchamos malentendidos porque algo se tradujo mal a otro idioma, porque no se utilizó la puntuación correcta o el adjetivo no se ajustaba al original. Hoy en día, me parece fundamental ser fiel al original y preciso en la traducción. Es como tocar un instrumento sin desafinar, para que la música suene bien en todas sus versiones.
Carolina Mayda realiza traducciones e interpretaciones en español, inglés y portugués y es traductora jurada con certificación en Holanda. Para obtener más información puedes consultar su página web, llamarle al +31683839121 o enviarle un correo electrónico a info@carolinamayda.com